?C¨®mo piratear tu sistema nervioso?
Un nervio conecta nuestros ¨®rganos vitales y conforma nuestra salud. Si aprendemos a controlarlo, el futuro de la medicina ser¨¢ el¨¦ctrico
Cuando Maria Vrind, una exgimnasta de Volendam, en Holanda, vio que solo si se tumbaba con los pies en alto pod¨ªa ponerse los calcetines por la ma?ana, tuvo que aceptar que hab¨ªa llegado a un punto cr¨ªtico. ¡°Mi cuerpo se hab¨ªa agarrotado tanto que no pod¨ªa tenerme en pie¡±, dice. ¡°Fue un shock, porque yo siempre he sido una persona muy activa¡±.
Era 1993. Vrind ten¨ªa cuarentaitantos a?os y trabajaba como entrenadora de atletismo y cuidadora de personas discapacitadas, pero su estado f¨ªsico empez¨® a condicionarle la vida. ¡°Tuve que dejar mis trabajos y buscar otro a medida que crec¨ªa mi propia incapacidad¡±. Siete a?os despu¨¦s, cuando por fin le dieron un diagn¨®stico, sufr¨ªa enormes dolores y ya no pod¨ªa caminar. Le ard¨ªan, entre inflamaciones, las rodillas, los tobillos, las mu?ecas, los codos y las articulaciones de los hombros. Se trataba de artritis reumatoide, un trastorno autoinmune com¨²n pero incurable, mediante el cual el cuerpo ataca a sus propias c¨¦lulas, en este caso al revestimiento de las articulaciones, causando inflamaci¨®n cr¨®nica y la deformidad de los huesos.
Las salas de espera de los centros donde se trata la artritis reumatoide sol¨ªan llenarse de gente en silla de ruedas. Hoy son menos habituales gracias a la ayuda de los medicamentos biofarmac¨¦uticos ¨Ccomo las prote¨ªnas de ingenier¨ªa gen¨¦tica, que act¨²an solo en zonas localizadas-. No todo el mundo se siente mejor, sin embargo: incluso en aquellos pa¨ªses con una sanidad m¨¢s avanzada, al menos el 50% de los pacientes sigue presentando s¨ªntomas.
Como a tantos otros pacientes, a Vrind le han administrado distintos f¨¢rmacos, incluyendo analg¨¦sicos, metrotexato -un producto usado para el c¨¢ncer que modera todo el sistema inmunitario- y medicamentos biofarmac¨¦uticos que bloquean la producci¨®n de prote¨ªnas inflamatorias espec¨ªficas. Estos f¨¢rmacos hicieron bastante bien su trabajo, al menos hasta 2011, cuando un d¨ªa dejaron de ser eficaces.
¡°Estaba de vacaciones con mi familia cuando de repente la artritis se hizo insoportable. Empec¨¦ a no poder caminar y a depender de mi cu?ada para asearme¡±. Sin perder m¨¢s tiempo llevaron a Vrind a un hospital, donde le pusieron un goteo intravenoso y le dieron otro f¨¢rmaco para el c¨¢ncer que actuaba sobre los gl¨®bulos blancos. ¡°Me ayud¨®¡±, admite, pero le angustiaba tener que depender de un medicamento as¨ª durante mucho tiempo.
Por suerte, las cosas sucedieron de otra manera. Mientras ella se resignaba a la minusval¨ªa y la quimioterapia mensual, se estaba gestando un nuevo tratamiento que vendr¨ªa a desafiar nuestra percepci¨®n de c¨®mo el cerebro y el cuerpo interact¨²an para controlar el sistema nervioso. Se trataba de un nuevo enfoque en el tratamiento de la artritis reumatoide y otras enfermedades autoinmunes que utilizaba el sistema nervioso para modificar la inflamaci¨®n. Nos llevar¨ªa incluso a investigar sobre el uso que podemos dar a nuestras mentes para mantener a raya las enfermedades.
Y como tantas grandes ideas, surgi¨® donde menos se esperaba.
El cazador de nervios
Kevin Tracey, neurocirujano afincado en Nueva York, es un hombre al que persiguen sus recuerdos: un hombre con una misi¨®n en la vida. ¡°Mi madre muri¨® de un tumor cerebral cuando yo ten¨ªa cinco a?os. Fue algo repentino, inesperado¡±, dice. ¡°De aquella experiencia aprend¨ª que los nervios del cerebro son los responsables de la salud¡±. Fue su motivaci¨®n para convertirse en cirujano cerebral. M¨¢s tarde, durante sus pr¨¢cticas en el hospital, se ocup¨® de una paciente con quemaduras graves que de repente sufri¨® una inflamaci¨®n severa. ¡°Era una ni?a de once meses, Janice. Muri¨® en mis brazos¡±.
