El final de una colaboraci¨®n
La repentina supresi¨®n de las columnas de Miguel ?ngel Aguilar ha provocado quejas de lectores y revuelo en Internet
El mi¨¦rcoles por la ma?ana recib¨ª de un lector, Pedro Bra?as, un correo con un enlace a un medio digital donde se informaba de que EL PA?S hab¨ªa suprimido las columnas de Miguel ?ngel Aguilar. De ser cierta la noticia, dec¨ªa el lector, ¡°ruego comunique mi m¨¢s en¨¦rgica protesta a la direcci¨®n de ese diario¡±. No era el ¨²nico mensaje, m¨¢s o menos condenatorio, que llegaba a mi buz¨®n, en referencia a un tema que hab¨ªa revolucionado ya Internet.
La noticia proced¨ªa del diario digital infoLibre, y citaba ¡°fuentes del entorno¡± del periodista, que dec¨ªan: ¡°Le llam¨® Jos¨¦ Manuel Calvo, el jefe de Opini¨®n, y le dijo que para liberarle de la presi¨®n que denunciaba en el art¨ªculo del New York Times quedaba suspendida su columna¡±.
La informaci¨®n relacionaba la marcha del columnista con unas declaraciones suyas contenidas en un art¨ªculo publicado el 6 de noviembre por The New York Times bajo el t¨ªtulo Los medios espa?oles se encuentran ahogados entre el Gobierno y la deuda. Aguilar dec¨ªa: ¡°Trabajar en EL PA?S era el sue?o de muchos periodistas espa?oles. Pero ahora, hay gente tan molesta que se est¨¢ yendo, a veces, incluso con la sensaci¨®n de que se ha llegado a niveles de censura¡±.
El fichaje o la marcha de colaboradores no es tema que me competa, pero Aguilar era una firma familiar y admirada por muchos lectores, algunos de los cuales se han dirigido a m¨ª para pedirme datos y comunicarme su disgusto o su decepci¨®n.
Por ese motivo he contactado con Aguilar, quien, en un mensaje como respuesta a un correo m¨ªo, me advert¨ªa: ¡°De ninguna manera querr¨ªa incorporarme a lo que Rafael S¨¢nchez Ferlosio llama el victimato¡±. ¡°Ni tampoco¡±, a?ad¨ªa, ¡°reescribir en t¨¦rminos hostiles mi historia de 25 a?os en EL PA?S ¡ªde 1980 a 1984 en la Redacci¨®n y desde 1994 como columnista semanal¡ª, llena de satisfacciones personales y profesionales¡±. En conversaci¨®n telef¨®nica, m¨¢s tarde, neg¨® que sus declaraciones fueran una provocaci¨®n y confirm¨® que lo publicado por infoLibre sobre su conversaci¨®n con el jefe de Opini¨®n de EL PA?S se ajusta a la verdad.
Aguilar edita un peri¨®dico que es "competencia" directa de EL PA?S, subraya Ca?o
Prescindir de Aguilar fue decisi¨®n del director, Antonio Ca?o, que explica sus razones en el siguiente mensaje: ¡°Miguel ?ngel Aguilar es el fundador y m¨¢ximo responsable del peri¨®dico semanal Ahora, dedicado, como se describe en su cabecera, a la informaci¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica y cultural, y por tanto un competidor directo de EL PA?S. En las semanas previas a la aparici¨®n de ese peri¨®dico, se le comunic¨® a Aguilar que su participaci¨®n en ese proyecto era incompatible con la continuaci¨®n de sus colaboraciones en EL PA?S, puesto que ambos medios eran competencia. Posteriormente, el propio Aguilar confirm¨® esa rivalidad en una comunicaci¨®n interna a los socios de Ahora en la que les manifestaba que su peri¨®dico ven¨ªa a llenar un hueco existente en Espa?a, donde, seg¨²n sus palabras textuales, no hab¨ªa en este momento ning¨²n peri¨®dico ¡®que se pudiera llevar con orgullo bajo el brazo¡¯. Aunque, por consideraci¨®n a la buena relaci¨®n con Aguilar, se le siguieron publicando art¨ªculos a la espera de que ¨¦l mismo encontrase el momento apropiado para cumplir con nuestra petici¨®n de suspender la colaboraci¨®n, nos vimos obligados a hacerlo finalmente tras leer sus comentarios en un art¨ªculo de The New York Times que resultaban altamente injuriosos para este peri¨®dico, tan injuriosos y falsos que, desde luego, hubieran sido raz¨®n suficiente como para que dejara de colaborar¡±.
¡°Nunca he puesto en cuesti¨®n el trabajo de Aguilar, ni tengo nada que objetar a sus ambiciones profesionales. Este peri¨®dico recogi¨®, tanto en su edici¨®n impresa como digital, la salida de Ahora al mercado, y yo mismo salud¨¦ la aparici¨®n del nuevo peri¨®dico en mi cuenta de Twitter. A d¨ªa de hoy, sigo dese¨¢ndole lo mejor a ese proyecto. Aunque, tal y como establece el Estatuto de la Redacci¨®n de EL PA?S, el director tiene derecho de veto sobre todos los contenidos del peri¨®dico, jam¨¢s permit¨ª o solicit¨¦ que se tocase una sola coma de los art¨ªculos de Aguilar, estuviera o no de acuerdo con su contenido. Este peri¨®dico ha mantenido una larga y satisfactoria relaci¨®n de colaboraci¨®n con Aguilar que solo ha tenido que ser interrumpida porque Miguel ?ngel Aguilar ha creado su propio peri¨®dico, que, l¨®gicamente, es el espacio m¨¢s adecuado para que publique sus art¨ªculos. Que ese final haya resultado abrupto y haya sido motivo de la preocupaci¨®n de algunos lectores se debe ¨²nicamente a la decisi¨®n de Aguilar de opinar sobre este peri¨®dico de forma injusta, como ¨¦l sabe perfectamente¡±.
¡°Los espacios de opini¨®n de EL PA?S no son propiedad de nadie, tampoco de los colaboradores que los ocupan durante un determinado periodo de tiempo. Sustituir a un columnista por otro no es un acto de censura, sino la l¨®gica evoluci¨®n de un producto informativo que trata de ir acompasado con los tiempos. Entiendo que algunos lamenten que Aguilar haya dejado de colaborar en EL PA?S, pero estoy seguro de que su espacio ser¨¢ bien ocupado por otro periodista a la espera de una oportunidad¡±.
Lo que no s¨¦ es el tiempo que se hubiera mantenido la columna de Aguilar de no haber existido esas declaraciones a The New York Times.
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