Nueva York alza una barricada cultural contra el cambio clim¨¢tico
Un grupo de visionarios trabaja desde un despacho de Manhattan para crear el primer Museo del Clima de Estados Unidos
Todo cambi¨® el d¨ªa que Sandy lleg¨® a Nueva York. Ocurri¨® un lunes, 29 de octubre de 2012, a las ocho de la tarde. El hurac¨¢n, uno de los m¨¢s mort¨ªferos de la historia del Atl¨¢ntico Norte, naci¨® cerca de Venezuela, creci¨® golpeando Jamaica, arras¨® Hait¨ª, atraves¨® Cuba de parte a parte y fue a morir en la costa este de Norteam¨¦rica, sobre el estado de Nueva Jersey. En su fren¨¦tico recorrido acab¨® con la vida de m¨¢s de 230 personas, medio centenar de ellas en la ciudad de Nueva York. Sandy destruy¨® miles de casas, inund¨® el sistema de metro de la ciudad, dej¨® sin electricidad a buena parte de Manhattan y forz¨® la evacuaci¨®n de hospitales y colegios. El presidente Obama declar¨® el estado de emergencia y varias unidades del ej¨¦rcito tuvieron que intervenir para restablecer las comunicaciones y proteger las principales infraestucturas de la ciudad.
Los preparativos que Nueva York pudo movilizar no fueron suficientes para evitar la cat¨¢strofe. Aquella jornada de octubre, el germen de una idea brot¨® en Miranda Massie, una abogada estadounidense especializada en derechos civiles y medioambiente: si las barreras f¨ªsicas no pod¨ªan competir contra los desastres clim¨¢ticos en unas de las ciudades m¨¢s poderosas del mundo, hab¨ªa que construir otro tipo de defensas. Para Massie, la indiferencia de la sociedad norteamericana resultaba tan peligrosa como la imprevisibilidad del clima, as¨ª que unos meses m¨¢s tarde decidi¨® abandonar su trabajo y dedicarse en exclusiva a construir una nueva barricada desde la que trabajar por la sensibilizaci¨®n de sus conciudadanos. En marzo de 2014 lanz¨® oficialmente la iniciativa para crear el primer Museo del Clima en Estados Unidos. De momento, s¨®lo hay dos museos m¨¢s del clima en el mundo: uno en Hong Kong, que s¨ª trata de cambio clim¨¢tico, y otro en Alemania, que extra?amente no lo aborda. La iniciativa neoyorkina es ¨²nica por su tama?o, su ambici¨®n y por el apoyo que est¨¢ recibiendo desde el mundo acad¨¦mico.
"El cambio clim¨¢tico es un problema cr¨ªtico que afecta a todas las especies del planeta. Necesitamos un esfuerzo m¨¢s amplio para concienciar a la gente y favorecer el debate,¡± apunta Massie. ¡°Creemos que el clima deber¨ªa ser un tema central en muchas conversaciones de las que ahora est¨¢ ausente, como la sanidad, las desigualdades social, los mercados financieros... Sandy fue un punto de inflexi¨®n para Nueva York; ahora la ciudad est¨¢ a la vanguardia de la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Nosotros vemos que hay una necesidad y una oportunidad para liderar esta este debate desde Estados Unidos".
Desde un despacho en la Tercera Avenida de Manhattan, la abogada trabaja con el esp¨ªritu de una start-up para montar un gran museo en Nueva York orientado a buscar soluciones con las que prevenir y combatir futuros desastres. Junto a ella, a tiempo completo, est¨¢n Charlie y Zina: ¨¦l, un experto en organizaci¨®n y pol¨ªticas clim¨¢ticas; ella, una joven estudiante que se ha tomado una a?o sab¨¢tico en la universidad para ayudarles a empujar el proyecto. Necesitan, grosso modo, 500 millones de d¨®lares y un espacio en la ciudad de 10.000 metros cuadrados que sea f¨¢cilmente accesible y donde puedan levantar un edificio ic¨®nico. En 2020 quieren que est¨¦ funcionando con un mill¨®n de turistas al a?o. Y, por dif¨ªcil que parezca, ya est¨¢n recibiendo infinidad de apoyos.
"Estoy convencida de que vamos a levantar el capital necesario. La gente est¨¢ respondiendo al proyecto con much¨ªsimo entusiasmo. En nuestra junta de asesores contamos con cient¨ªficos, profesores, expertos en clima, abogados...", explica Massie.
Miranda, Charlie y Zina trabajan en la luminosa planta 21 de un espacio cedido por un prestigioso bufete de abogados. La contabilidad y los servicios jur¨ªdicos los provee pro bono otra firma neoyorkina. Constituido como organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro, el Museo del Clima recibe por el momento donaciones privadas, pero su objetivo final es convencer al ayuntamiento de la ciudad de la viabilidad de su proyecto, atraer a grandes fundaciones y fomentar la colaboraci¨®n con universidades, centros de investigaci¨®n y otras instituciones similares. De momento, varias de las figuras de El Instituto de la Tierra, en la Universidad de Columbia, se han sumado a la iniciativa.