Se estaba gestando un nuevo tratamiento que vendr¨ªa a desafiar nuestra percepci¨®n de c¨®mo el cerebro y el cuerpo interact¨²an para controlar el sistema nervioso
Estas experiencias traum¨¢ticas hicieron de ¨¦l un neurocirujano intrigado por la inflamaci¨®n. Cree que fue esta perspectiva la que le ayud¨® a interpretar con ojos nuevos los resultados de un experimento accidental.
A finales de los noventa, Tracey hac¨ªa diferentes experimentos con el cerebro de una rata. ¡°Hab¨ªamos inyectado un f¨¢rmaco antiinflamatorio en el cerebro porque estudi¨¢bamos los beneficios de bloquear la inflamaci¨®n durante un derrame¡±, recuerda. ¡°Nos sorprendi¨® comprobar que, cuando el f¨¢rmaco estaba en el cerebro, tambi¨¦n bloqueaba la inflamaci¨®n en el bazo y otros ¨®rganos del cuerpo. Y, sin embargo, la cantidad que hab¨ªamos inyectado era demasiado peque?a como para incorporarse al flujo sangu¨ªneo y viajar hasta el resto del cuerpo¡±.
Despu¨¦s de meses de desconcierto, dio por fin con la idea de que el cerebro estuviera usando el sistema nervioso ¨Cen concreto el nervio vago- para decirle al bazo que ¡°apagara¡± la inflamaci¨®n en todas partes.
Era una idea incre¨ªble. Si Tracey estaba en lo cierto, el cerebro regulaba directamente la inflamaci¨®n en los tejidos del cuerpo. Siempre se hab¨ªa considerado imposible la comunicaci¨®n entre las c¨¦lulas especializadas del sistema inmunitario en nuestros ¨®rganos y nuestra corriente sangu¨ªnea y las conexiones el¨¦ctricas del sistema nervioso. Tracey parec¨ªa estar descubriendo que los dos sistemas estaban ¨ªntimamente relacionados.
Lo primero para probar esta apasionante hip¨®tesis era cortar el nervio vago. Cuando Tracey y su equipo lo hicieron, la inyecci¨®n de f¨¢rmaco antiinflamatorio en el cerebro dej¨® de tener efectos en el resto del cuerpo. La segunda prueba consist¨ªa en estimular el nervio sin ning¨²n f¨¢rmaco en el sistema. ¡°Ya que el nervio vago, como todos los nervios, comunica informaci¨®n mediante se?ales el¨¦ctricas, nosotros deb¨ªamos ser capaces de replicar el experimento poniendo un neuroestimulador en el nervio vago - en el bulbo raqu¨ªdeo- para bloquear la inflamaci¨®n en el bazo¡±, explica. ¡°Es lo que hicimos y ese fue el gran descubrimiento¡±.
El nervio errante
El nervio vago comienza en el bulbo raqu¨ªdeo, justo detr¨¢s de las orejas. Desciende por cada lado del cuello y contin¨²a por el pecho hasta el abdomen. Vagus, en lat¨ªn, significa ¡°errante¡±, y no hay duda de que este manojo de fibras nerviosas vaga por el cuerpo, conectando el cerebro con el est¨®mago y el tracto digestivo, los pulmones, el bazo, los intestinos, el h¨ªgado y los ri?ones, por no hablar de tantos otros nervios involucrados en el habla, el contacto visual, las expresiones faciales e incluso nuestra capacidad para sintonizar con la voz de los otros. Est¨¢ hecho de miles y miles de fibras, de las que el 80% son sensoriales, lo que significa que el nervio vago informa al cerebro de lo que ocurre en los ¨®rganos.
