El talib¨¢n espa?ol
Entre los 598 detenidos por EEUU en la base de Guant¨¢namo hay un espa?ol Se llama Hamed Abderram¨¢n, naci¨® en Ceuta y ten¨ªa hambre de islam. Hoy es un preso sin derechos que no sabe de qu¨¦ se le acusa. ?sta es su historia.
?Qui¨¦n es Hamed Abderram¨¢n Ahmed? ?Un peligroso terrorista a las ¨®rdenes de Bin Laden? ?Un pobre fan¨¢tico que s¨®lo buscaba profundizar en el islam? Nacido en Ceuta hace 27 a?os, Hamido, como es conocido en su barrio, abandon¨® el domicilio familiar a mediados de 2001. "?No aguanto aqu¨ª cinco minutos m¨¢s!". Fueron sus ¨²ltimas palabras. Nadie parece saber la fecha exacta de su marcha. El Ministerio del Interior habla de mayo. Su familia la fija en alg¨²n momento indeterminado de agosto. Es un misterio. No se despidi¨® de su madre. Ni de sus amigos. A nadie le extra?¨® su ausencia. En los ¨²ltimos tiempos, sus desapariciones hab¨ªan sido continuas. Sal¨ªa a predicar el islam por Marruecos. Quer¨ªa apartar a los j¨®venes del alcohol y la droga, invitarles a rezar, a imitar al Profeta. Que recobraran el orgullo de ser musulmanes. "Una vez volvi¨® a casa descalzo porque le hab¨ªa regalado los zapatos a un mendigo en la playa", relata su hermano Mohamed. "Era un t¨ªo especial: respetuoso, muy educado; un musulm¨¢n muy, muy religioso. Uno de los m¨¢s piadosos del barrio", explica un vecino de la barriada Pr¨ªncipe Alfonso de Ceuta.
Hamido se fue sin equipaje y con un pasaporte duplicado. El otro, el limpio, lo dej¨® en Ceuta. Una pr¨¢ctica normal entre los que quieren cruzar ciertas fronteras sin la alerta que supone tener impresas las visas de haber entrado en pa¨ªses conflictivos. Estados isl¨¢micos, por ejemplo. No se llev¨® nada m¨¢s. "No ten¨ªa nada: dos camisas, dos pantalones", afirma Yusuf, el menor de los nueve hermanos, mientras muestra el cuchitril donde dorm¨ªa Hamido. Un camastro de 50 cent¨ªmetros de ancho invisible bajo una monta?a de ropa sucia y una peque?a estanter¨ªa con un par de cuadernos sembrados de faltas de ortograf¨ªa y caligraf¨ªa infantil, un Cor¨¢n destripado y el libro de escolaridad del colegio Reina Sof¨ªa. Su biograf¨ªa entre 1984 y 1989: calificaciones mediocres y buenas notas en dibujo. ?se era su escaso patrimonio.
A unos pocos les dijo que su intenci¨®n era buscar trabajo en Madrid. Si no, probar¨ªa en Londres. Hoy se sabe que la capital brit¨¢nica, con una poblaci¨®n paquistan¨ª de 500.000 habitantes y los imames m¨¢s extremistas de Europa, es la antec¨¢mara del integrismo. "Y si Hamed se encontr¨® solo en Londres, lo primero que busc¨® fue una mezquita. All¨ª le comieron el coco", explica con candor Sodia, su hermana mayor.
En los c¨ªrculos isl¨¢micos de Ceuta, en voz baja, de noche y en un barrio extremo, se da por sentado algo m¨¢s: la idea de Hamido era llegar a Pakist¨¢n. El reino de los "puros". No estaba solo en ese empe?o. Seg¨²n cuentan, viaj¨® junto a ¨¦l un grupo de j¨®venes islamistas ceut¨ªes y marroqu¨ªes. Entre cinco y diez personas. Una peregrinaci¨®n. Seg¨²n la tesis que circula por Ceuta, Hamido se separ¨® de ese grupo (?solo?, ?acompa?ado?) y cruz¨® la frontera con Afganist¨¢n. Tres meses m¨¢s tarde fue detenido por las autoridades de Pakist¨¢n en la frontera y entregado al Ej¨¦rcito americano. Estaba en el peor sitio en el peor momento.