El Instituto de la Tierra es la academia de investigaci¨®n sobre el cambio clim¨¢tico m¨¢s potente de Estados Unidos y, a trav¨¦s de sus actividades, genera unos ingresos de 130 millones de d¨®lares al a?o. Con sede en el Upper West Side de Manhattan, junto al campus de Columbia, el centro re¨²ne a la mayor plantilla de expertos en calentamiento global y cambio clim¨¢tico del mundo. Algunos de ellos no faltaron a la Cumbre del Clima de Par¨ªs para asesorar a varias de las delegaciones y trabajando en pos del acuerdo que finalmente se firm¨®.
Steve Cohen, el director ejecutivo de la instituci¨®n, se ha quedado en Nueva York, pero est¨¢ al tanto de c¨®mo avanza la cumbre. ¡°La situaci¨®n es muy seria y tenemos que hacer algo ya. Existe un mayor consenso en Par¨ªs para lograrlo. En parte, porque la gente es m¨¢s consciente y comprende mejor el problema, pero tambi¨¦n porque las expectativas de lo que se quiere lograr son m¨¢s bajas que en las conferencias anteriores,¡± explica.
Al igual que Massie con el Museo del Clima, Cohen cree que el principal objetivo de El Instituto de la Tierra tiene que ser influir en el debate, concienciar a la sociedad y proponer soluciones. Para ello, invierte todos los a?os dos millones de d¨®lares en comunicaci¨®n. ¡°Nuestro trabajo tambi¨¦n tiene que ser traducir la informaci¨®n que generamos para hacerla accesible y que la gente pueda entenderla. Intentamos convertir a nuestros cient¨ªficos en embajadores, ense?arles a compartir su experiencia y a explicar sus descubrimientos. Algunos de nuestros expertos est¨¢n continuamente en la prensa", dice, y no es una exageraci¨®n. Los d¨ªas despu¨¦s de que Sandy azotara Nueva York, los expertos de Columbia hicieron m¨¢s de un centenar de apariciones en los medios de Estados Unidos.
Cohen y Massie crecieron en Brooklyn, al este de Manhattan, y ambos orientaron sus carreras al ¨¢mbito profesional antes que al acad¨¦mico. Ahora los dos tienen una sensibilidad especial sobre cu¨¢l debe ser el papel de sus instituciones en Nueva York, una ciudad que ha reducido un 10% sus emisiones de gases de efecto invernadero en los ¨²ltimos cinco a?os.
¡°Tenemos que educar a los profesores para que empiecen a ense?ar, desde la guarder¨ªa, qu¨¦ es el efecto invernadero. Tiene que ser parte de la primera educaci¨®n cient¨ªfica. Despu¨¦s debemos integrar esta educaci¨®n cient¨ªfica en la administraci¨®n y la toma de decisiones en los negocios. La gente tiene que comprender las dimensiones f¨ªsicas de la sostenibilidad: el uso del agua de cada producto, los desechos que se generan, el impacto ambiental...¡± detalla Cohen, quien se muestra absolutamente convencido de que los cambios tecnol¨®gicos de los pr¨®ximos a?os (mayor eficiencia de las energ¨ªas renovables y la popularizaci¨®n del transporte el¨¦ctrico) contribuir¨¢n a solucionar el problema. "Los seres humanos no somos suicidas: somos genios. En los noventa, una m¨¢quina del tama?o de una habitaci¨®n ten¨ªa menos potencia de computaci¨®n que mi tel¨¦fono de ahora. Y creo que la energ¨ªa solar va a seguir esa misma evoluci¨®n que han tenido los ordenadores en los ¨²ltimos 20 a?os".
Apoy¨¢ndose en la idea de desarrollo sostenible, Massie tambi¨¦n traza un futuro brillante. Sin embargo, cuando termina su primera descripci¨®n, la abogada cambia el gesto y su paleta se ti?e de colores oscuros. "Tengo dos visiones de lo que nos depara el futuro", se?ala. "Una de ellas entra?a un futuro mejor en todos los aspectos: en distribuci¨®n de oportunidades, energ¨ªa limpia, aparici¨®n de un gran n¨²mero de puestos de trabajo relacionados con las energ¨ªas renovables y ciudades redise?adas para soportar los efectos inevitables que el calentamiento global ya est¨¢ provocando. Todo esto es posible. Son opciones que podemos escoger. Pero si no las tomamos, si hacemos las elecciones equivocadas, nos enfrentamos a un futuro con unos conflictos y una brutalidad como no hemos visto nunca, con una lucha fraticida por unos recursos cada vez m¨¢s escasos en un mundo que cada vez se volver¨¢ m¨¢s inh¨®spito".
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