Adela La Grande

Lo digo desde ya por si los puristas: no tengo ni idea de pop ni de soul ni de rock ni much¨ªsimo menos de roll, no es este el foro para entrar en detalles. Por no saber, no s¨¦ ni cambiar la sinton¨ªa de la radio del coche ni la del ba?o ni la del m¨®vil, los ¨²nicos altavoces por los que llegan a mis o¨ªdos sordos las novedades musicales, as¨ª que oigo siempre las mismas monsergas que quieran echarme los hit-hunters mientras pienso en qu¨¦ ponerme ma?ana. Por no distinguir, no distingo la voz de Rihanna de la de Sia, ni la de Timberlake de la de Bieber, ni la de Pitbull de la de Enrique Iglesias, que ya tiene m¨¦rito. Ahora, cuando suena algo ¨C¨Clo que sea¨C de esta se?ora me acaece un fen¨®meno extra?o. Se me caen las defensas a cero al tiempo que se me levantan los vellos en ¨¢ngulo recto.

Se?ora, s¨ª, con todas las letras. Eso y no otra cosa es Adela La Grande. Y no solo porque todas somos se?oras desde que nacemos, y no se?oritas ni churris ni caris de nadie. No solo porque tenga el porte y el rostro y el tonelaje de las divas cuando eran divas y no carne de ca?¨®n, aunque sea de luz y de 7.000 vatios, con perd¨®n de Jennifer Lopez. Sino porque Adele, como Amy Winehouse, como Roc¨ªo Jurado, inmarcesibles ambas, tiene todo el poder y toda la gloria en la garganta. El poder de emocionar al pr¨®jimo. La gloria de torearlo a su antojo evoc¨¢ndole con un quiebro todo el dolor, toda la alegr¨ªa y toda la lujuria de estar vivo.

Dicen que las mujeres sienten el impulso de llamar a su ex al escuchar Hello, el ¨²ltimo bombazo de la do?a. No dir¨¦ de lo que le dan ganas a una, no es este el foro para entrar en detalles. Lo que s¨ª digo es que Adele es una de las nuestras. Una mujer preocupada por la ropa, por el pelo, por los kilos. Public¨® su primer ¨¢lbum hom¨®nimo a los 19 a?itos, la criatura. El segundo, 21, a los 21. El ¨²ltimo se titula 25, cuando ya ha cumplido los 27. Ay, Adela, c¨®mo te entiendo. Ya te est¨¢s quitando a?os.