El nervio vago se activa cuando espiramos y se reprime cuando inspiramos, de modo que nuestro tono vagal es mayor cuanta m¨¢s diferencia hay en nuestra frecuencia cardiaca al inspirar y espirar
El nervio vago, que opera muy por debajo del nivel de nuestra conciencia, es vital para la salud del cuerpo. Es una parte esencial del sistema nervioso parasimp¨¢tico, responsable de calmar los ¨®rganos tras la descarga de adrenalina con la que respondemos instintivamente a una situaci¨®n de peligro. Pero no todos los nervios vagos son iguales: hay personas que tienen una actividad vagal mayor, lo que hace que sus cuerpos tarden menos en relajarse tras una situaci¨®n de estr¨¦s.
La fuerza de nuestra reacci¨®n vagal se conoce como tono vagal y se establece mediante un electrocardiograma que mide la frecuencia cardiaca. Cada vez que inspiramos, nuestro coraz¨®n late m¨¢s deprisa para acelerar la distribuci¨®n de sangre oxigenada por el cuerpo. Cuando espiramos la frecuencia cardiaca disminuye. Esta variaci¨®n es una de las cosas que regula el nervio vago, activado cuando espiramos y reprimido cuando inspiramos, de modo que nuestro tono vagal es mayor cuanta m¨¢s diferencia hay en nuestra frecuencia cardiaca al inspirar y espirar.
Los estudios demuestran que un tono vagal alto ayuda a nuestro cuerpo a regular mejor los niveles de glucosa en la sangre, reduciendo el riesgo de diabetes, derrames y enfermedades cardiovasculares. Un tono vagal bajo, sin embargo, se asocia a inflamaciones cr¨®nicas. La inflamaci¨®n, que es parte del sistema inmunitario, ayuda a que el cuerpo sane despu¨¦s de una lesi¨®n, por ejemplo, pero puede da?ar ¨®rganos y vasos sangu¨ªneos si dura m¨¢s de lo necesario. Una de las funciones del nervio vago es reajustar el sistema inmunitario e interrumpir la producci¨®n de prote¨ªnas que alimentan la inflamaci¨®n. Un tono vagal bajo implica una regulaci¨®n menos eficaz y una inflamaci¨®n que puede ser excesiva, como en el caso de la artritis reumatoide de Maria Vrind, o como en el s¨ªndrome del shock t¨®xico que, seg¨²n Kevin Tracey, mat¨® a la peque?a Janice.
Sabiendo que el nervio vago estaba implicado en una serie de enfermedades inflamatorias cr¨®nicas, incluida la artritis reumatoide, Tracey y sus colegas decidieron comprobar si pod¨ªan convertirlo en una v¨ªa para su tratamiento. El nervio vago es una especie de mensajero bidireccional que pasa se?ales electromagn¨¦ticas entre los ¨®rganos y el cerebro. En las enfermedades inflamatorias cr¨®nicas, razonaba Tracey, los mensajes con los que el cerebro le dice al bazo que interrumpa la producci¨®n de una prote¨ªna inflamatoria espec¨ªfica ¨Cel factor de necrosis tumoral (TNF)- no se estaban enviando. ?Cab¨ªa estimular esas se?ales?
Pas¨® los siguientes diez a?os mapeando meticulosamente todas las v¨ªas neuronales implicadas en la regulaci¨®n del TNF, desde el bulbo raqu¨ªdeo hasta las mitocondrias en el interior de nuestras c¨¦lulas. Por fin, conociendo a fondo c¨®mo el nervio vago controlaba la inflamaci¨®n, Tracey se sinti¨® preparado para comprobar si era posible interponerse en las enfermedades humanas.
Un ensayo estimulante
En el verano de 2011, Maria Vrind vio un anuncio en el peri¨®dico pidiendo voluntarios con artritis reumatoide para un ensayo cl¨ªnico. A los participantes se les pondr¨ªa un implante el¨¦ctrico conectado directamente con el nervio vago. ¡°Llam¨¦ inmediatamente¡±, dice. ¡°No quer¨ªa depender de los f¨¢rmacos anticancer¨ªgenos toda la vida: es malo para tus ¨®rganos y tiene consecuencias a largo plazo¡±.
