Renunciar para ser felices
La insatisfacci¨®n permanente acaba alej¨¢ndonos de las metas que enriquecen la vida. Tomar decisiones es un primer paso en el camino hacia el disfrute
Si observamos a nuestro alrededor nos daremos cuenta de la gran diversidad de personas que nos rodean. Gente muy distinta a nosotros con sus propias prioridades, valores, ilusiones y miedos. Aunque son muchas las cosas que nos separan de ellos, una nos une de un modo singular: el deseo de ser felices. Pero esa dicha en ocasiones nos puede resultar un tanto esquiva. Seguimos sin saber qu¨¦ nos acerca o nos aleja de ella, por lo que acabamos confundidos, empleando grandes cantidades de energ¨ªa en cuestiones que poco aportan a nuestro bienestar.
Tendemos a asociar la conquista de ciertas aspiraciones con la felicidad: ¡°Ser¨¦ feliz cuando cambie de trabajo¡±, o ¡°cuando consiga una pareja, o ¡°si logro el divorcio¡±, o ¡°cuando compre mi propia casa¡±. Aunque lo vivimos con naturalidad, cuando alcanzamos alguna de estas ansiadas metas, parad¨®jicamente nos damos cuenta de que la felicidad no ha llegado. Sentimos satisfacci¨®n por el logro, s¨ª, pero esta se desvanece con frustrante velocidad.
De este modo van pasando los d¨ªas y los a?os, y no alcanzamos a comprender que vivimos como ratones en la rueda. Corriendo mucho, pero sin llegar a ning¨²n sitio. Porque nada m¨¢s terminar ya nos hemos marcado la siguiente meta, sin parar un segundo a disfrutar aquello que tanto nos cost¨® lograr. Nunca estamos satisfechos, somos incapaces de renunciar a nada. Y ello nos hace infelices. En la novela 13,99 euros, de Fr¨¦d¨¦ric Beigbeder, el protagonista, Octave, publicista, lo expresa as¨ª: ¡°Siempre me las apa?o para que os sint¨¢is frustrados (¡) Os drogo con novedad, y la ventaja de lo nuevo es que nunca lo es durante mucho tiempo. Siempre hay una nueva novedad para lograr que la anterior envejezca (¡) En mi profesi¨®n, nadie desea vuestra felicidad, porque la gente feliz no consume¡±.
?Y si hemos estado equivocados todo este tiempo? ?Y si la felicidad no reside tanto en lograr ciertas aspiraciones como en sentir satisfacci¨®n por lo que ya hemos logrado? El sentirnos felices o desdichados est¨¢ muy relacionado con la manera en que percibimos nuestra situaci¨®n actual, esto es, con lo satisfechos que nos sintamos respecto a lo que poseemos en el momento presente. En una sociedad en la que predominan valores como la ambici¨®n, la generaci¨®n de necesidades y un inconformismo patol¨®gico, esto es un objetivo muy dif¨ªcil de lograr.
?Es relativa la felicidad?
Ganadores de loter¨ªa y v¨ªctimas de accidentes: ?es relativa la felicidad?.?Con este t¨ªtulo, tres investigadores llamados Brickman, Coates y Janoff-Bulman publicaron en 1978 su estudio en el que comparaban la satisfacci¨®n de tres grupos de personas: ganadores de grandes sumas de dinero en la loter¨ªa, v¨ªctimas de accidentes que hab¨ªan quedado en un estado de par¨¢lisis y un grupo control, sin loter¨ªa ni par¨¢lisis. ?Sus resultados? "Los ganadores de loter¨ªa no son m¨¢s felices que los controles y obtienen significativamente menos placer de los acontecimientos mundanos". Por su parte, los que hab¨ªan sufrido un accidente mostraron una tendencia a "idealizar su pasado".
La filosof¨ªa budista sostiene que la felicidad est¨¢ determinada m¨¢s por el estado mental que por los acontecimientos externos. Circunstancias tan extremas como sufrir una grave enfermedad o ganar la loter¨ªa pueden provocar que nos sintamos m¨¢s contentos o deprimidos a corto plazo, pero no suelen provocar efectos duraderos en nuestro estado de ¨¢nimo. Este tiende a volver a su nivel previo al cabo de un tiempo, tras un periodo de adaptaci¨®n a la nueva realidad. Con demasiada frecuencia confundimos esa satisfacci¨®n o placer temporal con la felicidad, la cual es en realidad un estado mental consecuencia de c¨®mo nos enfrentamos a la vida. Por ello vivimos enganchados al logro y nos volvemos adictos a las emociones ef¨ªmeras.
