Afrodis¨ªacos: ?Viagra para tomar con cuchillo y tenedor?
Algunos alimentos y dosis de imaginaci¨®n pueden llevarnos a rematar la ¡®performance¡¯ sexual de nuestra vida
Los afrodis¨ªacos son, seg¨²n el diccionario, todas esas sustancias que excitan o estimulan el apetito sexual. Dicho esto, ?necesita el ser humano recurrir a ellos? ?Ofrecen alguna ventaja en las relaciones ¨ªntimas? Y la pregunta m¨¢s importante: ?existen? Echando la vista (muy) atr¨¢s todo apunta a que, en alg¨²n momento de la evoluci¨®n, la sexualidad de los primates superiores como nosotros y los bonobos (chimpanc¨¦s enanos que son los ¨²nicos animales que practican el sexo oral y se besan con lengua, como los humanos; por cierto, tambi¨¦n practican el sexo a modo de saludo), dej¨® de estar determinada exclusivamente por las hormonas. Parece ser que la expansi¨®n de la corteza cerebral que se produjo durante el proceso evolutivo ampli¨®, por decirlo as¨ª, el cat¨¢logo de inputs que nos predisponen a la actividad sexual, la cual no solo est¨¢ sujeta a los ciclos de estro (o ¨¦pocas de celo) como en casi todos los dem¨¢s mam¨ªferos del g¨¦nero femenino.
Los afrodis¨ªacos existen
Algunos desinhiben, otros evocan los ¨®rganos sexuales y otros incitan
La mujer no experimenta peri¨®dicamente una ¨¦poca de celo ni revolotea fren¨¦tica en pos de un copulador. Si se dan las circunstancias, est¨¢ en disposici¨®n de aparearse cualquier d¨ªa y hora, aunque, como es sabido, no siempre ocurre, pues los ornamentos psicol¨®gicos y ambientales son un factor limitante.
Vista la complejidad que determina la forma humana de tejer relaciones y, m¨¢s a¨²n, las que se establecen en la intimidad, convendr¨¢n que no es f¨¢cil abordar una investigaci¨®n sobre la eficacia o no de los afrodis¨ªacos. Estos pueden ser componentes que desinhiben propiciando una ¡°p¨¦rdida de los frenos naturales¡±, ya sean f¨¢rmacos, drogas, hormonas o alimentos. Tambi¨¦n productos naturales que, por su forma, evoquen visualmente a los ¨®rganos sexuales humanos como los pl¨¢tanos o las ostras ¨Cdenominados afrodis¨ªacos por acci¨®n sensual¨C, inspiradores a la hora de empezar la performance. Tambi¨¦n se consideran excitantes algunas fragancias y perfumes que provocan la incitaci¨®n sexual por la v¨ªa olfativa. Pero¡ ?con qu¨¦ tipo de respaldo cient¨ªfico cuentan estas afirmaciones?
"Si hay problemas emocionales de base, dif¨ªcilmente favorecer¨¢n la pasi¨®n",? Ares Anfruns
Uno de los estudios m¨¢s completos para verificar el poder detonador de una serie de afrodis¨ªacos naturales se realiz¨® en la Universidad de Guelph, Canad¨¢, Aphrodisiacs from Plant and Animal Sources. A review of current scientific literature (Afrodis¨ªacos de fuentes animales y vegetales). Se trata de una compilaci¨®n de toda (o casi) la informaci¨®n publicada al respecto para dilucidar, en un an¨¢lisis posterior, qu¨¦ productos naturales realmente le predisponen a uno a tener un revolc¨®n. ?Los resultados? El ginseng (de la especie Panax ginseng), el azafr¨¢n y la yohimbina (una sustancia del ¨¢rbol yohimbe: Pausinystalia johimbe, de ?frica Central) son los que han pasado el exhaustivo control con mejor nota.
Seg¨²n un estudio de la Universidad Jamia Hamdard de Nueva Delhi, el ginseng es revitalizante; el azafr¨¢n aumenta el deseo; y la yohimbina estimula el flujo sangu¨ªneo y propicia los orgasmos (adem¨¢s es la ¨²nica hierba que aparece en el ¨ªndice m¨¦dico de referencia de disfunciones sexuales). Otros productos con esa fama, como el vino o el chocolate, no han superado la criba. El primero, ciertamente desinhibe, pero si las dosis tomadas son exageradas puede entorpecer las maniobras amatorias, incluso hacer desaparecer la libido; y el chocolate, porque, m¨¢s que erotizar, parece que contiene una sustancia, la feniletilamina, que incrementa los niveles de serotonina y endorfinas en el cerebro. Es decir, no es que disponga a quien lo toma para acometer el salto del tigre, sino que le hace sentir m¨¢s alegre y m¨¢s feliz, lo que siempre es de gran ayuda. Porque¡ ?no es ese, en gran parte, el quid de la cuesti¨®n?
