Por un ecosistema literario paritario
?Que nadie se lleve las manos a la cabeza! No vamos a proponer repartir los premios y dem¨¢s laureles al estilo de las listas cremallera con que los partidos pol¨ªticos han llenado los parlamentos de mujeres, para alegr¨ªa de todos y de todas, y especialmente de la democracia, que sin ellas menuda democracia ser¨ªa. Pero s¨ª vamos aqu¨ª a medir cu¨¢n cerca o lejos estamos de la paridad en este asunto de los premios y otros mecanismos de promoci¨®n y ratificaci¨®n del prestigio, pues se da la circunstancia que, calculadora en mano, la paridad s¨ª se puede medir.
Ya en 2011 el Informe Mujeres y cultura. Pol¨ªticas de igualdad, realizado por el Ministerio de Cultura, mostraba una repartici¨®n muy desigual de los premios en este pa¨ªs, y no s¨®lo en el ¨¢mbito literario sino en todos los ¨¢mbitos culturales. Las letras sal¨ªan igualmente muy mal paradas: un 9% de mujeres premiadas en el Nacional de Poes¨ªa, un 6% en el Nacional de Narrativa, un 5% en el Nacional de Literatura Dram¨¢tica y un pat¨¦tico 3% en el Nacional de Ensayo, mientras que en los premios Nacionales de Literatura Infantil y Juvenil el porcentaje de ganadoras era de un 21%, ?aleluya! Claro que ese informe analizaba tan s¨®lo los premios otorgados por el Ministerio.
En cambio, en el reciente Informe El g¨¦nero en nuestros premios literarios, que hemos realizado desde el Observatorio Cultural de G¨¦nero y ha contado con la colaboraci¨®n de la Instituci¨® de les Lletres Catalanes (ILC) y la Associaci¨® d¡¯Escriptors en Llengua Catalana (AELC), aunque circunscrito al ¨¢mbito catal¨¢n, hemos querido analizar tanto premios institucionales como comerciales, en concreto 70 premios bien variados. Y hemos constatado que durante los ¨²ltimos quince a?os (del 2000 al 2014), s¨®lo se han otorgado a mujeres en un 18%, un porcentaje que incluye premios que en esos a?os jam¨¢s han sido otorgados a mujer alguna. Teniendo en cuenta que los premios comerciales son mucho m¨¢s generosos a la hora de premiar mujeres (no por un af¨¢n igualitario, sino porque saben que hay m¨¢s lectoras que lectores y su principal objetivo es vender), la cifra es alarmante.
A dicha cifra se suma que hay g¨¦neros literarios mucho m¨¢s perjudicados por la inercia patriarcal, tan reacios a dejar entrar autoras que en ellos a las mujeres s¨®lo se las premia en un 4,8% (teatro) o en un 7,4% (ensayo). Mientras all¨ª donde las escritoras son una aplastante mayor¨ªa, como sucede en la literatura infantil y juvenil, tan s¨®lo reciben premios en un 36,4%, siendo ese el porcentaje de ganadoras m¨¢s alto. En el resto del Estado Espa?ol las cifras son muy similares y no sirve la excusa de que quiz¨¢s a los premios se presentan pocas autoras, pues en ese caso el panorama ser¨ªa a¨²n menos halag¨¹e?o, dado que dar¨ªa a entender que, siendo muchas las que escriben, desconf¨ªan de antemano de premios que no suelen otorgarse a las de su sexo. Mejor pensar, ya que carecemos de esas cifras, que siguen present¨¢ndose a pesar de las pocas probabilidades objetivas de ¨¦xito.
Es cierto que hubo un tiempo en que los premios literarios s¨®lo se los daban a ellos, los escritores, con excepciones honrosas como Carmen Laforet o Ana Mar¨ªa Matute, que destacaban con sus collares de perlas y sus cardados en los salones del Hotel Ritz o de donde fuera. De modo que estas cifras tan residuales no dejan de ser un adelanto, pero han pasado desde entonces muchas d¨¦cadas. ?Son propias del siglo XXI? Y, sobre todo, ?son el reflejo de un ecosistema literario sano o enfermo? Sucede que, como dec¨ªa al comienzo, los premios literarios son uno de los innegables mecanismos de promoci¨®n y, a la vez, un m¨¦todo infalible para ratificar el prestigio. Eso los convierte en causa y consecuencia de las din¨¢micas del mundo literario (consecuencia porque se hacen eco de autores ya consagrados y causa porque contribuyen al inmovilismo) y acaban siendo el pez que se muerde la cola. Una inercia de la que son responsables factores que van desde la consideraci¨®n de la literatura de mujeres como una literatura de segunda hasta la desatenci¨®n de la prensa literaria hacia su trabajo.
Una inercia en la que tiene una gran responsabilidad la configuraci¨®n los jurados, que en el citado informe Mujeres y cultura mostraban una infrarrepresentaci¨®n femenina muy preocupante. De hecho, una mayor paridad de los mismos en casos concretos como el Nacional de Literatura Infantil y Juvenil repercut¨ªa autom¨¢ticamente en los resultados. Incluso las propias mujeres que forman parte de algunos de ellos afirman que hasta hace unos a?os estaban blindados a cualquier participaci¨®n femenina.
