Un d¨ªa con los exploradores del universo
El desierto de Atacama, en Chile, se ha convertido en los ojos de la Tierra en el universo. En este territorio aislado se encuentran los telescopios m¨¢s poderosos del planeta. El Observatorio Europeo Austral es un modelo de cooperaci¨®n de 16 pa¨ªses con la vista puesta en el espacio. Entramos en un centro de investigaci¨®n ¨²nico
La primera sensaci¨®n al llegar a Paranal es la de estar perdido en otro planeta. Nada m¨¢s salir del coche se siente la sequedad en la nariz y los labios empiezan a cuartearse. El cielo es de un azul impoluto; la tierra, parda y roja; el paisaje, marciano. Estamos en el desierto de Atacama, al norte de Chile, el lugar m¨¢s seco de la Tierra. Aqu¨ª, a m¨¢s de 2.600 metros de altura, a dos horas en coche de la poblaci¨®n m¨¢s cercana, donde el cielo est¨¢ despejado m¨¢s de 300 noches al a?o, se alza el observatorio ¨®ptico m¨¢s sofisticado del mundo, el Telescopio Muy Grande (VLT).
¡°Bienvenidos a la disneylandia de la astronom¨ªa¡±, dice nuestro gu¨ªa, Francisco Rodr¨ªguez. Tras la barrera de entrada solo se vislumbran hileras de furgonetas fri¨¦ndose al sol, hangares solitarios, ni rastro de astr¨®nomos, nada parecido a un gran templo de la ciencia en medio del desierto. Rodr¨ªguez nos conduce a una rampa que hay a la derecha de la carretera y que termina en una gran puerta negra. Al abrirla estalla una org¨ªa de delicioso aire h¨²medo que llega de un jard¨ªn tropical y una piscina. Son las ¨¢reas de esparcimiento de un edificio construido bajo tierra e iluminado por una c¨²pula de cristal de 35 metros. Aqu¨ª viven unas 200 personas, entre investigadores, operarios y trabajadores. ¡°Est¨¢ prohibido consumir alcohol y el agua nos la traen en camiones cisterna, tres cada semana¡±. Los pasillos est¨¢n flanqueados por hileras de habitaciones. Aunque es cerca de mediod¨ªa, todo est¨¢ en silencio y de los pomos de muchas puertas cuelgan carteles rojos: ¡°Personal descansando, no molestar¡±. Los investigadores residen en Santiago, la capital, y se turnan en estancias de unos diez d¨ªas de trabajo nocturno e intensivo en el observatorio.
A principios de los sesenta, varios pa¨ªses europeos se convencieron de que Chile tiene uno de los mejores cielos nocturnos del mundo. Desde el hemisferio sur pueden observarse objetos astron¨®micos imposibles de captar desde el norte. As¨ª comenz¨® la historia del Observatorio Europeo Austral (ESO), una organizaci¨®n que hoy agrupa a 16 pa¨ªses europeos m¨¢s Brasil y que ha ido construyendo en varios puntos del desierto de Atacama los mayores telescopios del mundo. Primero fue el observatorio de La Silla, luego el de Paranal, donde el VLT (Very Large Telescope, en ingl¨¦s) qued¨® completado en 2000, y despu¨¦s ALMA, un radiotelescopio con 66 antenas instaladas a m¨¢s de 5.000 metros. Estos instrumentos han llevado a la humanidad a una nueva era de conocimiento del universo. Han permitido contemplar el primer sistema solar conocido m¨¢s all¨¢ del nuestro, confirmar la expansi¨®n acelerada del universo y observar, tambi¨¦n por primera vez, qu¨¦ les pasa a las estrellas cuando se las traga el agujero negro, por citar solo tres ejemplos. La fuerza del VLT la aportan cuatro teles?copios ¨®pticos de 8,2 metros de di¨¢metro que se alzan en lo alto del cerro. Al llegar arriba aparece una nube de t¨¦cnicos que se pierden en el interior de estos mastodontes, cada uno protegido por una estructura tan alta como un edificio de ocho plantas y cuyos instrumentos se enfr¨ªan con nitr¨®geno l¨ªquido para optimizar la sensibilidad. De noche no puede haber nadie dentro, pues el calor que desprende una persona podr¨ªa afectar a las observaciones.
