Inmigrante, ?ser o estar?
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Cc Pixabay
Se ha convertido en pan de cada d¨ªa el hablar, escuchar y ver noticias que hablan constantemente sobre los inmigrantes, los problemas que tienen o los que provocan. Pero, nunca ni casi nadie nos hemos parado a pensar en qu¨¦ es ser un inmigrante para una persona, en ponerse realmente en su piel.
A ning¨²n ser humano le gusta que le etiqueten, especialmente si las etiquetas son infravaloradas o negativas.
Moussa, un joven senegal¨¦s que ha recorrido m¨¢s de 4.000 km (y los peligros que conlleva) durante un mes para llegar a Valencia, y Sophia, una mujer b¨²lgara que ha recorrido media Europa en autob¨²s (y los miedos e incertidumbres que conlleva) para llegar a Valencia; no tienen una idea de la condici¨®n de inmigrante o extranjero, no se consideran ni se sienten inmigrantes. Moussa solo diferencia las personas que le echan una mano de las que ni le miran al hablarles. Sophia por su parte, solo diferencia las personas por el idioma que comparte con ellos. Cuando les preguntas qui¨¦nes son, te contestan con sus nombres. Si sigues insistiendo en su identificaci¨®n, te dir¨¢n ser amigos y conocidos de gente del barrio o de la ciudad donde viven.
?Qu¨¦ quiero decir con esto? Que cuando hablamos de n¨²meros y palabras nos estamos refiriendo a personas, a realidades, a obst¨¢culos superados, a condiciones por cumplir, a situaciones violentas y sus traumas, a duelos por superar, a problemas familiares y personales, a miedos y pesadillas, a nostalgia y soledad,¡a un mundo que desconocemos totalmente.
Moussa tiene m¨¢s miedo que su vecino Pedro, un anciano de 68 a?os que observa fijamente los movimientos del joven por su balc¨®n. Pedro piensa que Moussa no se da cuenta de que est¨¢ siendo observado. Lo que pensamos es una idea limitada, y muchas veces equivocada, de la vida real.
Sophia tiene mucho miedo de Juanito, el encargado de un almac¨¦n de naranjas en las afueras de X¨¢tiva, mientras le pide trabajo. Juanito piensa que Sophia no se da cuenta de que le est¨¢ mirando sus pechos mientras le suelta ¡°no rumanos aqu¨ª¡±. Pero Juanito tambi¨¦n se equivoca, tanto de lo que sabe Sophia como de su nacionalidad.
Nadie es inmigrante; todos somos personas que nos movemos. Nos movemos para trabajar, para estudiar, para liberarnos, para ser alguien, para no ser nadie, para viajar. Algunos viajamos por placer, otros por circunstancias forzosas: viajamos para vivir. Vivir es un derecho incuestionable, moverse tambi¨¦n deber¨ªa serlo.
La condici¨®n de inmigrante o extranjero es una diferencia creada. Todos somos diferentes, lo somos por gen¨¦tica. ?Qu¨¦ necesidad tenemos de crear diferencias? ?Por qu¨¦ insistimos en hacer el mundo m¨¢s complejo de lo que es?
Es cierto que cada uno viene de su padre y de su madre, y que cada uno nace en un trozo del globo; pero esas situaciones, realidades y experiencias; esas diferencias deben de ser la semilla para empujarnos hacia el progreso no hacia el abismo.
Moussa y Sophia son soloun par de historias de las millones de personas que se han movido, viajado o cruzado fronteras. Personas que luchan por vivir. Centr¨¢ndonos en las diferencias separamos, y separando aislamos, y aislando marginamos, y marginando no progresamos ni dejamos a los dem¨¢s progresar. Moussa y Sophia luchan por sus vidas y por conseguir sus sue?os. Ellos dos y todas las personas que luchan tienen que ser un ejemplo a seguir para los dem¨¢s. No detengamos sus luchas, no destruyamos sus sue?os. ?Contagi¨¦monos de su ilusi¨®n! Todos, juntos, persiguiendo nuestros sue?os.
Hemos aprendido a volar como los p¨¢jaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos.
Martin Luther King.Activista y uno de los principales l¨ªderes del movimiento para la defensa de los derechos humanos.
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