Hollywood se venga de su periodista m¨¢s temida
Dos filmes narran la historia de Hedda Hopper, la temida cronista de cotilleos que era capaz de acabar con la carrera de un actor
Inspirada por la actriz Ethel Barrymore, Hedda Hopper se compr¨® su primer sombrero con uno de los primeros sueldos que gan¨® ayudando a su padre en la carnicer¨ªa familiar. La atenci¨®n que atrajo con aquel sombrero ¡°de rafia verde y geranios rojos¡± en la misa de domingo de Altoona, en Pensilvania, le hizo darse cuenta de dos cosas: le encantaba ser el centro de atenci¨®n por lo que "jam¨¢s volver¨ªa a llevar la cabeza desnuda".
"Su aspecto era muy importante para ella, y los sombreros eran parte del personaje que se cre¨®", dice Helen Mirren, una de las dos actrices que revive a Hedda Hopper este a?o, en la pel¨ªcula Trumbo; mientras Tilda Swinton lo har¨¢ en el filme de los hermanos Coen, ?Ave, C¨¦sar! Ambas exagerar¨¢n sus rasgos y su pasi¨®n por los tocados para buscar el lado ir¨®nico de una de las mujeres m¨¢s temidas de la era dorada del cine.
En las d¨¦cadas de los cuarenta y los cincuenta, sus columnas de cotilleos en Los Angeles Times, Hedda Hopper¡¯s Hollywood, llegaron a ser le¨ªdas por m¨¢s de 30 millones de personas. En ellas era capaz de acabar con la carrera de un actor o darle la gloria. Aunque parec¨ªa disfrutar m¨¢s con lo primero. En 1944, solo seis a?os despu¨¦s de empezar como cronista social, Hopper ya dijo que sus memorias deber¨ªan titularse ¡°Malice in Wonderland¡±, un juego de palabras con el t¨ªtulo de Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas que significa Maldad en el Pa¨ªs de las Maravillas.
Nacida Elda Furry en 1885 (aunque ella despu¨¦s jurara que lo hab¨ªa hecho en 1890), huy¨® a Nueva York para convertirse en actriz cuando solo ten¨ªa 22 a?os. En los escenarios de Broadway, como corista, conoci¨® a su marido DeWolf Hopper, de quien tom¨® el apellido y por quien se cambi¨® el nombre a Hedda para que la diferenciara de sus cuatro anteriores mujeres ¨CElla, Ida, Edna y Nella¨C. Cansada de sus infidelidades y alcoholismo, y persiguiendo su sue?o de ser el centro de atenci¨®n de verdad, se march¨® a Hollywood con su hijo, donde primero destac¨® por su aspecto. Como quer¨ªa.
En Virtues Wives (1918) se gast¨® todo el sueldo en un vestuario tan espectacular, que, como secundaria, eclips¨® a la protagonista. As¨ª consigui¨® su contrato en la MGM y un sinf¨ªn de personajes como "esposa rica o mujer aristocr¨¢tica" y casi siempre como la mala. Por eso, harta del encasillamiento, a los 52 a?os decidi¨® reinventarse y sacar provecho de su conocimiento de tres d¨¦cadas en el coraz¨®n de Hollywood, su buen ojo para el vestir y su mirada y lengua viperinas.
Su enemistad con la otra columnista de sociedad de la ¨¦poca, Louella Parsons, ya establecida en los peri¨®dicos de Hearst, fue otro de los motivos por los que se convirti¨® en alguien tan famoso como Katharine Hepburn en la ¨¦poca. Pero a diferencia de Parsons, Hopper utiliz¨® sus cr¨®nicas para perseguir su agenda pol¨ªtica. En ellas se?al¨® a todos aquellos que se salieran de su estricta moral: homosexuales, infieles¡ Tuvo un papel muy activo durante la Caza de Brujas y enumer¨® a todos los comunistas que conoc¨ªa: como Dalton Trumbo, el guionista al que casi arruin¨® la vida y cuya historia se cuenta en Trumbo. "Era una patriota", explica Helen Mirren. "Pero tambi¨¦n una mujer muy poderosa en un momento en el que las mujeres no ten¨ªan permitido serlo".
Hopper no se volvi¨® a casar, porque ve¨ªa el matrimonio como una lacra para la carrera profesional de una mujer. Hoy es considerada una protofeminista y, sin embargo, su nombre se ha ido olvidando en la historia de Hollywood por el temor que daba solo mentarlo y su rol durante el macartismo. ¡°No creo que nadie tenga m¨¢s poder que el que Hedda tuvo¡±, dice Mirren. Su influencia se resinti¨® en los sesenta cuando el sistema de Hollywood cambi¨®, tal y como augur¨® El crep¨²sculo de los dioses, pel¨ªcula en la que hac¨ªa un cameo como ella misma. Pero Hedda Hopper resisti¨® y escribi¨® casi hasta su muerte en 1966, desde aquella mansi¨®n de Beverly Hills a la que ella misma llamaba "la casa construida por el miedo".
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