Tracey hab¨ªa dise?ado el ensayo con su colaborador, Paul-Peter Tak, catedr¨¢tico de Reumatolog¨ªa en la Universidad de Amsterdam. Tak llevaba mucho tiempo buscando una alternativa al uso de f¨¢rmacos agresivos que suprimen el sistema inmunitario en el tratamiento de la artritis reumatoide. ¡°La respuesta inmunitaria del cuerpo se convierte en un problema solo cuando ataca m¨¢s a tu propio cuerpo que a las c¨¦lulas extra?as, o bien cuando es cr¨®nica¡±, razonaba. ¡°As¨ª que la pregunta era: ?c¨®mo podemos mejorar el mecanismo de bloqueo? ?C¨®mo podemos forzar la resoluci¨®n?¡±
El nervio vago es una especie de mensajero bidireccional que pasa se?ales electromagn¨¦ticas entre los ¨®rganos y el cerebro
Cuando Tracey lo llam¨® para sugerirle que la respuesta pod¨ªa estar en la estimulaci¨®n del nervio vago mediante el bloqueo de la producci¨®n de TNF, Tak vio enseguida las posibilidades de la idea y se mostr¨® impaciente por comprobar si pod¨ªa funcionar. La estimulaci¨®n del nervio vago ya estaba permitida en casos de epilepsia, de modo que el consentimiento para un ensayo con pacientes de artritis no deb¨ªa ser problema. M¨¢s dif¨ªcil parec¨ªa que personas habituadas a tratar su dolencia con medicamentos se mostraran dispuestas a someterse a una operaci¨®n con el fin de implantarles un aparato en el cuerpo: ¡°La inc¨®gnita estaba en saber si los pacientes aceptar¨ªan un dispositivo neuroel¨¦ctrico al modo de un marcapasos¡±, dice Tak.
No hab¨ªa de qu¨¦ preocuparse. M¨¢s de mil personas se mostraron interesadas, desbordando la cifra necesaria para el ensayo. En noviembre de 2011, Vrind fue la primera paciente holandesa en ser operada.
¡°Me implantaron el marcapasos en la parte izquierda del pecho, con cables que ascienden y se conectan al nervio vago en la garganta¡±, dice. ¡°Tuve que esperar dos semanas a que la zona cicatrizara, y luego los m¨¦dicos lo encendieron e hicieron los ajustes necesarios¡±.
Le dieron un im¨¢n para que se lo pasara por la garganta seis veces al d¨ªa y activara as¨ª el implante, estimulando el nervio vago durante 30 segundos en cada ocasi¨®n. De ese modo esperaban reducir la reacci¨®n inflamatoria en el bazo. Con Vrind y los otros voluntarios ya en sus casas, para Tracey, Tak y el resto del equipo todo se reduc¨ªa a dejar pasar el tiempo a la espera de ver si la teor¨ªa, el trabajo en el laboratorio y los ensayos con animales daban su fruto con pacientes reales. ¡°Ten¨ªamos la esperanza de que algunos vieran aliviados sus s¨ªntomas; tal vez las articulaciones les dolieran algo menos¡±, dice Tak.
A Vrind le pudo al principio la ansiedad por una cura milagrosa. Dej¨® de tomar sus pastillas, pero los s¨ªntomas regresaron con tanta fuerza que el dolor la ten¨ªa atada a la cama. Volvi¨® a los f¨¢rmacos, aunque se le redujo la dosis semanal.
Y entonces ocurri¨® algo extraordinario: Vrind experiment¨® una mejor¨ªa mucho m¨¢s acusada de lo que los cient¨ªficos o ella misma se hab¨ªan atrevido a imaginar.
Lo dif¨ªcil era saber si personas habituadas a tratar su dolencia con medicamentos se mostraran dispuestas a someterse a una operaci¨®n con el fin de implantarles un aparato,?dispositivo neuroel¨¦ctrico al modo de un marcapasos, en el cuerpo
¡°En pocas semanas me encontraba mucho mejor¡±, dice. ¡°Pod¨ªa volver a andar y a montar en bici. Retom¨¦ el patinaje y la gimnasia. Me siento muy bien¡±. Necesitar¨¢ peque?as dosis de metrotexato el resto de su vida, pero a sus 68 a?os, casi jubilada, Vrind ense?a a jugar al voleibol a personas mayores durante un par de horas a la semana, monta en bici al menos una hora al d¨ªa, hace gimnasia y juega con sus ocho nietos.
Otros pacientes del ensayo han tenido experiencias similares. Los resultados a¨²n no se han publicado pero Tak afirma que m¨¢s de la mitad de los pacientes mostraron una mejor¨ªa significativa y alrededor de un tercio est¨¢n en fase de remisi¨®n ¨Ccurados, a todos los efectos, de la artritis reumatoide-. Diecis¨¦is de los veinte pacientes del ensayo no solo comenzaron a sentirse mejor, tambi¨¦n los niveles de inflamaci¨®n en su sangre disminuyeron. Algunos ya no necesitan usar f¨¢rmacos. Incluso aquellos que no han experimentado una mejor¨ªa cl¨ªnica importante con el implante insisten en que les ayuda: nadie quiere que se lo quiten.