Un camino para acercarnos a la tan ansiada felicidad reside en conseguir un buen equilibrio entre nuestras aspiraciones, basadas en una leg¨ªtima ambici¨®n por mejorar nuestras condiciones de vida, y la capacidad de disfrutar y conformarnos con lo que tenemos. Es m¨¢s que probable que la mera lectura de la palabra ¡°conformarnos¡± haya disparado una especie de se?al de alarma en el lector. Es normal, estamos programados para ello. Evitar el conformismo es un mecanismo de protecci¨®n que nos permite seguir progresando, pero que puede terminar volvi¨¦ndose en nuestra contra. La ambici¨®n por avanzar hace que la sociedad prospere y que la humanidad siga su curso: sin ese impulso para mejorar seguir¨ªamos viviendo en las cavernas a merced de los elementos. El problema es que nos falta capacidad para apreciar lo que tenemos por miedo a quedarnos estancados. Vivimos siempre pendientes de lo que nos falta, muchas veces sin valorar lo que hemos logrado. Hemos acabado superando las aspiraciones naturales por crecer y prosperar para desembocar en una suerte de avaricia vital. Nunca estamos satisfechos, siempre queremos m¨¢s, de lo que sea, porque m¨¢s es siempre mejor: un coche m¨¢s r¨¢pido, una casa m¨¢s grande, un tel¨¦fono m¨¢s inteligente y una escuela m¨¢s cara para nuestros hijos. Pero como hemos dicho, esta nueva forma de avaricia vital no nos proporciona la felicidad, sino m¨¢s bien una breve satisfacci¨®n puntual. Valorar lo que tenemos y conformarnos de un modo saludable con ello es el ant¨ªdoto contra esta rueda infinita por el siempre m¨¢s.
Constantemente somos bombardeados con la idea de que podemos tenerlo todo y no debemos sacrificar nada. Pero esto es, como poco, una quimera: ponerse metas poco realistas o querer llegar a todo es la receta perfecta para lograr una constante sensaci¨®n de insatisfacci¨®n. Si aprendemos a identificar las renuncias que hay tras nuestras decisiones y conseguimos aceptarlas, estaremos m¨¢s cerca de vivir con mayor plenitud.
Pensemos, por ejemplo, en resoluciones como cambiar de puesto de trabajo, tener hijos o dejar la relaci¨®n con nuestra pareja. Dif¨ªciles, ?verdad? Cuando nos enfrentamos a una toma de decisiones que sentimos complicada, lo que verdaderamente nos est¨¢ costando no es elegir una de esas opciones, sino olvidarnos del resto de ellas. Pero la vida es as¨ª, debemos aprender a renunciar para poder seguir avanzando. Y aspirar a tenerlo todo conduce a la infelicidad.
Muchas personas acuden frustradas a la consulta de psic¨®logos y psiquiatras porque sienten que son incapaces de lograr sus metas, y que por m¨¢s que se esfuercen no consiguen sentirse satisfechos. Ello les produce ansiedad y un bajo estado an¨ªmico, e incluso puede da?ar sus relaciones sociales. Tras analizar su situaci¨®n no es dif¨ªcil ayudarles a darse cuenta de que es imposible obtener de ese modo la felicidad, ya que esta la han condicionado a la consecuci¨®n de ciertos objetivos que, habitualmente, son incompatibles. Resulta complicado poseer una casa de muchos metros cuadrados y contar con mucho tiempo libre. Es dif¨ªcil pasar m¨¢s horas con la familia y conseguir un ascenso en el trabajo. Tambi¨¦n cuesta sacar tiempo para leer m¨¢s libros mientras atendemos nuestro muro de Facebook. Hay que elegir.
El camino para que nuestras decisiones nos hagan felices pasa, necesariamente, por aceptar las renuncias como parte del proceso. El d¨ªa no tiene m¨¢s horas. Debemos elegir en qu¨¦ invertimos nuestro tiempo y esfuerzo. Y eso, nuevamente, implica sacrificios. Pero estos deben ser conscientes, decisiones tomadas con determinaci¨®n y asumiendo sus consecuencias. Por el contrario, si simplemente seguimos avanzando pero imaginando con nostalgia aquello que nunca fue, seguiremos sin valorar aquello que s¨ª tenemos y que con tanto esfuerzo hemos logrado. En ocasiones la mente tiende a idealizar los caminos que no hemos seguido, imaginamos un futuro perfecto en el que tomamos la decisi¨®n adecuada y en el que la vida nos sonr¨ªe. No nos enga?emos. Ninguna realidad, por buena que sea, soporta la comparaci¨®n con una utop¨ªa.
Podemos ponernos los m¨¢s diversos objetivos en la vida, pero todos ellos tienen en com¨²n un paso ulterior, el m¨¢s importante: lograr la felicidad. No lo olvidemos. La vida implica tomar gran cantidad de decisiones de manera constante. Pero si conseguimos desplazar la atenci¨®n desde esas renuncias al objetivo final, que es obtener el bienestar, nos resultar¨¢ m¨¢s sencillo seguir avanzando.
Para saber m¨¢s
Libros
El arte de la felicidad
Dal¨¢i Lama y Howard C. Cutler?(Debolsillo, 2010)
Conversaciones entre el Dal¨¢i Lama y un psiquiatra estadounidense sobre los conceptos de la felicidad en Oriente y Occidente.
Pel¨ªculas
Mr. Nobody
Jaco Van Dormael (2009)
Cinta de ciencia-ficci¨®n en la que su protagonista, Nemo, en su lecho de muerte, recuerda varias posibles existencias y matrimonios que no lleg¨® a vivir y decisiones que no lleg¨® a tomar.
El estudio
Ganadores de loter¨ªa y v¨ªctimas de accidentes: ?es relativa la felicidad?
Brickman P., Coates C. y Janoff-Bulman R.
Journal of Personality and Social Psychology (1978)
elpaissemanal@elpais.es
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