El VLT puede explorar lugares del cosmos a los que es imposible llegar de otra forma. Los cuatro telescopios est¨¢n interconectados por un laberinto de t¨²neles excavados en la monta?a y todo se monitoriza desde un centro de control. All¨ª est¨¢ Juan Carlos Mu?oz, uno de los astr¨®nomos del ESO, que est¨¢ preparando los telescopios para las observaciones de esta noche. Su especialidad es investigar a d¨®nde van a parar las estrellas dentro de una galaxia. ¡°Aunque parezca lo contrario, nuestro lugar en el universo no est¨¢ fijado, cambia constantemente¡±, explica. Todas las estrellas giran en torno al centro gal¨¢ctico, donde probablemente hay un agujero negro. Algunas se alejan del centro y otras se dirigen peligrosamente hacia ¨¦l. Dentro de la V¨ªa L¨¢ctea, por ejemplo, el Sol est¨¢ m¨¢s o menos en las afueras. ¡°Gira en torno al centro a unos 220 kil¨®metros por segundo y tarda unos 200 millones de a?os en completar una revoluci¨®n. La ¨²ltima vez que estuvo en su posici¨®n actual, los primeros dinosaurios empezaban a campar a sus anchas en la Tierra¡±, explica.
La ¨²ltima vez que el Sistema Solar estuvo en su posici¨®n actual los primeros dinosaurios empezaban a campar a sus anchas en la Tierra
En el centro de control tambi¨¦n se encuentra el holand¨¦s Willem-Jan de Wit, que trabaja en un experimento con el que sus creadores quieren ganar el Nobel. Cada uno de los cuatro telescopios tiene tres instrumentos especializados en un tipo de observaciones y cada cierto tiempo se cambian por otros nuevos para modernizarlos. De Wit trabaja en Gravity, reci¨¦n estrenado en noviembre de este a?o. Su objetivo es observar, por primera vez, qu¨¦ le sucede a las cosas justo antes de que se las trague un agujero negro. ¡°La gente piensa que un agujero negro es como una aspiradora que lo absorbe todo, pero no es as¨ª¡±, explica De Wit. El objetivo del experimento es demostrar que los agujeros negros no se tragan una estrella entera, solo una parte. El resto se queda dando vueltas a su alrededor por la fuerza gravitatoria y nunca cae. El momento de la verdad llegar¨¢ a finales de 2017. Justo entonces una estrella va a dar su ¨²ltima ¨®rbita en torno al agujero negro del centro de nuestra galaxia, a unos 30.000 a?os luz. Es un fen¨®meno que permitir¨¢ hacer observaciones en los l¨ªmites de la f¨ªsica. ¡°Es nuestra ¨²ltima oportunidad de probar si la teor¨ªa de la relatividad de Einstein describe correctamente qu¨¦ sucede en el l¨ªmite de un agujero negro¡±, razona Steffen Mieske, jefe de operaciones cient¨ªficas de ESO.
Otra de las especialidades del VLT es observar planetas fuera del sistema solar, cuya existencia se ignoraba hace apenas 25 a?os. En la actualidad hay casi 2.000 exoplanetas confirmados y la NASA estima que, solo en nuestra galaxia, existen otros 1.000 millones de planetas similares a la Tierra. Ya de noche, en el centro de control, la astr¨®noma de ESO Linda Schmidtobreick habla por Skype con Nikolay Nikolov, de la Universidad de Exeter, en Reino Unido. Esta noche Linda es la operadora de uno de los telescopios del VLT y se encarga de dirigirlo hacia el exoplaneta que Nikolay quiere observar. Est¨¢ a 1.000 a?os luz y es muy, muy extra?o. ¡°Tiene la atm¨®sfera m¨¢s neblinosa que se conoce y est¨¢ muy caliente, a 1.200 grados kelvin [926 grados cent¨ªgrados]¡±, explica Nikolay desde la pantalla del ordenador. Por delante tienen cinco horas de observaci¨®n en las que el VLT captar¨¢ una luz emitida hace 1.000 a?os, cuando Europa estaba en lo m¨¢s oscuro de la Edad Media. Gracias en parte al VLT se han podido observar muchos otros planetas extrasolares, desde mastodontes varias veces mayores que J¨²piter que orbitan estrellas enanas a planetas sin estrella que vagan por el universo a la deriva.
