Claves para ser un l¨ªder consciente
El mundo laboral necesita personas que sepan desarrollar el talento de sus colaboradores
Hoy d¨ªa abundan los pol¨ªticos, gobernantes, dirigentes, estadistas, bur¨®cratas, directivos, ejecutivos y gestores centrados en su propio inter¨¦s, pero faltan por doquier verdaderos l¨ªderes al servicio del bien com¨²n de la sociedad. En el ¨¢mbito de las empresas, por ejemplo, la mayor¨ªa de empleados se quejan de la relaci¨®n tan deshumanizada que mantienen con sus superiores. Por m¨¢s que est¨¦n cambiando los tiempos, se sigue hablando con demasiada frecuencia de jefes autoritarios, que, aunque distintos, tienen algunos rasgos en com¨²n:
Creen en la jerarqu¨ªa. Siguen pensando en t¨¦rminos de superiores e inferiores. De ah¨ª que traten a las personas en funci¨®n de su cargo profesional. Tienden a mostrar su mejor cara a los de arriba y su peor versi¨®n a los que consideran de abajo.
Est¨¢n centrados en su carrera profesional. Les importa poco el impacto que tiene su trabajo sobre la sociedad. De hecho, muchos cambian de compa?¨ªa por motivos econ¨®micos. Su objetivo es medrar en el escalaf¨®n empresarial, ostentando puestos de mayor reconocimiento, prestigio y remuneraci¨®n.
Dan ¨®rdenes. Se creen que su principal funci¨®n consiste en decirles a los miembros de su equipo lo que tienen que hacer, abusando de su poder. En general, no escuchan las ideas de su equipo ni tienen en cuenta otros puntos de vista que no sean los suyos.
Penalizan los errores. Debido a la presi¨®n a la que est¨¢n sometidos para lograr unos resultados a corto plazo, no toleran los fallos de sus colaboradores. En ocasiones echan broncas cuando las cosas no salen como esperaban, creando un ambiente laboral basado en el miedo a ser castigado.
¡°La grandeza de un l¨ªder no se mide por el tama?o de su ego, sino por la altura del prop¨®sito al que sirve¡±
Llevan m¨¢scara. Basan su identidad en el puesto que ocupan. Est¨¢n tan obsesionados con la productividad que no tienen en cuenta la dimensi¨®n humana de sus colaboradores. No suelen hablar de lo que sienten ni permiten a los dem¨¢s hacerlo.
Se atribuyen todo el m¨¦rito. Compiten con los miembros de su equipo y no soportan que alguno destaque m¨¢s que ellos. Culpan a los dem¨¢s cuando los resultados son mediocres y se ponen todas las medallas cuando se cosecha alg¨²n ¨¦xito colectivo.
Son desconfiados y controladores. Dedican mucho tiempo a supervisar y corregir el trabajo realizado por sus trabajadores. No contemplan la opci¨®n de que las personas empleen las nuevas tecnolog¨ªas para trabajar desde cualquier lugar, impidi¨¦ndoles gozar de autonom¨ªa y libertad. Son la principal causa de la desmotivaci¨®n de sus equipos.
En el actual escenario macroecon¨®mico, la principal fuente de riqueza de las empresas es su capital humano. Es decir, el talento, la creatividad, la pasi¨®n, la motivaci¨®n y la inteligencia de las personas que trabajan en ellas. M¨¢s que nada porque es lo ¨²nico que no puede copiarse, automatizarse, digitalizarse, ni tampoco deslocalizarse a pa¨ªses emergentes con mano de obra m¨¢s barata.
Y dado que cada vez m¨¢s funciones profesionales no requieren de rutinas laborales, en las empresas m¨¢s vanguardistas ya no son necesarios los jefes autoritarios. Porque a los colaboradores ya no se les paga por obedecer ¨®rdenes ni est¨¢n sujetos a horarios r¨ªgidos. Ahora lo importante es que se cumplan unos determinados objetivos. De ah¨ª que dependan enteramente de su capacidad para pensar por s¨ª mismos.
Como consecuencia directa, las compa?¨ªas m¨¢s progresistas est¨¢n cambiando su funcionamiento interno, empezando por confiar en las personas a las que contratan. Simplemente procuran elegir a la gente adecuada: profesionales con talento, comprometidos con el prop¨®sito de la compa?¨ªa. Ya no hay que motivarlos a base de premios o castigos. Vienen motivados de casa. Y, a menos que la funci¨®n lo requiera, no se les obliga a estar presentes ocho horas al d¨ªa en un mismo lugar f¨ªsico. Ya no son necesarios la jerarqu¨ªa ni el control. Si la empresa siente que ha de controlar a alguno de sus trabajadores es que ha cometido un error al contratarle.