Sin pasi¨®n no valen
LOS POCOS AFRODIS¨ªACOS QUE RESPALDA LA CIENCIA
Adem¨¢s del azafr¨¢n, ginseng y yohimbina, ya comprobados en humanos, un estudio del departamento de Farmacia de la Universidad Jamia Hamdard de Nueva Delhi, India, a?ade otras hierbas medicinales consideradas afrodis¨ªacos desde tiempos inmemoriales, testadas con ¨¦xito en animales. Algunas son:
Safed Musli. La Chlorophytum borivilianum, llamada la 'viagra de hierbas', es oriunda de India y se le atribuye un gran poder vigorizante.
Mondia. Su nombre cient¨ªfico es Mondia whitei, viene de ?frica, y se usa tanto para combatir la disfunci¨®n er¨¦ctil como para incrementar la libido y la movilidad de los espermatozoides.
Abrojo. Una herb¨¢cea rastrera perenne (Tribulus terrestres) de zonas tropicales. Incrementa la testosterona.
Mir¨ªstica. Oriunda de las islas Molucas, Indonesia, del ¨¢rbol Myristica fragrans se extrae la nuez moscada. Algunos de sus extractos incrementan el vigor sexual, aunque en dosis altas puede resultar un alucin¨®geno.
Palmera datilera. El polen de la Phoenix dactylifera ha sido utilizado para combatir la infertilidad masculina. Pruebas en ratones demostraron que mejora la cantidad y calidad de los espermatozoides.
Tongkat Ali. Esta planta asi¨¢tica (Eurycoma longifolia) ha demostrado en animales que aumenta los espermatozoides y la testosterona. Se la considera todo un s¨ªmbolo sexual.
Yohimbe. Esta 'viagra herbal' (Pausinystalia yohimbe) es la ¨²nica hierba listada en el ¨ªndice m¨¦dico de referencia de disfunciones sexuales. Estimula el flujo sangu¨ªneo y propicia los orgasmos.
¡°Si una pareja est¨¢ pasando por un mal momento y hay problemas emocionales de base, dif¨ªcilmente los afrodis¨ªacos favorecer¨¢n la pasi¨®n¡±, explica Ares Anfruns, coach, terapeuta sexual y de pareja del Institut Gom¨¤ de Barcelona. ¡°Cuando una persona no se encuentra bien f¨ªsica o psicol¨®gicamente, una de las primeras ¨¢reas afectadas es su sexualidad. El deseo est¨¢ ligado al placer y cualquier interferencia de nuestra mente puede causar una falta de deseo¡±. Y es que la intensidad de este, a?ade, var¨ªa mucho en funci¨®n de diferentes factores: la edad, el momento vital de cada individuo, la situaci¨®n de la pareja. Muchas causas, de ¨ªndole biol¨®gica, psicol¨®gica o sociocultural, pueden incidir en la magnitud de nuestro deseo sexual.
¡°En la esfera biol¨®gica pueden darse alteraciones hormonales. Por ejemplo, bajos niveles de testosterona, f¨¢rmacos que neutralicen la respuesta sexual como ciertos antidepresivos y anticonceptivos, o alguna enfermedad que repercuta en el funcionamiento de la respuesta sexual¡±, explica. Tambi¨¦n hay factores psicol¨®gicos, como falta de informaci¨®n, expectativas demasiado elevadas, una pareja con la que no compartimos determinadas apetencias sexuales, el aburrimiento y la rutina, miedos o verg¨¹enzas, la presi¨®n por el aspecto f¨ªsico, el estr¨¦s o dificultades sexuales a?adidas como la eyaculaci¨®n precoz o el dolor coital¡ ¡°Cualquiera de estas causas interferir¨¢n, pues afectan negativamente a la imagen que tenemos de nosotros y a la percepci¨®n personal y compartida de nuestra satisfacci¨®n sexual¡±, a?ade.