¡°Hay patrones evidentes con la estimulaci¨®n de tres minutos diarios¡±, dice Tak. ¡°Cuando interrump¨ªamos la estimulaci¨®n, pod¨ªa verse que la enfermedad regresaba y que los niveles de TNF en la sangre aumentaban. Reinici¨¢bamos la estimulaci¨®n y volv¨ªan a normalizarse¡±.
Tak sospecha que los pacientes seguir¨¢n dependiendo de la estimulaci¨®n del nervio vago durante toda su vida. Pero al contrario que los f¨¢rmacos, que trabajan para impedir la producci¨®n de c¨¦lulas inmunitarias y de prote¨ªnas como el TNF, la estimulaci¨®n parece restaurar el equilibro natural del cuerpo. Reduce la sobreproducci¨®n de TNF, causante de la inflamaci¨®n cr¨®nica, pero no afecta a la funci¨®n inmunitaria, de modo que el cuerpo puede reaccionar con normalidad a la infecci¨®n.
¡°Estoy muy feliz de haber participado en el ensayo¡±, dice Vrind. ¡°Han pasado ya m¨¢s de tres a?os desde el implante y los s¨ªntomas no han vuelto. Al principio ten¨ªa dolor de cabeza y de garganta, pero en un par de d¨ªas se fue. Ahora no siento nada salvo cierta tirantez en la garganta y un temblor en la voz cuando el dispositivo est¨¢ funcionando.
¡°De vez en cuando siento un poco de rigidez o un peque?o dolor en la rodilla pero se me pasa en un par de horas. El implante no tiene efectos secundarios, al contrario que los f¨¢rmacos, y sus beneficios no se desvanecen, cosa que s¨ª pasaba con los medicamentos¡±.
Subiendo el tono
Llevar un dispositivo el¨¦ctrico implantado en el cuello durante el resto de tu vida no es cualquier cosa. Pero la t¨¦cnica ha tenido tanto ¨¦xito ¨Cy resulta tan conveniente para los pacientes- que ya hay otros cient¨ªficos pensando en usar la estimulaci¨®n del nervio vago para tratar diversos estados debilitantes cr¨®nicos, como el colon irritable, el asma, la diabetes, la fatiga cr¨®nica y la obesidad.
Pero ?qu¨¦ pasa con aquellos que tienen un tono vagal bajo, aquellos cuya salud mental y f¨ªsica mejorar¨ªa si ese tono pudiera estimularse? El tono vagal bajo est¨¢ relacionado con diversos riesgos para la salud, mientras que las personas que tienen un tono vagal alto no solo gozan de una mejor salud, sino que son tambi¨¦n m¨¢s sanas desde un punto de vista psicol¨®gico y social, m¨¢s capaces de concentrarse y recordar, m¨¢s felices, menos depresivas, m¨¢s emp¨¢ticas y m¨¢s propensas a tener amigos cercanos.
La t¨¦cnica ha tenido tanto ¨¦xito que ya hay otros cient¨ªficos pensando en usar la estimulaci¨®n del nervio vago para tratar diversos estados debilitantes cr¨®nicos, como el colon irritable, el asma, la diabetes, la fatiga cr¨®nica y la obesidad
Algunos estudios con gemelos demuestran hasta cierto punto que el tono vagal es gen¨¦tico: hay quienes nacen con m¨¢s suerte que otros. Pero el tono vagal bajo es m¨¢s frecuente entre personas con un cierto estilo de vida, como aquellas que hacen poco ejercicio, por ejemplo. Es lo que hizo preguntarse a algunos psic¨®logos de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill si la relaci¨®n entre el tono vagal bajo y el bienestar se podr¨ªa controlar sin necesidad de implantes.
En 2010, Barbara Fredrickson y Bethany Kok invitaron a cerca de 70 trabajadores de la universidad a participar en un experimento. A cada voluntario se le ped¨ªa que registrara la intensidad de sus emociones diarias. El tono vagal se med¨ªa al comienzo del experimento y al final, nueve semanas despu¨¦s. Como parte del experimento, a la mitad de los participantes se les ense?¨® una t¨¦cnica de meditaci¨®n para promover sentimientos de buena voluntad hacia s¨ª mismos y hacia los dem¨¢s.