En Ceuta, nadie parece conocer la identidad de esos compa?eros. Y menos a¨²n si regresaron. La ciudad es un mar de susurros. Hay a¨²n otra versi¨®n, la de los servicios de informaci¨®n espa?oles, que afirman que Hamido fue reclutado por una c¨¦lula de la organizaci¨®n de Bin Laden en Espa?a (la misma que desmantel¨® Baltasar Garz¨®n en noviembre de 2001) y conducido a un campo de entrenamiento en Afganist¨¢n. Ah¨ª se pierde su rastro.
En el a?o 2000, Hamed comenz¨® a frecuentar la secta integrista Tabligh
Desde el 29 de enero sabemos algo m¨¢s: Hamido es uno de los 598 detenidos de 34 nacionalidades que EE UU tiene encerrados en la base naval de Guant¨¢namo (Cuba). S¨®lo ha trascendido el nombre de una veintena. Estados Unidos mantiene una total reserva sobre su identidad. Se habla de 150 saud¨ªes, m¨¢s de un centenar de afganos, 85 yemen¨ªes, 45 paquistan¨ªes, 20 marroqu¨ªes, 12 kuwait¨ªes, 7 ingleses, 6 franceses, 5 rusos, 2 alemanes, 1 belga, 1 sueco, 1 australiano. Seg¨²n el Gobierno de EEUU, "son los talibanes y miembros de Al Qaeda m¨¢s peligrosos". Cada semana llegan nuevas remeses de detenidos procedentes de Asia Central. En el Campo Delta hay sitio para 2.000 presos.
A Guant¨¢namo ya lo denominan "el nuevo Alcatraz". No hay escapatoria. A un lado, el mar, infestado de tiburones. Al otro, una frontera de 28 kil¨®metros sembrada con 70.000 minas antipersona. Un inmenso complejo militar de 117 kil¨®metros cuadrados con una guarnici¨®n de 3.000 soldados. Interrogatorios continuos a cargo de la CIA y el FBI. Grilletes y cadenas en las mu?ecas, los pies y la cintura, incluso en la enfermer¨ªa. La evasi¨®n es imposible.
Para la Administraci¨®n estadouniden-se, Guant¨¢namo es un laboratorio en su guerra contra el terrorismo. No considera a sus internos prisioneros de guerra. No tienen derechos. No pueden acogerse a la Convenci¨®n de Ginebra. Son "combatientes ilegales". "Miembros de una organizaci¨®n que viola las normas civilizadas y ataca civiles inocentes". Y por si fuera poco, Guant¨¢namo no es EE UU. Es Cuba. Por lo que las garant¨ªas jur¨ªdicas de la Constituci¨®n americana no son aplicables a ese territorio. Guant¨¢namo es un limbo jur¨ªdico. Para Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez-Villasante, director del Centro de Estudios de Derecho Humanitario de la Cruz Roja, "sea o no sea prisionero de guerra, uno de los derechos humanos fundamentales de un individuo es saber qu¨¦ cargos se le imputan, disponer de asistencia letrada, de un int¨¦rprete y poder ver a sus seres queridos". Desde hace nueve meses, Hamido no sabe de qu¨¦ se le acusa. No tiene abogado. No ha podido impugnar su detenci¨®n. Ni ser visitado por su familia. Se enfrenta a un secuestro indefinido sin cargos. Y, en un futuro incierto, a un tribunal sumar¨ªsimo y a puerta cerrada. Con un abogado militar de oficio. Y a una revisi¨®n de la condena a cargo de ese mismo tribunal. La pena de muerte puede ser el ep¨ªlogo de la corta carrera del ¨²nico talib¨¢n espa?ol.
