Piojos
No es conveniente tener trato directo con los personajes de Juan Rulfo
No es conveniente tener trato directo con los personajes de Juan Rulfo. Casi siempre ya est¨¢n muertos y, en ocasiones, buscan reproducir esta condici¨®n en los vivos. Como, por ejemplo, en Atoyac. Fuimos a Atoyac aunque nadie nos recomend¨® que fu¨¦ramos. Ven¨ªamos manejando de la costa de Jalisco y decidimos parar a comer. Nos encontramos con un pueblo mucho m¨¢s hermoso del que imagin¨¢bamos, as¨ª que despu¨¦s de comernos el ¨²ltimo taco del mercado nos dispusimos a pasar la tarde paseando sus calles. Pero el paseo dur¨® una cuadra nom¨¢s. Nuestros hijos, al parecer, llevaban todo el d¨ªa rasc¨¢ndose tan fervorosamente la cabeza que uno de ellos se hab¨ªa sacado ya sangre y ahora daba alaridos de pavor al ver que en su dedo ¨ªndice titilaba una gotita rosa.
Nos sentamos en una banca y me dispuse a espulgarle la cabellera. Encontr¨¦, por supuesto, colonias enteras de piojos y liendres. Est¨¢bamos as¨ª, felices en nuestra condici¨®n de primates, cuando de pronto una anciana verrugosa y enlutada se sent¨® en nuestra banca y pregunt¨®:
¨C?Tiene bichos el ni?o?
¨CS¨ª, se?ora.
¨C?Y no ha calado usted el polvo de chanchara?
¨CNo se?ora, ?qu¨¦ es eso?
Nos explic¨® que era un polvo que hab¨ªa que diluir en poca agua y esparcir por la cabeza de los ni?os. No hab¨ªa que enjuag¨¢rselas, sino dejar que se durmieran con la melena embadurnada. A la ma?ana siguiente, no habr¨ªa piojos. La anciana nos acompa?¨® a una tienda de ganader¨ªa. Mientras le hac¨ªa pl¨¢tica a los ni?os frente a la tienda, nosotros entramos y preguntamos por el producto. Una marchanta nos extendi¨® la bolsa de polvo de chanchara, como quien trafica una sustancia prohibida. Ya est¨¢bamos pagando cuando nos pregunt¨® para qu¨¦ lo ocup¨¢bamos. Explicamos: los ni?os tienen la cabeza infestada de piojos. La marchanta pel¨® los ojos. El polvo de chanchara mataba piojos, dijo, pero tambi¨¦n mataba ni?os. Cuando nos volteamos a ver a la anciana en busca de una explicaci¨®n, estaban nom¨¢s nuestros hijos, las melenas alborotadas al sol.
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