Escuelas sin libretas ni sillas
Uno de los retos de Sud¨¢n del Sur es escolarizar a todos sus ni?os. El porcentaje de matriculados en Primaria es de un 42% y s¨®lo un 10% logra acabar el ciclo completo. El derecho a la educaci¨®n es un sue?o
Los ni?os que llegan enfermos al campo de refugiados de Bor y que consiguen curarse pueden ir a la escuela.? Pero esta es una tarea nada sencilla para ellos: quienes han padecido desnutrici¨®n pueden sufrir importantes secuelas en su desarrollo f¨ªsico e intelectual. Seg¨²n lo severa que haya sido y el tiempo que haya durado, los da?os posteriores ser¨¢n peores, algo que supone no solo un da?o a su persona, sino a todo un pa¨ªs. Unicef estima que, debido a la desnutrici¨®n infantil, ?frica pierde unos 23.000 millones de euros al a?o por la bajada de la productividad y los gastos en atenci¨®n m¨¦dica.
Llegar a la escuela de Panapet no es una empresa f¨¢cil. Despu¨¦s de un camino de tierra que bordea al aeropuerto de Bor y las instalaciones de seguridad de la ONU comienza otra v¨ªa rural por la que deambulan algunos pastores con sus vacas. Poco a poco se adentra en la espesura del bosque, donde merodean patrullas de militares e incluso se aprecian decenas de peque?os campamentos del ej¨¦rcito de Sud¨¢n del Sur repletos de cobertizos de barro y rodeados de trincheras y nidos de ametralladoras.
Hoy toca repasar la tabla de multiplicar del cinco. Los estudiantes la recitan cantando. Algunas libretas pueblan las mesas cedidas por Save the Children y la cooperaci¨®n brit¨¢nica, pero no todos los estudiantes tienen cuadernos. Ni sillas de madera. Los que llegan tarde tienen su asiento reservado en algunas viejas latas de leche en polvo recicladas. No solo ellas atestiguan la precariedad de los centros educativos. Dos d¨¦cadas de guerra y la dejadez de los sucesivos gobiernos han convertido al agua potable en un recurso escaso y fuente de conflictos entre las comunidades. Hoy, su acceso limitado y la falta de higiene que esto conlleva est¨¢ relacionado con el deterioro de la salud de los ni?os: un tercio de los menores de cinco a?os sufre enfermedades diarreicas o de transmisi¨®n h¨ªdrica, una cifra que desde los centros educativos es dif¨ªcil de reducir si se tiene en cuenta que s¨®lo el 45% de las 3.349 escuelas primarias b¨¢sicas tiene acceso a agua potable y s¨®lo el 17% dispone de letrinas adecuadas.
Comod¨ªn del experto
Duku Francis Danson es el especialista en educaci¨®n y adolescentes de Unicef en Bor y tiene una respuesta contundente para la mayor¨ªa de los problemas que sufre el pa¨ªs:
"Cuando se apaguen las armas, cuando se silencie cada metralleta, cuando todos podamos salir a la calle como hermanos que somos, el pa¨ªs comenzar¨¢ a caminar hacia la independencia que conseguimos en 2011".
?C¨®mo ve la situaci¨®n actual en materia de educaci¨®n?
"Ha mejorado algo desde los ¨²ltimos meses: m¨¢s de 200.000 ni?os han empezado a ir a la escuela durante el conflicto; se han formado a casi 6.000 personas, entre profesores y asociaciones de soporte en caso de emergencia; se han rehabilitado unas 400 clases¡ Pero desde el Estado las respuestas a las necesidades de los ni?os en las zonas m¨¢s afectadas son limitadas, as¨ª que los organismos internacionales y oeneg¨¦s tienen que seguir apoyando para esta labor".
Dentro del colegio, Ishira muestra la tapa de su libreta de cuadr¨ªcula. En ella, el mapa de Sud¨¢n del Sur reluce bajo algunos c¨ªrculos conc¨¦ntricos que alguien ha pintado para probar un bol¨ªgrafo que no funcionaba bien. En esta escuela, el ratio de alumnos por clase oscila entre los 45 y los 60. Los indicadores educativos en Sud¨¢n del Sur son muy bajos; por ejemplo, la tasa nacional de analfabetismo es de un 27% y el porcentaje de matriculados en Educaci¨®n Primaria es de un 42%, de los que s¨®lo un 10% logra acabar el ciclo completo de estudios. Los chicos son mayor¨ªa (un 65%), y las chicas contin¨²an en un ratio inferior del 35%, todo seg¨²n las estad¨ªsticas que ofrece Unicef.
El 8 de septiembre el Ministerio de Educaci¨®n, Ciencia y Tecnolog¨ªa (MoEST), con el soporte de Unicef y otras organizaciones, lanzaba el primer curr¨ªculo acad¨¦mico de Sud¨¢n del Sur. Este nuevo paso y fundamental incluye, adem¨¢s de las matem¨¢ticas, historia, geograf¨ªa o ingl¨¦s, materias como educaci¨®n para la paz, g¨¦nero, derechos humanos, conciencia sobre el medio ambiente, cooperaci¨®n, tolerancia, identidad o sobre la apreciaci¨®n de la diversidad cultural.