Anfrus tambi¨¦n cree que hay ¡°aspectos culturales que nos agobian, ciertas normas sociales que nos dictan c¨®mo se supone que debemos funcionar, qu¨¦ se espera de nosotros y qu¨¦ esperamos nosotros de los dem¨¢s, as¨ª como ciertas ideas sobre los roles y la sexualidad. Estas normas generan unas expectativas que, de no cumplirse, pueden frenar el deseo sexual¡±.
Aunque el sexo no tiene edad, s¨ª depende de ella. Es un aspecto esencial de nuestra vida. Cuando somos j¨®venes, el deseo es m¨¢s elevado y la actividad sexual m¨¢s frecuente. Con la madurez, llegan los cambios f¨ªsicos como la menopausia, erecciones menos firmes, etc¨¦tera, y pasa a ser m¨¢s importante la emoci¨®n en las pr¨¢cticas sexuales que las proezas en s¨ª. En la vejez todo se acent¨²a, pero siempre hay alternativas para seguir gozando del sexo. ¡°Los afrodis¨ªacos son solo un complemento m¨¢s¡±, puntualiza Ares.
Para Teresa Alc¨®n, psic¨®loga especializada en Sexolog¨ªa, un problema de hoy en d¨ªa es que la actividad sexual se afronta, con frecuencia, como si se tratara de una especie de competici¨®n de rendimiento y poder: ¡°La sexualidad se ha convertido en una persecuci¨®n para conseguir el mayor n¨²mero de erecciones, orgasmos y posturas, lo que hace que a menudo no disfrutemos plenamente del momento presente que compartimos con la otra persona. No habr¨¢ receta m¨¢gica ni sustancia que pueda paliar el da?o que tal actitud ejerce en nuestras relaciones. Es esencial situar la sexualidad fuera de esa competitividad y percibirla desde su aspecto m¨¢s l¨²dico y gratuito¡±. ?Lo esencial? La calidad de esa interrelaci¨®n humana.
Las tres sustancias m¨¢s potentes est¨¢n en nuestro interior: testosterona, oxitocina y dopamina
En busca del amante diferente
Ciertamente, nuestra manera de vivir el sexo es de una extrema complejidad, un precio que pagamos por el alto desarrollo cognitivo del Homo sapiens. Este desarrollo, a veces, genera sorprendentes contradicciones que se evidencian durante la refriega sexual. ¡°Mientras que los animales practican sexo, nosotros tenemos una vida sexual, que es muy distinto¡±, matiza Esther Perel, psicoterapeuta especializada en las relaciones de pareja y ponente habitual en TED Talks (charlas). Opina que lo dif¨ªcil no es gozar en el sexo casual, sino mantener el deseo con nuestra pareja habitual. Perel es hija de dos supervivientes del Holocausto que, tras su tragedia, apostaron por volver a sentirse vivos. Esto le llev¨® a ella a especializarse en lo que denomina la ¡°redefinici¨®n de las relaciones¡±.
Piensa que, curiosamente, solemos buscar en la pareja lo opuesto a lo que deseamos de un amante. ¡°Mientras que en la pareja buscamos seguridad, estabilidad, confianza, permanencia, hogar y, en definitiva, un ancla en la vida, del amante esperamos sentir la emoci¨®n de la aventura, la novedad, el misterio e incluso la transgresi¨®n. Suele ser una contradicci¨®n de t¨¦rminos: los ingredientes que pueden vincularnos como socios en la vida, pueden llegar a sofocar hasta el m¨¢s m¨ªnimo sentimiento voluptuoso. Dicho de otra manera: lo que bajo las s¨¢banas nos excita de una persona puede que sea lo que m¨¢s nos irrita durante la vida cotidiana¡±, observa. Mantener el deseo, esa llama de pasi¨®n, depende de saber discernir y separar las distintas facetas de esa persona. ¡°Es nuestra imaginaci¨®n la responsable del amor, m¨¢s que la otra persona¡±, afirma Perel, parafraseando a Marcel Proust.
