Rabat como puerta de entrada a la world music africana
Perseverar es el verbo que uno aprende a conjugar en ?frica. Quiz¨¢ sea un verbo clave en el mundo, pero aqu¨ª es m¨¢s palpable el valor de la paciencia y la resistencia, el no desanimarse por unas primeras impresiones y seguir en el sitio, por si viene alguien (para cuando venga alguien y esto se llene). Como en los zocos, los organizadores de esta feria de m¨²sicas del mundo que se llama Visa for Music-Africa Middle East Music Meeting se sobrepusieron a la timidez inicial y llegaron a la segunda edici¨®n -que acaba de finalizar en Rabat- fortalecidos, casi robustos, casi referenciales.
Los adjetivos no son caprichosos: provienen de los testimonios de los asistentes a los que consultamos, tanto artistas como agencias culturales o programadores de otros festivales. Esta vez, desde el primer minuto, con los primeros acordes del primer concierto, hubo efervecencia en el Teatro Nacional Mohammed V de la capital marroqu¨ª y por eso volvimos cada d¨ªa de los cuatro previstos, a ver qui¨¦nes generaban el bullicio creativo. Nos encontramos con colas de artistas tratando de encontrarse con programadores de festivales en todos los rincones del mundo y stands de m¨²sicos con estudios m¨®viles para registrar colaboraciones espont¨¢neas de otros colegas, representantes de sellos de world music, agencias o embajadas culturales que promueven a los suyos (como Creative Catalonia que, junto al Instituto Cervantes, fueron las dos instituciones espa?olas que se dieron cita en el evento) o plataformas nuevas que desde ?frica se posicionan junto a Spotify.
"La m¨²sica hoy ya no sale f¨ªsicamente en forma de CD. Tenemos que encontrar una soluci¨®n para que la m¨²sica siga teniendo su lugar, ya sea a trav¨¦s de los directos, ya sea en plataformas internacionales online", nos explica el fact¨®tum local del evento, el incansable Brahim El Mazned.
T¨¦ a la menta, d¨¢tiles y cuerdas ofrecen los anfitriones de la feria de world music que se celebra cada noviembre en Rabat.
El Mazned, director tambi¨¦n del Festival Timitar de Agadir, asegura que estos encuentros sirven para "renovar la alegr¨ªa de vivir", sobre todo en momentos econ¨®micamente dif¨ªciles para la industria. Y como "exportar es un oficio", con esta convocatoria se propuso ensamblar una lanzadera para que los artistas marroqu¨ªes ("de un pa¨ªs tan antiguo, con tanta historia y riqueza cultural") empiecen a tener presencia en el extranjero y traigan lo que all¨ª escuchen.
"El Ministerio de Cultura de Marruecos destina algo m¨¢s de un mill¨®n de euros anuales para sostener la creaci¨®n musical. Ellos consideran que este festival es estructurante para la industria", apunta el director art¨ªstico. "Incluso, en Marruecos, hay artistas regionales que no llegan a darse a conocer en otras geograf¨ªas de su mismo pa¨ªs", agrega.
Desde Sud¨¢n, tan modernos, sin dejar de homenajear al Nilo: 'Alsarah & the nubatones'.
Envidiables anfitriones, los marroqu¨ªes reciben a los visitantes con d¨¢tiles, t¨¦ a la menta y unas cuerdas frotadas, una pandereta, su guembri. Siempre hay m¨²sica en Marruecos. Brahim se ocupa de los tr¨¢mites de visado interminables, de los bloqueos en aeropuertos y todo lo que conocemos que suelen padecer aquellos que no tuvieron la suerte de nacer al norte del Mar Mediterr¨¢neo.
En la tarea de exportar y dar a conocer las virtudes de la casa, ?por qu¨¦ no invitar a los colegas, servirles un t¨¦ espumoso, y hacer juntos una jam session? Generosidad y buena punter¨ªa han dado como resultado este Visa for Music que se va consolidando como una puerta de entrada a la m¨²sica africana, a la fusi¨®n europea que se ha dado en llamar world music y a las m¨²sicas del otro sur, allende los oc¨¦anos, donde la negritud se impregn¨® de ritmos originarios de los pueblos precolombinos o mezclados con los sonidos de los inmigrantes italianos y espa?oles.
'World Kora Trio', un equipo maliense-americano-franc¨¦s.
Entonces, a pesar del "h¨¢ndicap idiom¨¢tico" que siempre obstaculiza la comunicaci¨®n con Espa?a -en palabras de los organizadores, que reconocen que el v¨ªnculo musical con Francia est¨¢ mucho m¨¢s aceitado y es muy frecuente- sobre el escenario se canta en espa?ol de Al Andalus (Carmen Par¨ªs estuvo con su proyecto transfonterizo 'Dos medinas blancas'), o en espa?ol caribe?o (?qui¨¦n no bail¨® la primera noche con los colombianos Creole?), o en el portu?ol hippie-macarra que traen los brasile?os 7Estrelo, desde Belo Horizonte, en la estela de m¨²sicos indies como Devendra Banhart.
Tarabband, o el camino entre Malm? y Bagdad.
Y se canta en ¨¢rabe y en todos los idiomas al norte y al sur del r¨ªo N¨ªger, al este y al oeste de la enorme ?frica. As¨ª es posible contactar con las modernas chicas sudanesas de Alsarah y The Nubatones, homenajeando al Nilo en minifalda y cadencia retro. O con la tibieza de un instrumento como la kora, que toca el virtuoso maliense Ch¨¦rif Soumano; o con el orgullo contagiosos por esta Guinea que pocos nombran (Guinea Conakry), en la guitarra de Moh!Kouyat¨¦.
El Mazned concluye: "?frica no es un mapa, es un esp¨ªritu".
Desde Guinea Conakry, Moh!Kouyat¨¦.
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