El tono vagal aumentaba considerablemente entre aquellos que meditaban, lo que se asociaba al incremento de las emociones positivas del que daban cuenta. ¡°Fue la primera prueba experimental de que si el aumento de las emociones positivas llevaba a un incremento de la cercan¨ªa social, entonces el tono vagal cambiaba¡±, dice Kok.
En el Instituto Max Planck de Alemania, Kok dirige ahora un ensayo a mayor escala para ver si los resultados que obtuvieron pueden reproducirse. De ser as¨ª, el tono vagal podr¨ªa usarse alg¨²n d¨ªa como herramienta de diagnosis. Ya lo es, de alg¨²n modo. ¡°Los hospitales ya monitorizan las variaciones en la frecuencia cardiaca ¨Cel tono vagal- en pacientes que han sufrido infartos de miocardio, dice, ¡°porque hoy sabemos que una baja variabilidad es un factor de riesgo¡±.
Ser capaces de mejorar el tono vagal de una manera sencilla y econ¨®mica, aliviando as¨ª importantes problemas de salud como las enfermedades cardiovasculares y la diabetes, tendr¨ªa enormes implicaciones y el potencial para cambiar de arriba abajo nuestra percepci¨®n de las enfermedades. Si nuestro m¨¦dico de cabecera pudiera medir nuestro tono vagal con la misma facilidad con que mide nuestra presi¨®n sangu¨ªnea, por ejemplo, ser¨ªa muy sencillo prescribir un tratamiento para mejorarlo. Pero a¨²n estamos lejos de eso: ¡°Ni siquiera sabemos qu¨¦ aspecto tiene un tono vagal sano¡±, dice, prudente, Kok. ¡°Estamos midiendo franjas, nos falta la precisi¨®n que s¨ª tenemos al comprobar la presi¨®n sangu¨ªnea¡±.
Si nuestro m¨¦dico de cabecera pudiera medir nuestro tono vagal con la misma facilidad con que mide nuestra presi¨®n sangu¨ªnea, por ejemplo, ser¨ªa muy sencillo prescribir un tratamiento para mejorarlo. Pero a¨²n estamos lejos de eso
Es probable que pronto usemos dispositivos para tratar enfermedades que hoy se controlan a trav¨¦s de f¨¢rmacos: ¡°Si la tecnolog¨ªa mejora y logramos que estos dispositivos sean cada vez m¨¢s peque?os y m¨¢s precisos¡±, dice Kevin Tracey, ¡°llegar¨¢ el d¨ªa en que la medicina bioelectr¨®nica pueda inyectarlos para controlar los circuitos neuronales. Y se har¨¢ con anestesia local o con sedaci¨®n suave¡±.
Sea cual sea el desarrollo de esta tecnolog¨ªa, nuestra percepci¨®n del modo en que el cuerpo maneja las enfermedades ha cambiado para siempre. ¡°Est¨¢ cada vez m¨¢s claro que no podemos considerar los sistemas del cuerpo por separado, como hac¨ªamos antes¡±, dice Paul-Peter Tak. ¡°Ten¨ªamos solo en cuenta el sistema inmunitario y por lo tanto hoy tenemos medicamentos que se dirigen al sistema inmunitario.
¡°Pero es evidente que el ser humano es una entidad: el cuerpo y la mente son una sola cosa. Suena l¨®gico, pero no es lo que pens¨¢bamos antes. No ten¨ªamos los conocimientos cient¨ªficos necesarios para respaldar lo que parec¨ªa una intuici¨®n. Ahora tenemos m¨¢s informaci¨®n y m¨¢s conocimientos¡±.
Y Mar¨ªa Vrind, que a pesar de su artritis reumatoide severa puede ahora montar en bicicleta sin dolores por Volendam, vuelve a sentir correr la vida por sus venas: ¡°No es un milagro ¨Cme explicaron que funciona a trav¨¦s de impulsos el¨¦ctricos- pero parece algo m¨¢gico. No quiero quit¨¢rmelo nunca. ?Me ha devuelto la vida!¡±.
Este art¨ªculo se public¨® por primera vez en Mosaic y se publica de nuevo aqu¨ª con una licencia de Creative Commons.
Verificadora de informaci¨®n: Laura Dawes
Traductor: Christian Law Palac¨ªn
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