Despertar a la fuerza

Lo bueno de la jornada de reflexi¨®n es que acorta un d¨ªa la campa?a electoral. En mi casa, igual que en otras muchas como en la de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, estamos un poco inquietos porque pasan los d¨ªas y no sabemos a qui¨¦n votar. Y desde el debate vip del lunes entre Rajoy y S¨¢nchez que termin¨® como un S¨¢lvame Deluxe cualquiera, lo ¨²nico que tenemos claro es que era mucho mas f¨¢cil votar en Operaci¨®n triunfo. Hay d¨ªas que la mano se nos va al joven Albert Rivera como soluci¨®n ansiosa, pero de repente recordamos ese minuto de memoria de Pablo Iglesias en el debate de Atresmedia y la mano se nos va a la izquierda. El debate vip del pasado lunes aburri¨® mucho con un espect¨¢culo que cre¨ªamos superado, dejando la curiosa sensaci¨®n de querer votar por la esposa de Pedro S¨¢nchez, Bego?a Fern¨¢ndez, que es rubia, lista y nacida en Bilbao.

De las pocas cosas que quedaron claras de ese debate vip es que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, llevaba raz¨®n en su insistencia de escudarse detr¨¢s de plasmas protectores. Apenas un poquito de exposici¨®n le ha ganado un inexplicable y mezquino derechazo que no tiene ninguna lectura pol¨ªtica. En la radio han dicho que casi el 30% de los votantes estamos en el trance de acudir ma?ana sin saber a qui¨¦n votar. Es un sin vivir que se suma a mis dramas navide?os con las cenas en las fechas se?aladas, casi siempre indigestas, y sabiendo que ma?ana bajar¨¦ del avi¨®n a toda prisa hacia el colegio electoral, entrar¨¦ en el cub¨ªculo y cerrar¨¦ la cortinita recordando que en las ¨²ltimas elecciones que particip¨¦ las gan¨® de rebote Ana Botella. Mam¨¢, que est¨¢s en el cielo, ay¨²dame.

Me gustar¨ªa desahogarme un poco viendo el nuevo episodio de la saga de La guerra de las galaxias, que justamente se titula El despertar de la fuerza cuando yo m¨¢s bien lo estoy, despierto, pero a la fuerza y casi sin oxigeno porque no hay entradas para ver la pel¨ªcula hasta mediados del pr¨®ximo mes de enero. Qu¨¦ ¨¦xito, ?y eso que dicen que no sale Bert¨ªn Osborne! El fen¨®meno comercial de La guerra de las galaxias es tan espectacular que, completamente indeciso, no sabes si quieres disfrazarte de princesa Leia o m¨¢s bien de uno de los miles de an¨®nimos guerreros que llevan esos cl¨®nicos uniformes blanco y negro. No entiendo c¨®mo en Zara o en H&M no han reproducido ya esos uniformes para salir todos as¨ª vestidos de la tienda a la calle. Y de la calle al centro electoral y de all¨ª al cine o a la cena de Navidad.

Es una jornada de reflexi¨®n repleta de reflexiones. Estoy convencido de que se debe a esta mezcla gal¨¢ctica de elecciones generales con Navidad, turrones y papeletas, h¨¦roes y villanos, que de lejos parece divertida y de cerca te indigesta. Porque todo est¨¢ supeditado al resultado electoral y no disfrutas, como debieras, de regalos y cosas como el tercer grado de Pantoja. ?Isabel est¨¢ ya en casa como el jam¨®n y los langostinos! Solo que con una pulsera electromagn¨¦tica, que al igual que el reloj inteligente parece una bobada aprender a llevarla y resulta que es un l¨ªo. Conozco alguna se?ora que la lleva, no por gusto sino casi por las mismas razones que Isabel Pantoja, y me ha confesado que es un incordio. Por ejemplo, agarrar la servilleta y desdoblarla en el regazo puede hacer que te lleves media mesa por delante. Un abrazo de saludo resulta un golpe seco en el espinazo. Atarte los cordones de los zapatos (o las sandalias con tobillera, que puede ser el caso de Pantoja, a la que le gusta el tac¨®n muy alto) resulta engorroso porque la libertad vigilada que te otorga la dichosa pulsera queda muy restringida en esos momentos. Ser¨ªa mejor que Isabel no trinche el pavo o la pava, porque la se?al de alarma podr¨ªa activarse con la plata de los cubiertos y el sodio del animal. Cantando en serio, ?c¨®mo puede ser que una reina de la copla, con el mayor conocimiento de buler¨ªas y movimientos de manos que hayamos disfrutado, lleve ahora una pulsera que impide esa tradici¨®n gestual?

La respuesta la tendremos cuando Pantoja hable en exclusiva. Seguro que nos cuenta si se la quita para dormir o si esta pita cuando se aleja de su radar. Es que Cantora es muy grande, como la fuerza que la remueve.

En cualquier caso, hay vida despu¨¦s del 20 de diciembre. Y guerra en muchas galaxias. Como la boda de Cynthia Rossi, que va a ser otra responsabilidad enorme no solo para la revista ?Hola! sino tambi¨¦n para su madre Carmen Mart¨ªnez-Bordi¨², quien, entre otras cosas, es una nada indecisa organizadora de bodas, fiestas y batallas siderales. Carmen, ?que la fuerza te acompa?e!