Este virus podr¨ªa curarte
La industria biotecnol¨®gica empieza a probar terapias basadas en fagos, los virus que atacan a las bacterias
Con la importante excepci¨®n del jab¨®n de manos, las grandes herramientas de la medicina contra las infecciones bacterianas son obra de la madre naturaleza. Los antibi¨®ticos son una invenci¨®n de los hongos para protegerse de las bacterias, y de ah¨ª que Fleming los descubriera en el moho del pan. Pero fue precisamente el gran empuje de los antibi¨®ticos a mediados del siglo XX el que conden¨® al olvido un descubrimiento anterior, igualmente natural y al menos igual de prometedor: los virus bacteri¨®fagos (o fagos, para abreviar) que se ganan la vida atacando a las bacterias. Las crecientes resistencias a los antibi¨®ticos los han tra¨ªdo ahora de vuelta.
Se est¨¢n abriendo camino otros enfoques que no se basan en los fagos completos, sino en algunos de sus componentes aislados, como las lisinas y las tailocinas
Este a?o se ha celebrado en Washington la primera gran conferencia sobre terapias antibacterianas basadas no en antibi¨®ticos, sino en los fagos, los virus naturales que atacan a las bacterias, organizada por el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID en sus siglas inglesas), uno de los poderosos Institutos Nacionales de Investigaci¨®n (NIH) de Estados Unidos. Las biotecnol¨®gicas ya han empezado a desarrollar estas terapias comercialmente, con unos cuantos ensayos cl¨ªnicos en fase I o II. El mayor es contra las infecciones de las quemaduras, pero ya hay en el mercado otros fagos contra las bacterias que contaminan la comida.
Los fagos fueron descubiertos de forma independiente por el brit¨¢nico Frederick Twort, en 1915, y el franc¨¦s F¨¦lix d'Herelle, en 1917, aunque fue este ¨²ltimo quien acu?¨® el nombre bacteri¨®fago (literalmente, que come bacterias). Son las entidades biol¨®gicas m¨¢s abundantes y diversas del planeta: hay diez de ellos por cada bacteria que puebla los oc¨¦anos. Los m¨¢s t¨ªpicos consta de una cabeza, que contiene el ADN del virus, y una cola que utilizan para reconocer a la bacteria, adosarse a ella e inyectarle el material gen¨¦tico. Ry Young y Jason Gill, de la Universidad de Texas A&M, han resumido en Science el estado de la cuesti¨®n.
La estrategia industrial convencional sigue siendo la misma que utiliz¨® D'Herelle originalmente: aislar fagos naturales de diversos entornos, examinar su actividad contra las principales bacterias pat¨®genas y ponerlos a prueba como agentes antibacterianos en animales de experimentaci¨®n. Pero se est¨¢n abriendo camino otros enfoques que no se basan en los fagos completos, sino en algunos de sus componentes aislados, como las lisinas y las tailocinas.
La mayor parte de los nuevos agentes se est¨¢n desarrollando contra las infecciones en las que las resistencias a los antibi¨®ticos suponen un problema grave desde hace a?os, como las de pulm¨®n o ri?¨®n
Estas dos prote¨ªnas (enzimas) est¨¢n implicadas en el mecanismo de ataque del fago a su hu¨¦sped bacteriano. Las tailocinas (de tail, cola en ingl¨¦s) forman la cola del fago, la estructura con la que se posan sobre su v¨ªctima. Las lisinas rompen la pared de la bacteria para permitir que el virus le inyecte el ADN en su interior. Ambas tienen efectos letales sobre el hu¨¦sped, y pueden manipularse por medios gen¨¦ticos para redirigirse contra una variedad de bacterias distintas.
La mayor parte de los nuevos agentes antibacterianos se est¨¢n desarrollando contra las infecciones en las que las resistencias a los antibi¨®ticos suponen un problema grave desde hace a?os. Un buen ejemplo es Pseudomonas aeruginosa, responsable de algunas infecciones muy graves de pulm¨®n y ri?¨®n extraordinariamente resistentes a los antibi¨®ticos. Otros ejemplos son Staphylococcus aureus, causa com¨²n de infecciones de piel y respiratorias y responsable de algunas intoxicaciones; y Clostridium difficile, causante de un tipo de colitis a menudo muy resistente a los antibi¨®ticos.
Algunos productos basados en fagos est¨¢n ya en el mercado para ayudar a la industria alimentaria a evitar contaminaciones
Aunque hay varios candidatos a f¨¢rmacos basados en fagos que han llegado a ensayos cl¨ªnicos de fase I (para determinar si el cuerpo los tolera) o fase II (para establecer su eficacia a peque?a escala), el m¨¢s avanzado es el estudio Phagoburn para el tratamiento de las infecciones que acompa?an a las quemaduras. Est¨¢ financiado por la Comisi¨®n Europea, arranc¨® en 2013, implica a la biotecnol¨®gica francesa Pherecydes Pharma y a una decena de hospitales franceses, belgas y suizos. Su conclusi¨®n est¨¢ prevista para junio del a?o que viene.
De hecho, algunos productos basados en fagos est¨¢n ya en el mercado, aunque no para tratar pacientes, sino para ayudar a la industria alimentaria a evitar contaminaciones por las cepas bacterianas Escherichia coli O157:H7 y Listeria monocytogenes. Los procedimientos regulatorios son menos exigentes y prolongados en estos casos, ya que no se precisan ensayos cl¨ªnicos.
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