Hamido no naci¨® integrista. Naci¨® en el Pr¨ªncipe. "S¨ª, este barrio es el caldo de cultivo del integrismo, pero no se quede ah¨ª: el Pr¨ªncipe es el caldo de cultivo de la droga, la delincuencia, la desesperaci¨®n. Somos los olvidados. Aqu¨ª no se atreve a entrar ni la polic¨ªa", describe Halak, vicepresidente de la asociaci¨®n de vecinos.
Desde la terraza del n¨²mero 189 de la calle Fuerte, el hogar de la familia de Hamed Abderram¨¢n, el Pr¨ªncipe presenta un perfil laber¨ªntico de construcciones ilegales coronadas por parab¨®licas. Al fondo, el Atl¨¢ntico. Hace 25 a?os, s¨®lo el 40% de la poblaci¨®n de esta barriada era de origen musulm¨¢n. Hoy, sus m¨¢s de 12.000 habitantes son musulmanes. Han proliferado las escuelas cor¨¢nicas. Los cristianos han huido. La segregaci¨®n es total. El Pr¨ªncipe carece de equipamiento sanitario y cultural. La media de habitantes por vivienda es ocho. Muy pocos hablan espa?ol correctamente. Prefieren expresarse en derija, una mezcla de ¨¢rabe dialectal y de castellano. El paro roza el 50% y alcanza el 80% entre las mujeres y las capas m¨¢s j¨®venes. S¨®lo uno de cada 600 estudiantes del barrio llega a la selectividad. Cada a?o, 300 estudiantes entre los 12 y los 14 a?os abandonan las aulas. Muchas familias tienen a uno de sus miembros en la c¨¢rcel o con problemas con la hero¨ªna. Aqu¨ª naci¨® y creci¨® Hamido.
Durante d¨¦cadas no tuvieron nacionalidad ni derechos. Hasta finales de los sesenta, los musulmanes de Ceuta y Melilla no pod¨ªan acceder a la educaci¨®n p¨²blica. Hasta 1985 fueron ap¨¢tridas. El franquismo les dot¨® de un DNI ap¨®crifo. "Y con el islam ha pasado algo curioso", describe un dirigente religioso: "La primera generaci¨®n intent¨® asimilarse a los cristianos y dej¨® de lado la religi¨®n. En los setenta era normal ver a musulmanes bebiendo alcohol y a las mujeres sin velo. En 1985 fuimos regularizados como espa?oles y la cosa cambi¨®. Y reaccionamos. Los j¨®venes han encontrado una salida en el islam. Han recorrido el camino en sentido inverso. En los setenta iban de copas. Hoy van a la mezquita. Hay fundamentalismo, pero porque hay demanda".
Un despertar religioso que en el vecino Marruecos es un hecho. Lo confirma Mustaf¨¢ Mlrabet, presidente de la Asociaci¨®n de Trabajadores Marroqu¨ªes en Espa?a (Atime): "Los integristas se aprovechan de la pobreza. En Marruecos tienen una infraestructura caritativa que es una verdadera alternativa al sistema p¨²blico de protecci¨®n social. Te pagan el m¨¦dico, la escuela cor¨¢nica, el campamento de verano para los ni?os; ayudan a las viudas, incluso te regalan el cordero por Pascua. As¨ª te van atrayendo hacia sus redes".
Seg¨²n Abselam Hamadi, presidente de la asociaci¨®n religiosa Al Bujari, "la gente de Ceuta no tiene ni idea de religi¨®n. Durante a?os, la ense?anza ha sido muy elemental. Y ese espacio ha sido ocupado por gente que juega al integrismo. Hay imames que ense?an a los ni?os a odiar el crucifijo, predican la separaci¨®n con los cristianos y victimizan a los musulmanes. Gente que tergiversa el Cor¨¢n. Que miente. Que dice que es tan importante peregrinar a Pakist¨¢n como a La Meca. ?sa es la gente que le lav¨® el cerebro al chaval. Pero si Hamido hubiese recibido una educaci¨®n religiosa normalizada, en un colegio p¨²blico, no estar¨ªa en Guant¨¢namo".