Afuera, en la plataforma de los telescopios, se ven tantas estrellas que las manchas oscuras del cielo cobran una inquietante nitidez. Durante a?os, los astr¨®nomos se han preguntado si son simples espacios vac¨ªos. Ahora se sabe que no. En realidad son enormes nubes de polvo que absorben la luz visible que hay detr¨¢s. VISIR, otro de los instrumentos del VLT, est¨¢ dise?ado para captar luz infrarroja que s¨ª traspasa esas manchas. Gracias a instrumentos como estos sabemos que hay luz incluso en las partes m¨¢s tenebrosas del Universo.
A unos 20 kil¨®metros del VLT se yergue otra monta?a con la cima plana: el cerro Armazones. Aqu¨ª se va a construir el nuevo telescopio m¨¢s grande del mundo, el E-ELT por sus siglas en ingl¨¦s. Aunque la crisis est¨¢ retrasando los planes iniciales, se espera que empiece a funcionar en 2024. Para entonces el VLT pasar¨¢ a hacer grandes mapas del cielo nocturno que guiar¨¢n al E-ELT a los lugares m¨¢s interesantes. Si el VLT ha permitido observar atm¨®sferas de planetas gigantes, el E-ELT podr¨¢ sacarle fotos a planetas del tama?o de la Tierra en los que podr¨ªa haber vida. Sin duda ser¨¢ la nueva atracci¨®n estrella de este gran centro de investigaci¨®n en mitad de ninguna parte
El Big Bang de la ciencia chilena
M¨¢s de 50 astr¨®nomos de plantilla y muchos otros asociados como investigadores y estudiantes trabajan en Chile para el Observatorio Europeo Austral (ESO), entre ellos ocho espa?oles. Los astr¨®nomos son los encargados de tener a punto los telescopios y realizar las observaciones, en especial para aquellos cient¨ªficos que no pueden desplazarse a Chile. Suelen pasar en los observatorios de siete a diez d¨ªas. ¡°La mayor¨ªa de las veces trabajamos en turnos mixtos de tres de la tarde a tres de la ma?ana¡±, explica Juan Carlos Mu?oz, aunque tambi¨¦n se turnan el puesto de coordinador que debe quedarse toda la noche. Despu¨¦s tienen una semana libre, aunque buena parte de ella la dedican a sus propias investigaciones.
El desarrollo del ESO y de otros importantes proyectos de telescopios liderados por Estados Unidos y otros pa¨ªses han impulsado la astronom¨ªa en Chile.
En 1977, Mario Hamuy lleg¨® a la Universidad de Chile, tuvo que optar por la f¨ªsica porque no hab¨ªa un programa especializado. "En todo el pa¨ªs hab¨ªa 23 astr¨®nomos", explica Hamuy, director del Instituto Milenio de Astrof¨ªsica. Casi 40 a?os despu¨¦s, la astronom¨ªa chilena est¨¢ viviendo su propio Big Bang, dice este astr¨®nomo, el primero de Chile que firm¨® un art¨ªculo en la prestigiosa revista cient¨ªfica Nature. Hoy hay 30 veces m¨¢s estudiantes de astronom¨ªa que en 2000, cuatro veces m¨¢s profesores y cinco veces m¨¢s centros astron¨®micos y departamentos universitarios, seg¨²n datos de la Sociedad Chilena de Astronom¨ªa. A pesar de la insuficiente inversi¨®n en I+D, Chile encabeza la producci¨®n cient¨ªfica en Latinoam¨¦rica, lo que se explica en parte porque los astr¨®nomos chilenos firman el 10% de los estudios que generan todos los telescopios del pa¨ªs.
En la pr¨®xima d¨¦cada empezar¨¢n a funcionar en Chile el Telescopio Gigante de Magallanes y el E-ELT, el mayor del mundo. A estos se suma el LSST, un instrumento financiado en parte por Bill Gates y que har¨¢ un mapa completo del cielo nocturno cada pocos d¨ªas durante 10 a?os. Solo este ¨²ltimo "generar¨¢ en un a?o la misma cantidad de datos que los reunidos durante toda la historia de la astronom¨ªa", asegura Hamuy. "Tenemos que prepararnos para la llegada de esta nueva era del big data astron¨®mico".
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