El cerebro, el mejor aliciente
Respecto a los afrodis¨ªacos, Helen Fisher, antrop¨®loga e investigadora en la Universidad Rutgers de Nueva Jersey (EE UU), experta en la qu¨ªmica del amor, afirma que es dentro de cada persona donde est¨¢n las tres sustancias erotizantes m¨¢s potentes que existen, claves para desarrollar los procesos de apareamiento, reproducci¨®n y paternidad. La primera es la testosterona, una hormona sexual que fabrican hombres y mujeres que, entre otras cosas, desencadena la libido que nos predispone al apareamiento. Por cierto, es bueno saber que, si no vamos muy sobrados de ese deseo o fase aperitiva, el ejercicio f¨ªsico puede ayudarnos ya que incrementa la producci¨®n de testosterona, y el mismo acto sexual, tambi¨¦n: cuanto m¨¢s sexo se practica, m¨¢s se quiere. El segundo afrodis¨ªaco es otra hormona, la oxitocina, que se libera (entre otros momentos) tras el orgasmo, y provoca en nosotros un sentimiento de amor rom¨¢ntico que hace perdurar esa pasi¨®n inicial.
El sexo aumenta la testosterona que desencadena la libido. As¨ª, cuanto m¨¢s se practica, m¨¢s se quiere
Por ¨²ltimo, una tercera sustancia qu¨ªmica, la dopamina, desencadena un sentimiento de apego, de confianza y de comuni¨®n con el c¨®nyuge para querer permanecer en su compa?¨ªa, ¡°al menos, el tiempo suficiente como para criar a nuestros descendientes¡±, apunta Fisher. Seg¨²n esta antrop¨®loga, las mujeres, inconscientemente, calibran mediante sus orgasmos cu¨¢n buena ser¨¢ una pareja. Algunos cient¨ªficos piensan que el orgasmo femenino ¨Ctan voluble ¨¦l¨C puede haber evolucionado para ayudar a las mujeres a distinguir, como dice Fisher, ¡°a Mr. Right de Mr. Wrong¡± (al se?or correcto del se?or equivocado). Pero nada parece indicar que las capacidades amatorias y sexuales vayan demasiado ligadas a otras aptitudes de las personas.
Las hierbas no lo son todo
En resumen, s¨ª hay afrodis¨ªacos que funcionan, en concreto el azafr¨¢n, el ginseng y la yohimbina. Est¨¢ comprobado que incrementan el deseo, mejoran el rendimiento sexual y carecen de efectos secundarios. Otras hierbas, varias testadas solo en animales, han demostrado tambi¨¦n su efectividad como vigorizantes, ¡°Pero ojo¡±, recuerda Alc¨®n, ¡°los afrodis¨ªacos, sean del tipo que sean, funcionan como las especias: se a?aden al plato principal como condimento para aportar exquisitez. Si el plato est¨¢ mal cocinado, no habr¨¢ especia que lo haga comestible¡±.
Timothy Leary, escritor, psic¨®logo y fan de todo tipo de drogas, acab¨® por concluir que la inteligencia es el mejor de los afrodis¨ªacos. Si ¨¦l, que lo prob¨® todo, lleg¨® a esa conclusi¨®n, daremos por cierto que un cerebro inspirado es lo que m¨¢s dispara el deseo y la predisposici¨®n al sexo. Si adem¨¢s lo compartimos con un manjar especiado, la experiencia puede ser total. Como dijo Mae West, ¡°el sexo es la emoci¨®n en movimiento¡±. Y en eso, el cerebro tiene mucho que ver.
VIAGRA, UN MEDICAMENTO
?Es la Viagra un afrodis¨ªaco? Los expertos Anfruns y Alcon coinciden en que no. Su funci¨®n es asegurar la erecci¨®n y que esta sea duradera, no ¡®detonar¡¯ el deseo. Una cosa son los medicamentos que ayudan a un solucionar un problema biol¨®gico y, otra, los afrodis¨ªacos, destinados a incrementar las ganas de sexo. La Viagra masculina es un vasodilatador que facilita la afluencia de sangre al pene y, en consecuencia, lo mantiene erguido m¨¢s tiempo del habitual en esa persona.
La Viagra femenina, autorizada en EE UU, pero no en Europa, est¨¢ indicada para mujeres premenop¨¢usicas con un trastorno del deseo sexual diagnosticado. Es (tambi¨¦n) un medicamento concebido para solucionar un problema, no un ¡®dinamizador¡¯ del sexo. Se basa en la flibanserina, que activa la serotonina e inhibe la dopamina. Ambas pueden tener efectos colaterales: desmayos e hipotensi¨®n en mujeres, y afecciones cardiovasculares en hombres.
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