Los momentos m¨¢s bochornosos del programa de Bert¨ªn Osborne con Rajoy
?Machismo en prime time? S¨ª, es posible
Imaginen al presidente de un pa¨ªs que se dice moderno y democr¨¢tico -chupito cada vez que alguien lo repita- acudiendo a un programa en horario de m¨¢xima audiencia para asegurar que, en su regi¨®n natal, 'las mujeres son las que cocinan bien'. Imaginen, ya puestos, que este mismo presidente se enzarza en una chistosa competici¨®n con el presentador del citado programa para ver qui¨¦n es capaz de encender una vitrocer¨¢mica y que ¨¦ste acabe justificando que su mujer se lo hab¨ªa explicado todo pero, que ya saben, ¨¦l es un desastre y no entra mucho en la cocina. Imaginen, si es que todav¨ªa les da la neurona para ello, que el campechano presentador le pregunte al presidente, mientras beben vino y comen empanada hecha por los cocineros del mandatario -con receta de la suegra-, si su mujer cocina bien. Pues s¨ª, aunque pueda parecer que todo esto ocurri¨® en blanco y negro, se equivocan. Fue anoche. Dos de diciembre de 2015. Comienza el show.
Espa?a en pleno esperaba con ansia y deseo la visita de Mariano Rajoy al programa de Bert¨ªn Osborne. Pantalones aflojados, bol de palomitas, paquete de klinex y m¨®vil en mano para comentar con la audiencia -la nuestra, la de twitter- todo lo que iba a acontecer en aquella lujosa mansi¨®n de las afueras. Y no defraud¨®. Con los ojos como platos asistimos a una especie de 'Mujeres desesperadas' protagonizada por dos se?ores de cierta edad y mejor posici¨®n haciendo lo que deben hacer dos se?ores de cierta edad y mejor posici¨®n: comer, beber y entregarse al cu?adismo. Risas desaforadas hablando de las ciudades que han visitado, tacos y expresiones de viejoven capaces de hacer llorar a un youtuber y un 'apura t¨² esta botella que no pienso guardar lo que sobra'. Mangas de camisa, jam¨®n del caro y peloteo m¨¢ximo. 'Eres un tipo estupendo. 'T¨² m¨¢s'. 'No, t¨²'. ?Alquilaos una habitaci¨®n!
"La sociedad descansa en los hombros de quien cree que preguntar al otro sobre las habilidades culinarias de su se?ora esposa es normal, incluso gracioso y digno de menci¨®n"
Entre bromas c¨®mplices y cojines amarillos, asistimos al espect¨¢culo del horror, al verdadero drama social que dicta nuestros tiempos. Nos dimos cuenta de que Rajoy y Bert¨ªn, Bert¨ªn y Rajoy, son la materializaci¨®n de nuestro futuro, del prototipo de pensamiento que decide nuestros movimientos y configura nuestra identidad. Vimos, como si de una epifan¨ªa se tratase, que la sociedad descansa en los hombros de quien cree que preguntar al otro sobre las habilidades culinarias de su se?ora esposa es normal, incluso gracioso y digno de menci¨®n. Comprobamos que el machismo m¨¢s rancio, el que considera que una mujer tiene mucha suerte si su marido es de los que ayuda en casa, est¨¢ perfectamente integrado en nuestra sociedad. Sentimos un escalofr¨ªo el pensar que la diversidad no es m¨¢s que un adorno, un divertimento, una l¨ªnea que hay que rellenar porque toca, porque queda bien, porque alguien se ha empe?ado. Uno de esos jovencitos. O peor, una mujer.
M¨¢s all¨¢ de rendirnos a las aspiraciones y llevarnos una imagen amable y bonachona del presidente, de payaso triste que quiere pero alguien no le deja, nos dimos de bruces con la realidad y sentimos el dolor de la ca¨ªda. Una realidad que conocemos, que denunciamos, que criticamos, que existe y que olvidamos con mucha facilidad. Nos refugiamos en nuestra peque?a burbuja, elegimos nuestro entorno en redes sociales y nos creemos que eso es la sociedad, pero meamos muy lejos. Echamos un vistazo a nuestro alrededor y nos encontramos con formas de vida muy parecidas a la nuestra y creemos que el mundo entero, por l¨®gica, debe ser igual. Ay, ilusos. ?De verdad alguien cree que la mayor parte del 23% de audiencia que cosech¨® el programa se sinti¨® ofendido por el regusto a antiguo r¨¦gimen que rezum¨® durante toda la emisi¨®n? ?Pero si se habl¨® de Eurovisi¨®n! ?Qu¨¦ risas!
Ojal¨¢ hubi¨¦semos aprendido algo en todo este tiempo. Ojal¨¢ los candidatos a presidir nuestros pr¨®ximos cuatro a?os de vida hiciesen el mismo esfuerzo y saliesen de su timeline. Ojal¨¢ visitasen aquellos lugares en los que no se sintiesen c¨®modos y experimentasen la verg¨¹enza que nosotros sentimos anoche. Ojal¨¢ se pasasen por el Deluxe y llevasen la inmunidad a Gran Hermano. Ojal¨¢ se atreviesen a contarle la misma milonga al pol¨ªgrafo de Conchita. Entonces s¨ª habr¨ªamos evolucionado algo, pero con Bert¨ªn Osborne... ?Qu¨¦ es esto? ?1993? En fin. Voten con cabeza y, ya saben, ?viva el vino!
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