Una familia numerosa y pobre. Como todas las del Pr¨ªncipe. La diferencia es que el n¨²mero 189 de la calle Fuerte es un matriarcado. Hamed, el padre del talib¨¢n espa?ol, un alba?il jubilado que aparenta 20 a?os m¨¢s que sus escasos 60, pasa los d¨ªas inm¨®vil en su terraza con la mirada perdida y un evidente temblor en las manos. In¨²til preguntarle por su hijo. Sodia Al¨ª es el alma de la casa. Una anciana prematura a la que los ropajes tradicionales marroqu¨ªes envuelven el cuerpo como un sudario a excepci¨®n de las manos y el ¨®valo de la cara. Una mujer fuerte que no suelta una l¨¢grima. Ni siquiera al mostrarnos las escasas fotos familiares "de mi ni?o". Ni la carta que recibi¨® por mediaci¨®n del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja el pasado mes de abril, y que ella a¨²n duda escribiera Hamido. Un texto de 15 l¨ªneas, censurado por el Ej¨¦rcito estadounidense, en el que nada le revela el estado ni las vicisitudes de su hijo. S¨®lo el encabezamiento de la misiva, "Bi-smi-Llah ar rahm¨¢n ar-rahmin" (en el nombre de Dios, el clemente, el misericordioso), una f¨®rmula con la que se inician los cap¨ªtulos del Cor¨¢n, le da un poco de esperanza: "Eso s¨ª lo escribi¨® Hamed", dice con una sonrisa, la ¨²nica que brilla en este sal¨®n cubierto de alfombras y decorado con un cuadro de La Meca iluminado con bombillas navide?as. "La ¨²ltima vez que habl¨¦ con ¨¦l me dijo que estaba en Londres reuniendo dinero para llevarme de peregrinaci¨®n a La Meca. ?Qu¨¦ han hecho con ¨¦l?".
La ¨²nica constancia de que Hamido sigue vivo y no ha intentado suicidarse como otros presos talibanes la tienen los funcionarios de Interior y Exteriores que le han visitado en la base naval. F¨¦lix Vald¨¦s, n¨²mero dos de la legaci¨®n de Espa?a en Washington, encabez¨® la primera expedici¨®n. "Me desplac¨¦ a Guant¨¢namo entre el 4 y el 8 de marzo junto a dos miembros del Ministerio del Interior. Nuestra intenci¨®n era comprobar que Hamed era quien dec¨ªa ser. Volamos desde la base americana de Fort Lauderdale, en un vuelo especial para el personal de Guant¨¢namo. Los polic¨ªas espa?oles pudieron comprobar la identidad de Hamed Abderram¨¢n Ahmed.
¨C?C¨®mo le encontr¨®?
¨CEra muy duro verlos en aquellas jaulas. Pudimos hablar con ¨¦l dos veces en presencia de un polic¨ªa militar. Hamed iba con un mono naranja y encadenado. Durante la entrevista le quitaron las esposas. Estaba delgado y no aparentaba 20 a?os.
¨C?De qu¨¦ hablaron?
¨CDe su familia, de Ceuta, del Real Madrid. Nos dio el tel¨¦fono de su madre para que la avis¨¢ramos. Nos explic¨® que era un ferviente musulm¨¢n y quer¨ªa ir a Chechenia a luchar contra los rusos. Que hab¨ªa sido entrenado en campamentos de Al Qaeda en Afganist¨¢n y que no hab¨ªa llegado a luchar contra los americanos. Tras el 11 de septiembre intent¨® abandonar Afganist¨¢n y fue capturado en la frontera por los paquistan¨ªes, que lo entregaron al Ej¨¦rcito de EEUU. Al final de la entrevista me pregunt¨®: "?Cree usted que cuando salga de aqu¨ª podr¨¦ ir a luchar a Chechenia?".
¨C?Hubo m¨¢s visitas?
