La ca¨ªda de Mas
La renuncia del ¡®president¡¯ se explica con medias verdades y augura volatilidad
Finalmente el presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas, asumi¨® el imperativo de la realidad y present¨® en el ¨²ltimo minuto h¨¢bil su renuncia a intentar una nueva investidura.
Editoriales anteriores
El reconocimiento de que no pod¨ªa revalidar su cargo y se abocaba a las terceras elecciones es positivo; siempre lo es el abandono de las fantas¨ªas pol¨ªticas. Tambi¨¦n porque demuestra su fracaso en la gesti¨®n del Gobierno catal¨¢n y del llamado proc¨¦s, que empez¨® como una reivindicaci¨®n econ¨®mica y politico-jur¨ªdica autonomista, y que ¨¦l, dej¨¢ndose arrastrar irresponsablemente por las voces m¨¢s exaltadas, dirigi¨® hacia un secesionismo veloz e ilegal, sin ning¨²n futuro.
En este sentido, la ca¨ªda de Mas deber¨ªa augurar un replanteamiento o reconducci¨®n de las estrategias independentistas hacia ¨¢mbitos m¨¢s constructivos. Pero dif¨ªcilmente ser¨¢ as¨ª, porque su precio excluye cualquier otro reconocimiento de errores que no sean los de la antisistema CUP, que logra en parte su objetivo de echar a Mas aunque a cambio de desnaturalizar el sentido y el objeto del voto de sus electores.
Mas aparenta irse por la puerta grande. No es as¨ª, pero puente de plata; para su salida, pero no para la larga lista de medias verdades, afirmaciones equ¨ªvocas y semifalsedades con que aderez¨® su anuncio. Dijo Mas que se iba por propia voluntad, minimizando la principal raz¨®n: la verdadera causa fue la revuelta ¡ªaunque de forma discreta y respetuosa¡ª de la dirigencia convergente, que ve¨ªa su futuro estrellarse contra su tozudez. Y que atravesaba a toda la alianza de Junts pel S¨ª, hasta el punto de que la frase con que explic¨® su movimiento ¡ª¡°echarse a un lado¡±¡ª era exactamente la misma utilizada en p¨²blico horas antes por dirigentes de Esquerra (partido de Junts pel S¨ª) como Joan Tard¨¤.
Mas tambi¨¦n se autoatribuy¨® el nombramiento de su sucesor, el muy radical alcalde de Girona, que en realidad fue lanzado por las organizaciones soberanistas. Tiempo habr¨¢ de conocer y analizar el papel de Carles Puigdemont ¡ªel m¨¢s desconocido de todos los presidentes de la Generalitat contempor¨¢nea¡ª, aunque de entrada es un interrogante su margen real de maniobra.
Mas se va ¡ªtriste salida¡ª pero se queda: en el partido, en la vida pol¨ªtica, en el gabinete de expresidente. Y probablemente como gran embajador internacional volante del separatismo catal¨¢n, como insinu¨® en ingl¨¦s en la rueda de prensa de su renuncia. Aunque eso s¨ª, asegur¨® no pedir, ni ansiar, ning¨²n cargo.
?ltimo elemento, pero tan clave como el primero: aunque la CUP pague prendas en garant¨ªa de su promesa de asegurar la estabilidad parlamentaria, solo los ingenuos olvidar¨¢n que su direcci¨®n decidi¨® hace hoy una semana vetar al candidato oficial convergente, lo contrario que ayer. Por esa falta de seriedad y de coherencia, la pol¨ªtica catalana corre riesgos de mayor radicalizaci¨®n y volatilidad. Ojal¨¢ no sea as¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.