El d¨ªa que John Galliano ense?¨® a Kate Moss a correr con un vestido de princesa
Con 19 a?os, la modelo brit¨¢nica seduce al dise?ador en una filmaci¨®n, de poco m¨¢s de un minuto, hist¨®rica para el mundo de la moda
Ella ten¨ªa 19 a?os, viv¨ªa en un peque?o apartamento de Par¨ªs, su grupo favorito era Radiohead (Creep reinaba en el pop en aquella ¨¦poca) y su idea de un tipo sexy era Keanu Reeves. ?l ten¨ªa 33, una excentricidad abrumadora y una marcada intuici¨®n para dos cosas: escandalizar y detectar modelos que marcaran ¨¦poca. Ella era (y es) Kate Moss, ¨¦l era (y es) John Galliano. Y los hechos ocurrieron en 1993.
El dise?ador gibraltare?o (hoy 55 a?os) hab¨ªa pasado por unos reveses financeros y necesitaba pegar un pu?etazo creativo en la mesa. Consolidado como la gran estrella de un momento en la industria que exig¨ªa a sus dise?adores una cierta dosis de demencia, estaba a punto de revalidar su t¨ªtulo como Dise?ador Brit¨¢nico del A?o (un a?o despu¨¦s) y ya haciendo m¨¦ritos para asumir su gran obra: la direcci¨®n creativa de Dior, en 1997. Entonces urdi¨® un espect¨¢culo llamado Princesa Lucrec¨ªa que presentar¨ªa en su desfile para la primavera de 1994.
Se trataba de escenificar c¨®mo la princesa rusa Lucrecia escapa, a la carrera, de una fiesta, ya que su entorno quiere casarla en contra de su voluntad. La historia est¨¢ fechada a mediados del siglo XIX. Su Lucrecia ser¨ªa Kate Moss, una chica delgada y guap¨ªsima que se hab¨ªa medido con las supermodelos gracias a su naturalidad, su juventud y su ausencia de pretensi¨®n, y que por aquella ¨¦poca protagonizaba su primera portada para Vogue. Al mismo tiempo, se preparaba para entrar por la puerta grande de la prensa del coraz¨®n con su noviazgo con Johnny Depp, hecho que ocurri¨® meses despu¨¦s.
En el v¨ªdeo del ensayo, Galliano, vestido con una chaqueta con los colores de la bandera brit¨¢nica y bebiendo un brebaje amarillento, explica a una entusiasta Kate Moss (que cumple el 16 de enero 42 a?os) c¨®mo debe correr con la incomodidad de llevar un barroco vestido de tafet¨¢n. Mientras el dise?ador le atiza tragos a su bebida, aplaude entusiasmado ante los trotes de la modelo. El espect¨¢culo posterior fue un ¨¦xito, uno de los momentos clave dentro de la carreta de los dos.
Luego, llegar¨ªa Pete Doherty, muchas fiestas, proclamas antisemitas, esc¨¢ndalos, m¨¢s fiestas...
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