¨CS¨ª. Entre el 21 y el 26 de julio. Ese viaje sirvi¨® para descartar que hubiera otro espa?ol detenido en Guant¨¢namo. Result¨® ser un ciudadano marroqu¨ª con pasaporte espa?ol falso. Se comprob¨® que las condiciones de vida de Hamed hab¨ªan mejorado. Ya no estaba en la jaula, hab¨ªa pasado a las celdas del llamado Campo Delta. Hab¨ªa engordado, pod¨ªa escribir y recibir cartas y leer el Cor¨¢n. Dijo que la comida era buena y abundante y se quej¨® del escaso ejercicio: 15 minutos cada dos d¨ªas.
¨C?Sac¨® alguna conclusi¨®n?
¨CMe pareci¨® infantil. No un desequilibrado, como se ha dicho; no creo que est¨¦ loco. Me pareci¨® un fan¨¢tico. Y, por lo que he hablado con otros diplom¨¢ticos occidentales cuyos pa¨ªses tambi¨¦n tienen detenidos en Guant¨¢namo, con un perfil similar: un individuo procedente de medios marginales. ?l nos coment¨® que hab¨ªa estado metido en drogas.
La versi¨®n que ha dado a este periodista el Ministerio del Interior coincide punto por punto con la del diplom¨¢tico espa?ol. "En el primer viaje, dos miembros de la Polic¨ªa Judicial le tomaron huellas y realizaron comprobaciones con sus documentos. Se comprob¨® que era Hamed Abderram¨¢n Ahmed, nacido en Ceuta el 29 de septiembre de 1974. Hijo de Hamed y Sodia. De sus distintas declaraciones se deduce que fue reclutado por islamistas radicales en Espa?a. Le llevaron a Londres. Y de all¨ª, a Ir¨¢n y Afganist¨¢n. Estuvo en un campo de Al Qaeda y huy¨® a Pakist¨¢n tras la invasi¨®n. Momento en que fue capturado
?C¨®mo se convirti¨® Hamido, aquel chaval normal del Pr¨ªncipe, en un radical?
Nunca destac¨® en nada. Era un muchacho gris. Educado. Mediana estatura. Constituci¨®n atl¨¦tica. Pelo casta?o tirando a rubio. Una piel muy blanca en la que los s¨²bitos sonrojos eran la prueba de su timidez. Su ¨²nica pasi¨®n conocida, el deporte. Era habitual verle recorriendo los siete kil¨®metros que separan Ceuta y Benz¨² o haciendo abdominales en el pasillo de su casa. No ten¨ªa novia. No beb¨ªa. No le¨ªa. No le gustaba la televisi¨®n ni la pol¨ªtica.
Hamido fue educado por su madre en la religi¨®n. M¨¢s tarde asisti¨® a la escuela cor¨¢nica del Pr¨ªncipe. Y comenz¨® a frecuentar la mezquita L'Huina. "Quer¨ªa convertir esta mezquita en un ejemplo del nuevo islam", explica un amigo del barrio, "le molestaba que las mezquitas fueran lugares muertos que s¨®lo se llenan una hora el viernes para la oraci¨®n. Quer¨ªa una mezquita que se hiciera respetar, que luchara; con ideas, conferencias, con una labor educativa". Cuando estos periodistas preguntaron al encargado de la mezquita, un marroqu¨ª llamado Muga, sobre las actividades de Hamed, ¨¦ste les despach¨® a voces por toda la calle Fuerte: "?Ustedes vienen aqu¨ª a mentir, a decir que todos somos integristas! ?Cu¨¢nto les pagan por ello?".