El mantra que repiten los profesores es el mismo: ¡°No tenemos recursos, ni materiales, ni dinero¡±. En este caso, habla Jacob Mayak Nyok, director de la escuela de Panapet. El sistema educativo en el pa¨ªs ha sido minado por una bater¨ªa de carencias como la falta de profesores cualificados (s¨®lo tienen la titulaci¨®n un 40%), salarios reducidos e irregulares y falta de clases o suministros educativos inadecuados como pizarras, tizas, mesas, sillas o libros de texto.
Ammel, Godor¨¦ y Duku son tres chicos que hoy viven en Bor gracias a que escaparon de ser ni?os soldado el a?o pasado nadando a trav¨¦s del Nilo. Un pescador los rescat¨® y los aliment¨® durante una semana. Explican, en ingl¨¦s, que se encontraban deshidratados y desnutridos, pero ahora est¨¢n en 5? de Primaria y tienen sus metas claras: ingeniero, ministro de Agricultura y jefe de estudios de la escuela de su pueblo. El ejemplo de este tr¨ªo es habitual entre los de su edad, aunque no siempre la historia tiene un final feliz. Las cifras de Unicef advierten de que alrededor de 400.000 ni?os y ni?as se han visto forzados a abandonar la escuela por el conflicto, y que al menos 30 colegios est¨¢n siendo utilizados con prop¨®sitos militares.
Los adultos tambi¨¦n van a la escuela
Los ojos de Mawich Chatiem est¨¢n cansados. No ha probado bocado en todo el d¨ªa y son las cinco y cuarto de la tarde. ?l es el profesor responsable de la educaci¨®n de adultos en el campo de Protecci¨®n de Civiles (POC) de Bor. La formaci¨®n de los mayores est¨¢ englobada en el programa Accelerated Learning Programme (ALP) o Programa de Aprendizaje Acelerado. En pa¨ªses afectados por conflictos, como Sud¨¢n del Sur, son muchos los retos para lograr una ense?anza de calidad. La reconstrucci¨®n de la educaci¨®n a menudo se centra en la Primaria olvidando a los que se quedaron por el camino. Los que han perdido sus a?os de formaci¨®n b¨¢sica tienen necesidades particulares no cubiertas por los sistemas educativos est¨¢ndar como, por ejemplo, horarios flexibles que permitan al alumno desarrollar otras actividades durante el d¨ªa para ganarse la vida.
?En qu¨¦ consiste tu trabajo?, le pregutnamos. ¡°Tratamos de alfabetizar a los adultos que, por diversos motivos, no han tenido acceso a la educaci¨®n. Pero tenemos muchos problemas: no hay libros de textos, ni suficientes profesores, ni recibimos un salario. Llevamos aqu¨ª desde 2013 sin alternativa. Pero, al menos, ayudamos con la educaci¨®n¡±.
?C¨®mo es ense?ar a adultos en un PoC? ¡°Es un regalo del cielo. El agradecimiento que nos muestran es infinito. Tratamos de ense?arles cada tarde de forma concentrada, es decir, los ni?os tienen su educaci¨®n dividida en ocho niveles. Con los adultos tenemos cuatro niveles y cada uno aglutina el equivalente a dos cursos. A pesar de nuestras carencias insistimos en los conocimientos relacionados con la historia, la agricultura o las ciencias sociales para que cuando salgamos de este campo ellos puedan desarrollar sus propias iniciativas de acuerdo con sus inquietudes, como la creaci¨®n de empresas, el sector sanitario o incluso la educaci¨®n¡±.
Comod¨ªn de la experta
La profesora Yar Madol Machar tiene 26 a?os y casi se ha estrenado este a?o en la escuela de Panapet: "Antes de venir aqu¨ª ya ense?aba a toda mi familia a leer, escribir, multiplicar y un poco de ingl¨¦s". Madol es la ¨²nica mujer profesora en esta zona y, a pesar de su juventud, demuestra veteran¨ªa a la hora de cuidar a sus 53 estudiantes de siete a?os.
?C¨®mo se convirti¨® en profesora?
"La guerra que vivimos en Sud¨¢n entre 1983 y 2005 llev¨® a mi familia a refugiarse en el norte de Uganda. All¨ª pude estudiar gracias a una iglesia que desarrollaba un programa de educaci¨®n, y me di cuenta de la importancia que tienen los profesores. '?Quiero ense?ar!' grit¨¦ a mis padres una tarde al volver de las clases. Me form¨¦ en Uganda y ahora estoy aqu¨ª, en mi pa¨ªs, con las energ¨ªas y ganas necesarias para ayudar a la generaci¨®n futura".
?Cu¨¢l es su motivaci¨®n cuando viene cada d¨ªa a ense?ar?
"Es fundamental animar a todas las ni?as de mi clase para que, si llegado el d¨ªa tienen que abandonar la escuela, sepan que ellas siempre tienen la capacidad de elegir su futuro aunque no les sea f¨¢cil".
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