Cr¨ªticas en Twitter

Nada deber¨ªa importarnos m¨¢s (sobretodo a los artistas) que la opini¨®n de un desconocido vertida en el Twitter. Pero no me refiero a los halagos vac¨ªos y d¨®ciles, si no a los exabruptos salpicados de impertinencias y descalificaciones (y en muchos casos faltas de ortograf¨ªa). Esos y solo esos son los que nos tiene que causar una honda impresi¨®n, como no podr¨ªa ser de otra forma; est¨¢n hechos para espolearnos, para que no nos durmamos en los laureles. Que son merecidos est¨¢ fuera de toda duda razonable, y que nos vienen fenomenal creo que ha quedado claro en lo expuesto anteriormente. Pero hay algo m¨¢s: son una queja, un lamento alzado. Proviene de alguien que sufre, un alma sensible que al ver nuestro ¨²ltimo trabajo ha sentido asco y repugnancia y v¨¦rtigo y hast¨ªo. Y que seguramente harto ya de guardar silencio, y despu¨¦s de una profunda reflexi¨®n, ha decidido valientemente hac¨¦rnoslo saber sin asomo de cinismo. Hay algunos compa?eros m¨ªos que reaccionan de una forma airada, heridos en su ego. Error. Los conmino a que cambien de actitud y que con humildad digamos a esas personas que hemos disgustado o decepcionado o aburrido o las tres cosas combinadas en infinitos c¨®cteles amargos: perd¨®n, nos hemos equivocado, no volver¨¢ a ocurrir. Y sobre todo gracias, gracias y gracias por ser el l¨¢tigo que todo creador necesita.

PD: Me apost¨¦ con Juan Cruz a que era capaz de utilizar en esta columna las palabras: Exabrupto, repugnancia y cinismo y los verbos ¡°espolear¡± y ¡°conminar¡±, as¨ª es que¡­ ?Juan Cruz, ya puedes ir solt¨¢ndome mis cinco euros!