A los 15 a?os dej¨® el colegio. Intent¨® estudiar electricidad del autom¨®vil. A los 18 comenz¨® a trabajar como pe¨®n. "Hac¨ªa mucha falta en casa", explica su hermana F¨¢tima. En 1995 realiz¨® el servicio militar en el servicio de alimentaci¨®n de la Unidad de Apoyo Log¨ªstico 23, un destino habitual por aquel entonces de los musulmanes de reemplazo, dado el escaso contacto que los reclutas ten¨ªan en ese acuartelamiento con las armas. El jefe actual, el teniente coronel Dom¨ªnguez Buj, le define como "un chico del mont¨®n; ni muy currante ni todo lo contrario. No tuvo arrestos ni sanciones. Era uno m¨¢s". Seg¨²n la Delegaci¨®n del Gobierno en Ceuta, "no existe ning¨²n informe policial sobre ¨¦l ni sobre su familia. Y no nos consta que tuviera contactos evidentes con el integrismo isl¨¢mico".
Todo se aceler¨® en octubre de 1999. Aquel d¨ªa en que Hamido vio rechazada su solicitud para ingresar como auxiliar en la Polic¨ªa Municipal. Hab¨ªa puesto todas sus esperanzas en esa oferta laboral. No hay que olvidar que la Administraci¨®n proporciona el 60% de los puestos de trabajo en Ceuta. "Era su oportunidad de trabajar con gente joven. Hamed era¡ un misionero".
En el a?o y medio que va desde finales de 1999 hasta el verano de 2001, Hamido cambi¨®. Se encerr¨® a¨²n m¨¢s en la religi¨®n. Cinco oraciones al d¨ªa. Ayuno en Ramad¨¢n. Dej¨® de fumar hach¨ªs. Cambi¨® su vestimenta. La barba y la chilaba eran sus se?as de identidad. Cuando practicaba deporte llevaba un pantal¨®n que le cubr¨ªa por debajo de las rodillas y, por arriba, el ombligo.
Un a?o antes de abandonar Ceuta, Hamido comenz¨® a frecuentar la mezquita An Noor, sede de la secta isl¨¢mica Yam¨¢at Tabligh al Da'wa en Ceuta. Seg¨²n un amigo, "all¨ª encontr¨® una nueva idea de la religi¨®n. Un islam avanzado, organizado, con marcha. Asist¨ªa a conferencia de religiosos que ven¨ªan de fuera. Quer¨ªa llevar, como ellos, una vida de trabajo, oraci¨®n y limosna".
La mezquita An Noor, en el n¨²mero 1 de la avenida de Lisboa, es una destartalada nave industrial rodeada de escombros. Las apariencias enga?an. Su interior encierra un cuidado oratorio. Barbas pobladas, atuendos propios de Asia Central. En la puerta, la hostilidad de los fieles es evidente. Impera la ley del silencio. Nadie conoce a Hamido. Tampoco nadie conoce al dirigente de la mezquita, un ciudadano marroqu¨ª al que llaman Seik Harrak. Otros asistentes dan diversas versiones sobre el paradero de este l¨ªder espiritual: "Ha tenido un accidente; le han operado de los ojos; est¨¢ de vacaciones". "Vuelva usted dentro de un a?o". Tampoco Abselam, alias Selimo, empleado municipal, dirigente de Tabligh en Ceuta y antiguo compa?ero de f¨²tbol (y modelo de vida) de Hamido, dice recordar al preso de Guant¨¢namo. "Apenas le conozco. Aqu¨ª no ven¨ªa".
Muchos especialistas consideran a Tabligh un primer pelda?o en el camino hacia el radicalismo isl¨¢mico. Fundado en 1926, es un movimiento proselitista cuyo fin es promover el regreso de los musulmanes a la pr¨¢ctica estricta del islam mediante la simple aceptaci¨®n de la ley isl¨¢mica y la condena del razonamiento independiente. El miembro de Tabligh cumple de forma rigurosa todas las pr¨¢cticas religiosas, con especial atenci¨®n en la oraci¨®n, la repetici¨®n sistem¨¢tica de f¨®rmulas del Cor¨¢n 100 veces al d¨ªa y (lo que es m¨¢s importante) un ciclo de peregrinaciones inici¨¢ticas. "Ellos son los que organizan en Ceuta viajes a Pakist¨¢n", explica un miembro de la comunidad isl¨¢mica. "Hamido tuvo que salir con ellos. Son peregrinaciones de cinco a diez personas que cuestan unas 200.000 pesetas y duran de 40 d¨ªas a cuatro meses. Te separan del contexto social y familiar donde vives. Te introducen en la autodisciplina. En Pakist¨¢n asistes a retiros espirituales en sus madrasas y predicas por el pa¨ªs. Te ense?an a odiar todo lo occidental y cerrarte en lo tuyo. M¨¢s tarde puede llegar el entrenamiento militar. Pero ¨¦sa es otra historia".
