El nudo sirio
Hay que poner fin al conflicto porque ya se est¨¢ librando a nivel local, regional y global
Durante cuatro a?os, una guerra sangrienta ha arrasado Siria. Lo que comenz¨® como un levantamiento democr¨¢tico contra la dictadura de Bachar el Asad se transform¨® en una mara?a de conflictos que refleja, en parte, una lucha de poder brutal entre Ir¨¢n, Turqu¨ªa y Arabia Saud¨ª por el dominio regional. Esta lucha podr¨ªa desestabilizar a toda la regi¨®n.
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El conflicto en Siria est¨¢ ocurriendo, por lo menos, en tres niveles: local, regional y global. Han muerto 250.000 personas. La ONU calcula que han huido de Siria cuatro millones de personas, adem¨¢s de 7,6 millones de desplazados internos. El flujo de refugiados sirios que ingresan a Europa se ha convertido en uno de los mayores desaf¨ªos que ha enfrentado hasta ahora la Uni¨®n Europea. La guerra civil siria tambi¨¦n se ha transformado en el terreno f¨¦rtil m¨¢s peligroso para el terrorismo islamista. Por todas estas razones, debe ponerse fin a la guerra siria lo antes posible. Despu¨¦s de los atentados del 13 de noviembre en Par¨ªs, ha surgido una nueva oportunidad para terminar con la agon¨ªa de Siria, porque todos los actores importantes (excepto el ISIS) est¨¢n dispuestos a sentarse a la mesa de negociaci¨®n. Pero, aunque todos han acordado combatir al ISIS, el gran interrogante sigue siendo si en verdad lo har¨¢n.
Los kurdos en el norte de Siria e Irak son los combatientes m¨¢s efectivos contra el ISIS, pero sus propias ambiciones nacionales los enfrentan con Turqu¨ªa. Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª est¨¢n luchando principalmente entre s¨ª por un predominio regional, bas¨¢ndose en actores que no son Estados. Rusia est¨¢ luchando por un status global y contra cualquier forma de cambio de r¨¦gimen. Se encuentra as¨ª aliada con Ir¨¢n en su respaldo de la dictadura de Asad, mientras que Ir¨¢n, a su vez, persigue sus propios intereses geopol¨ªticos al respaldar a su aliado chi¨ª en el L¨ªbano, Hezbol¨¢, para el cual el interior sirio es indispensable. Francia se ha planteado con mayor seriedad que nunca combatir al ISIS, y Alemania y otros pa¨ªses europeos se sienten obligados a asistirla y a frenar el flujo de refugiados que provienen de la regi¨®n.
Estados Unidos est¨¢ operando con el freno de mano puesto. El presidente, Barack Obama, quiere, esencialmente, evitar involucrar a su pa¨ªs en otra guerra en Oriente Pr¨®ximo antes de que termine su mandato. Sin embargo, como la principal potencia global se ha mantenido al margen, el resultado inevitable ha sido un vac¨ªo de poder sumamente peligroso que Vlad¨ªmir Putin intenta explotar. Como EE?UU se niega a liderar y Europa es demasiado d¨¦bil militarmente para influir en los desarrollos en Siria por s¨ª sola, existe la amenaza de una alianza europea de facto con la Rusia de Putin. Ese ser¨ªa un grave error: cualquier cooperaci¨®n militar con Asad ¡ªel objetivo y el precio de Putin¡ª llevar¨ªa a una gran mayor¨ªa de musulmanes sun¨ªes a caer en brazos de los islamistas radicales. Ese tipo de tendencia ya es visible en Irak. El gobierno dominado por los chi¨ªes del ex primer ministro Nuri al Maliki desempe?¨® un papel decisivo a la hora de radicalizar a los sun¨ªes iraqu¨ªes y convencerlos de respaldar al ISIS. Ser¨ªa extremadamente est¨²pido obstinarse en repetir el mismo error en Siria. Por cierto, una negociaci¨®n de estas caracter¨ªsticas no tendr¨ªa nada que ver con la realpolitik, ya que la guerra en Siria no se puede terminar si el ISIS o Asad siguen en el panorama.
Cualquier colaboraci¨®n occidental con Rusia debe evitar dos desenlaces: la vinculaci¨®n de Siria con Ucrania y una cooperaci¨®n militar con Asad. M¨¢s bien, se deber¨ªa hacer el intento de vincular una intervenci¨®n militar contra el ISIS con un acuerdo sobre un proceso de transici¨®n pol¨ªtica que pase de un armisticio a un gobierno de unidad nacional para Siria y el fin del r¨¦gimen.
En definitiva, la batalla decisiva con el extremismo islamista tendr¨¢ lugar en el interior de la comunidad sun¨ª. ?Qu¨¦ forma de islam sun¨ª prevalecer¨¢, la versi¨®n saud¨ª wahab¨ª o una m¨¢s moderna y moderada? Este es el interrogante decisivo. Un factor importante ser¨¢ la manera en que Occidente trate a sus musulmanes: como ciudadanos con iguales derechos y obligaciones o como permanentes extra?os y carne de ca?¨®n para los reclutadores yihadistas.
Joschka Fischer fue ministro de Relaciones Exteriores y vicecanciller de Alemania desde 1998 hasta 2005, y dirigente del Partido Verde alem¨¢n durante casi 20 a?os.
? Project Syndicate / Institute for Human Sciences, 2015.
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