De jurados nada paritarios han bebido tambi¨¦n desde su invenci¨®n las listas de los mejores libros del a?o que diarios y revistas confeccionan para orientarnos en la lectura, al tiempo que sirven para ratificar el prestigio de los autores o autoras escogidos. Este a?o el suplemento cultural de este diario, Babelia, ha roto el maleficio y ha decidido elegirlos mejores libros del 2015de un modo ligeramente distinto a como lo hab¨ªa hecho hasta ahora. Si en las anteriores ediciones un n¨²mero nada desde?able de cr¨ªticos literarios, sobradamente preparados aunque en su mayor¨ªa hombres, fueron los encargados de votar sus favoritos, esta vez se ha hecho un esfuerzo por confeccionar un jurado paritario.
Se trata de una decisi¨®n muy loable, aunque no exenta de pol¨¦mica, destinada a que los resultados no est¨¦n como de costumbre tan inclinados hacia la balanza de la testosterona, en detrimento de la de los estr¨®genos, pues suele suceder que cuanto m¨¢s masculinizados est¨¢n los jurados, m¨¢s libros de varones resultan elegidos. Si hacemos memoria recordaremos que entrelos favoritos del 2014 de Babelias¨®lo hab¨ªa una mujer (la premio Nobel Wislawa Szymborska), aunque por supuesto la lista la encabezaba un hombre, Javier Mar¨ªas. Lo mismo sucedi¨®en el 2013, cuando fue elegido como mejor libro del a?o uno de Rafael Chirbes y en la lista s¨®lo aparec¨ªa Alice Munro (que justamente acababa de ganar el Nobel) como representante del sexo femenino. Est¨¢ visto que a los cr¨ªticos varones, en materia de literatura de mujeres, les van los valores seguros. 2012 fue el a?o de Tony Judt, en 2011 repiti¨® Mar¨ªas, 2010 el de Coetzee, 2009 el de Javier Cercas, 2008 el de Ian McEwan, 2007 el de Grossman¡ y no sigo porque me deprimo, aunque puedo asegurar que la presencia de autoras fue siempre anecd¨®tica.
Gracias al innovador jurado paritario, este a?o la lista de Babelia presenta un panorama muy distinto. Aunque en la primera posici¨®n los cr¨ªticos y las cr¨ªticas de este suplemento hayamos elegido a un hombre,Ricardo Piglia, en la lista hay seis escritoras y cuatro escritores: ?toda una novedad! Ahora s¨ª que parece que estemos en el siglo XXI y no vivamos a¨²n en un mundo galdosiano o clarinesco, donde apenas se dejaba asomar a unaPardo Baz¨¢n, ataviada con su obligado cors¨¦ y su polis¨®n. En segunda posici¨®n aparece este a?o una mujer, Marta Sanz, con su novelaFar¨¢ndula, y la lista incluye a Svetlana Alexi¨¦vich (?flamante Premio Nobel!), Inger Christensen, ?lisabeth Roudinesco, Sara Mesa y a mi favorita,Chantal Maillard.
Y ha sucedido que tambi¨¦n en lossuplementos de otros diarios, en las listas de los mejores libros,este a?o parece que las autoras est¨¦n algo m¨¢s representadas, aunque no sea para echar las campanas al vuelo: en El Cultural de El Mundo, en ficci¨®n,siete libros de mujeres sobre diez; en el ABC, en narrativa en espa?ol, tres de diez; y en La Vanguardia, aunque con jurados que son un atentado contra la paridad, en ficci¨®n en castellano tres de cinco y dos de cinco en ficci¨®n traducida. Visto el ejemplo de Babelia queda sin embargodemostrado que una participaci¨®n m¨¢s variada en los jurados repercuteipso factoen unos resultados asimismo igual de variados, y por tanto m¨¢s ricos, m¨¢s plurales y m¨¢s hijos de estos tiempos. De modo queojal¨¢ esta iniciativa siente precedente y contagie a otras publicaciones que hacen operaciones afines de ratificaci¨®n del prestigio. Y ojal¨¢ los nuevos aires pol¨ªticos que se respiran sirvan tambi¨¦n para que nuestros gobernantes se tomen en serio de una vez la Ley de Igualdad, que para algo existe y dice textualmente que se debe ¡°promover la presencia equilibrada de mujeres y hombres en la oferta art¨ªstica y cultural p¨²blica¡± (Art¨ªculo 26). Para tal fin, los jurados paritarios en premios y dem¨¢s mecanismos de promoci¨®n son una condici¨®n innegociable.
M? ?ngeles Cabr¨¦, escritora y cr¨ªtica literaria, dirige elObservatorio Cultural de G¨¦nero(OCG). Acaba de publicarA contracorriente. Escritoras a la intemperie del siglo XX(Editorial Elba).
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