?se pudo ser el comienzo del viaje de Hamido. Poco antes de marcharse se le pudo ver en el Pr¨ªncipe con un grupo de marroqu¨ªes "que nunca hab¨ªamos visto por el barrio". Y en compa?¨ªa del dirigente de Tabligh en Ceuta, el imam de la mezquita An Noor, un marroqu¨ª que vive en Ksar el Kebir. En esta ciudad y en T¨¢nger, el movimiento tiene mezquitas y lazos estrechos con Justicia y Caridad, el principal grupo pol¨ªtico-social integrista marroqu¨ª.
Seg¨²n el antrop¨®logo social Jordi Moreras, autor del estudio Musulmanes en Barcelona y experto en el islam , "Tabligh ha adquirido un car¨¢cter transnacional y est¨¢ presente en todos los pa¨ªses donde los musulmanes se encuentran en minor¨ªa. Busca gente desorientada, con problemas de identidad, y se mueve con facilidad en los c¨ªrculos marginales y las c¨¢rceles. Ideol¨®gicamente tiene la misma fuente de inspiraci¨®n que los talibanes: el wahabismo saud¨ª. Son primos hermanos. Otra cosa es afirmar que sea la antesala del radicalismo. Lo que no se puede negar es que haya j¨®venes que tras pasar por Tabligh el cuerpo les pida ir m¨¢s all¨¢".
Quiz¨¢ sea una coincidencia, pero John Walker, el famoso talib¨¢n americano, viaj¨® a Pakist¨¢n con la ayuda de Tabligh. ?se es el mismo caso de otros detenidos en Guant¨¢namo, como el australiano David Hicks o el brit¨¢nico Feroz Abassi. O Richard Reid, el terrorista isl¨¢mico de la bomba en el zapato. Tambi¨¦n varios franceses detenidos tras el 11-S eran habituales de la mezquita del movimiento en Mantes la Jolie, cerca de Par¨ªs, y los tres saud¨ªes procesados en Marruecos el pasado mes de mayo por su pertenencia a la red Al Qaeda formaban parte del entorno de la secta isl¨¢mica.
La verdad s¨®lo la sabe Hamed. Sus meses en las filas de los talibanes. Para un embajador espa?ol, "la detenci¨®n de esas personas es un hecho sin precedente en el derecho internacional. No saben de qu¨¦ les acusan. Tiene que ser desesperante. Y nosotros no podemos hacer nada por Hamed. Porque hasta que no sea acusado no le podemos proporcionar un abogado, y hasta que no sea condenado no podemos solicitar que cumpla dos tercios de la pena en Espa?a. La comunidad internacional traga, porque nadie puede con EEUU". Para otro diplom¨¢tico destinado en un pa¨ªs occidental, "en Espa?a no hay cargos contra ¨¦l; si los americanos le deportaran, habr¨ªa que dejarle en libertad. Lo que quiere EEUU es mantenerlos a buen recaudo. Sabe que entre los detenidos hay gente importante y otra que no lo es; el problema es que temen que los peces chicos les creen problemas en el futuro. Por eso no les van a liberar hasta que est¨¦n seguros de su arrepentimiento".
?Un terrorista? ?Un loco? Un amigo contesta: "?Sabe qu¨¦ pensamos los musulmanes de Ceuta de Hamido? Si se fue a profundizar en su religi¨®n y le pillaron¡ pues pobrecito. Pero si se fue a luchar contra los americanos¡ ?Ol¨¦ sus cojones!".
elpaissemanal@elpais.es
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