El J?germeister es el nuevo 'rouge'
?Cu¨¢nta de la popularidad s¨²bita de este licor tiene que ver con el nuevo mapa econ¨®mico?
Las crisis econ¨®micas se reflejan en cosas muy raras. Sube, por ejemplo, el gasto en algo tan ¡°superfluo¡± como las mascotas: y es que a falta de cr¨ªos, buenos son los animales de compa?¨ªa. Es popular, aunque pol¨¦mica, la correlaci¨®n entre la crisis econ¨®mica y la venta de pintalabios rojos: se lleg¨® a hablar del lipstick index despu¨¦s de que las ventas subieran en la Gran Depresi¨®n o tras el 11S. En los ¨²ltimos a?os, se han multiplicado en Espa?a las operaciones de cirug¨ªa est¨¦tica y los centros de belleza y peluquer¨ªas: como con el rojo de labios, parecemos buscar desesperadamente vernos bien, al menos por fuera, como evitando que trasluzca la desesperanza. En el mercado de bebidas alcoh¨®licas, la crisis econ¨®mica tiene un claro vencedor: el J?germeister, que ha encontrado en nuestro pa¨ªs un insospechado fil¨®n.
?Qui¨¦n se acuerda del tequila?
Hace unos a?os, era el tequila quien reinaba en las noches, las canciones de verano y? las series de televisi¨®n (qui¨¦n no teme la imagen de Meredith Gray y Cristina Yang, botella de tequila en mano). Sin embargo, ahora no hay quien lo vea en las barras. Quiz¨¢ tenga que ver con su elaborada ritualizaci¨®n (elaborada para lo que viene siendo el momento de consumo, enti¨¦ndanme). En el caso de J?germeister, parte de su ¨¦xito est¨¢ clara: no tiene equivalente de garraf¨®n, as¨ª que al pedirlo no tenemos que echarnos a temblar como al ver esas botellas de tequila blanco, alcohol de quemar o alg¨²n punto intermedio entre ambos que nos han servido en tantos bares de la capital. Nos hemos vuelto mucho m¨¢s lanzados: como con el sabor fuerte del tequila, no todo el mundo aprecia de primeras el sabor dulz¨®n y arom¨¢tico del J?germeister. Al pedirlo, dejamos de ser los sibaritas que se han estudiado a fondo el panorama de cervezas artesanas o caf¨¦s de lujo para entregarnos a un shot directo y cuanto m¨¢s fr¨ªo mejor.
-Neo, con la pastilla azul vivir¨¢s en la ignorancia. Si eliges la botella de J?ger ir¨¢s a otro lugar...
— Luc¨ªa Taboada (@TaboadaLucia) July 19, 2015
-J?ger.
-Ya ver¨¢s ma?ana, ya...
El ¡°derecho al olvido¡±
Y quiz¨¢s sea precisamente en la locura transitoria a la que apelan algunos de sus asiduos (llam¨¦moslo esa repentina "amnesia" de los pecadillos de la noche anterior) donde radique la otra fuente de su ¨¦xito. Treinta?eros con sueldos de veintea?eros y horario de directores generales nos echamos a los bares donde ya no esperamos siquiera conocer a alguien (gracias por nada, Tinder). Si este no es el momento social perfecto para un licor que desinhibe y permite exprimir la noche al m¨¢ximo, entonces es que no lo hay.
Hace cien a?os era la absenta el licor de las clases medias, el rito de los artistas, el olvido autoinducido de los paseantes parisinos. Ahora, las nuevas muchedumbres desencantadas han cambiado al hada verde por el ciervo; la velocidad de los tiempos obliga incluso a encomendarse al ciervo volador (J?germeister con Red Bull). En las ciudades espa?olas no caminamos, corremos, pero seguimos tan confusos, tan empobrecidos y con tanto que olvidar como los bebedores de absenta que inmortalizaron los impresionistas.
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