Galanes maduros

El s¨¢bado pasado, en el Liceu de Barcelona, Jeremy Irons ley¨® fragmentos del Egmont de Goethe, acompa?ado por una orquesta austriaca que ejecutaba a Beethoven con instrumentos originales. Todo muy cl¨¢sico y elegante. Salvo que, al bajar del escenario, Irons parec¨ªa una estrella de rock.

En el c¨®ctel tras la funci¨®n, en los pasillos, en la misma puerta del teatro, este hombre de 67 a?os era acosado por mujeres de todas las edades. "H¨¢gase una foto conmigo, se?or Irons". "He venido desde Grecia solo para verlo, se?or Irons". "?Jeremy, te amo!". Cuando ¨¦l estaba presente, todos los dem¨¢s hombres desaparec¨ªamos del planeta.

El mismo fin de semana se estren¨® La juventud del director Paolo Sorrentino. La pel¨ªcula es en realidad una reflexi¨®n sobre la vejez. Protagoniza un maduro Michael Caine (82), en el papel de un director de orquesta retirado. Se pasa la historia d¨¢ndose por muerto, midi¨¦ndose la presi¨®n y calculando cu¨¢nto ha logrado orinar. Pero me resulta imposible considerarlo un anciano ?Es Michael Caine, por Dios!

Actores como Irons o Caine tienen todas las edades. Al mirarlos, no vemos sus canas y sus arrugas, sino a Humbert Humbert y Claus con B¨¹low, a Alfie y al agente John Preston. Como cuando, solos frente al espejo, creemos estar iguales que hace veinte a?os.

Mi fin de semana con los ¨ªconos del cine me ha ense?ado que, seas quien seas, un d¨ªa tus piernas no te dejar¨¢n bailar, tu pr¨®stata no te dejar¨¢ hacer nada m¨¢s, tu colesterol te impedir¨¢ comer. Y entonces, cuando tu cuerpo te traicione, solo podr¨¢s ser sexy si haces cosas maravillosas.