?Por qu¨¦ nos resulta tan odioso Steve Jobs?
Un 'biopic', un libro y un documental ahondan una vez ma?s en la conflictiva personalidad del profeta de Apple
"Puede que algunos aspectos de su personalidad fueran crueles. ?Realmente era necesario tratar a la gente asi?? Quiz¨¢s no. Pero la personalidad y los logros van unidos. Ten¨ªa una visi¨®n, y pas¨® unos 40 a?os persigui¨¦ndola. Y eso me parece una haza?a". As¨ª exonera Michael Fassbender al personaje que interpreta de manera brillante en Steve Jobs, el biopic dirigido por Danny Boyle. El razonamiento del actor no es nuevo. Desde su fallecimiento, el fundador de Apple ha sido elevado a los altares como modelo de emprendedor, como l¨ªder y como visionario mod¨¦lico. Sus pecados han sido perdonados. Pero no olvidados. La pel¨ªcula de Boyle, un documental de Alex Gibney y El libro de Steve Jobs (Malpaso), de Brent Schlender y Rick Tetzeli, nos recuerdan los b¨¢sicos.
Jobs fue un manipulador extremo. Incluso antes de empezar en Apple. En el reciente documental Steve Jobs, the man in the machine, de Gibney, se puede ver a un apesadumbrado Steve Wozniak, cofundador de Apple y amigo de Steve Jobs, confesar que su compa?ero le enga?¨® en el primer proyecto en el que colaboraron, cuando ambos trabajaban para Atari. Los jefes de Jobs le pidieron un dise?o para la m¨¢quina recreativa del videojuego Breakout, y este pas¨® la pelota a su compa?ero, obviando que a los dos les habi?an prometido un bonus de 100 d¨®lares por cada chip eliminado de una m¨¢quina anterior que serv¨ªa de prototipo. Wozniak consigui¨® quitar 50 piezas, pero no vio ni uno solo de los 5.000 d¨®lares: Steve le dio un cheque de 375 y se qued¨® con el resto.
Jobs fue una paradoja andante. Un hombre que odi¨® profundamente a sus padres por haberle abandonado siendo un beb¨¦, pero que jam¨¢s quiso reconocer la paternidad de su hija Lisa, fruto de una aventura con su novia del instituto, a pesar de que las pruebas de ADN no ofrecieron lugar a dudas. Termin¨® asegurando el sustento econ¨®mico de Lisa, pero nunca la consider¨® su hija. Por no hablar del insensible trato que siempre dispens¨® a la madre de la ni?a.
Al contrario que Gates, nunca don¨® ni un d¨®lar a proyectos solidarios
Jobs llevaba al l¨ªmite a sus trabajadores. Bob Belleville, jefe de ingenieros de Apple a principios de los ochenta, en la era del primer Macintosh, confiesa entre l¨¢grimas en el documental de Gibney que el trabajo era tan exigente que su mujer se divorci¨® y perdi¨® la custodia de sus hijos "por abandono del hogar". La red social Quora est¨¢ llena de an¨¦cdotas de sus trabajadores. Como la famosa del ascensor: quien ten¨ªa la mala suerte de compartir esos segundos con ¨¦l, se podi?a ver sometido a un sencillo pero determinante interrogatorio en el que solo hab¨ªa una pregunta: "?En qu¨¦ est¨¢s trabajando?". Si el currito era incapaz de responder de manera concreta, estaba despedido.
Jobs manejaba sus negocios con una ¨¦tica dudosa. Los bajos sueldos y los suicidios en las fabricas en las que se montaban sus productos le daban bastante igual; lleg¨® a argumentar que en EE UU hab¨ªa una mayor tasa de suicidios que en sus factor¨ªas de ensamblaje, en las que, por cierto, se tuvo que colocar una malla anti ca¨ªdas para evitar m¨¢s v¨ªctimas mortales. Por no hablar de su nulo inter¨¦s en las causas ben¨¦ficas. Al contrario que otros multimillonarios como Bill Gates o Warren Buffett, Jobs no don¨® ni un do?lar (que se sepa) a proyectos solidarios. Es ma?s, cancel¨® todos los que estaban en marcha en Apple cuando accedi¨® por segunda vez a la presidencia. Como dice Michael Fassbender, toda una haza?a. Jobs ten¨ªa su propia idea de la justicia y sentenciaba sin miramientos. Aunque todo tiene un l¨ªmite.
? Steve Jobs se estrena en cines el 1 de enero.
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