Terroristas

Se levantan ya con la escopeta cargada. Empalmad¨ªsimos por haberse acostado con ellos mismos. Se duchan con el agua a la temperatura justa para bajarse los humos, pero solo lo imprescindible para poder embut¨ªrselos en la taleguilla. Se afeitan los ca?ones que les brotan erectos como tallos de narcisos porque, para machos, y narcisistas, ellos. Se calzan los pantalones que presumen de llevar en casa. Se colocan el paquete en la primera de las muchas veces que se lo reacomodar¨¢n al cabo del d¨ªa, y salen afuera creyendo que huelen a lo que suponen que convierte a las mujeres en hembras en celo. Est¨¢n ah¨ª, y no los vemos.

Saludan al portero, requiebran a las se?oras, ayudan a los ancianos, acarician a los ni?os, organizan la cena de Navidad de la empresa y son los primeros en pedir, y pagar, otra de ca?as, Manolo. El alma del bloque, de la urba, del curro, son muchos de ellos. T¨ªos con lo que hay que tener. L¨ªderes natos. La alegr¨ªa de sus huertas, en fin, y no las siesas de sus mujeres, siempre con la cara de palo, los ojos hundidos, caminando un cuartito de paso por detr¨¢s de su amo, las muy mal folladas. Las tenemos delante, y no las miramos.

Lo que no sabe nadie, y si lo sabemos nos lo callamos, es que algunos de esos machotes son terroristas, y no siempre suicidas. Terror es que quien m¨¢s quieres te hiera en lo m¨¢s hondo. Terror es saber que en casa hay una bomba en el aire y que explotar¨¢ y que habr¨¢ v¨ªctimas. Terror es que te digan que no sirves para nada, que est¨¢s loca, que das pena, que t¨² sabr¨¢s lo que has hecho para estar tan contenta, o tan triste, o tan callada, o tan habladora. Tan viva, en definitiva. Son los terroristas machistas. Los que maltratan y matan a sus mujeres o a quienes lo fueron por la infinita soberbia de creerse sus due?os y la pena que se dan a s¨ª mismos. Andan sueltos. Son peligrosos. Hieren. Torturan. Matan. Van ocho muertas en noviembre. Y suma y sigue.