Al tener muy clara cu¨¢l es su aportaci¨®n de valor, no importa d¨®nde, cu¨¢ndo y c¨®mo el colaborador desempe?e su labor. Si lo prefieren, las personas pueden trabajar desde casa. Se acabaron las largas, aburridas y estresantes reuniones. Los encuentros f¨ªsicos se realizar¨¢n cuando sea estrictamente necesario. As¨ª se reducir¨¢n notablemente las discusiones y dem¨¢s conflictos emocionales, tan presentes en las relaciones laborales.
Para que esta nueva realidad empresarial se consolide, los jefes autoritarios se han de transformar en l¨ªderes conscientes que sepan qui¨¦nes son y cu¨¢l es su verdadero prop¨®sito de vida, de manera que puedan desplegar todo su potencial al servicio del bien com¨²n. As¨ª, todos los grandes l¨ªderes conscientes ¨C como Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mandela o el Dal¨¢i Lama, por citar a los m¨¢s conocidos¨C comparten una serie de rasgos:
Cuestionan su sistema de creencias. Est¨¢n abiertos al cambio, atrevi¨¦ndose a cuestionar las creencias de su entorno social y familiar. As¨ª es como desarrollan un pensamiento propio que les permite tomar decisiones movidas por su intuici¨®n.
¡°Es imposible liderar a otros si no has aprendido a liderarte a ti mismo¡±
Conocen su sombra. Est¨¢n comprometidos con su propio autoconocimiento y autoliderazgo. Este viaje de introspecci¨®n les permite comprender, aceptar e integrar su lado oscuro, transformando sus defectos en cualidades. De este modo se convierten en personas inspiradoras.
Hacen lo que aman. Al conocerse a s¨ª mismos, eligen un camino vocacional. Desprenden un entusiasmo, una pasi¨®n y un optimismo muy contagiosos porque disfrutan profundamente con lo que hacen.
Poseen visi¨®n y determinaci¨®n. Tienen muy claro hacia d¨®nde van. Y este sentido de direcci¨®n les dota de una profunda convicci¨®n para superar cualquier obst¨¢culo que surja por el camino.
Cultivan su inteligencia emocional. Saben relacionarse con empat¨ªa, respeto y asertividad. Tratan a sus colaboradores como ellos necesitan ser tratados para que voluntariamente se comprometan y den lo mejor de s¨ª mismos. De este modo crean un agradable clima laboral marcado por la confianza.
Inspiran a trav¨¦s de su ejemplo. No esperan a que las cosas cambien, ellos mismos son el cambio que quieren ver en sus empresas. De hecho, son l¨ªderes no porque se atribuyan dicho t¨ªtulo, sino porque otros les siguen. Se ganan su autoridad como consecuencia del servicio que prestan a la sociedad.
Para desarrollar el liderazgo
LIBRO
¡®La paradoja¡¯, James Hunter. (Debate)
Esta f¨¢bula formula las bases del liderazgo consciente, fomentando que la empresa sea c¨®mplice del desarrollo y del bienestar de los trabajadores.
PEL?CULA
¡®Milk¡¯, Gus Van Sant
Esta pel¨ªcula est¨¢ basada en la vida del pol¨ªtico Harvey Milk, un concejal de San Francisco que lider¨® un movimiento ciudadano en favor de los derechos civiles de los homosexuales.
Desarrollan el potencial de sus colaboradores. Han descubierto que el conocimiento es lo que empodera a las personas, generando a medio plazo la verdadera riqueza y abundancia que persiguen las empresas. De ah¨ª que inviertan lo necesario para que sus equipos desplieguen todo el talento, la inteligencia y la creatividad que llevan dentro.
El quid de la cuesti¨®n es que este tipo de liderazgo no puede ense?arse, no aparece como consecuencia de cursar un M¨¢ster en Administraci¨®n de Empresas. M¨¢s bien surge desde el interior de cada ser humano, es como una semilla que todos llevamos dentro. Para que florezca solo hay un camino: la transformaci¨®n personal. Y es que no podemos convertirnos en aut¨¦nticos l¨ªderes hasta que no consigamos ser personas aut¨¦nticas, lo que no suceder¨¢ hasta que no nos liberemos de nuestros miedos inconscientes.
elpaissemanal@elpais.es
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