Sin atajos frente al terror
S¨®lo desde el Estado de Derecho se puede colocar a los terroristas fuera de la legalidad
En un reciente art¨ªculo, F¨¦lix Ovejero (?Moralismo frente al terror?, EL PA?S 7/12/15) nos advert¨ªa del peligro del moralismo en la lucha contra el terror: ¡°no cabe ignorar que en el origen de la violencia puede haber injusticia, pero cuando el terrorismo est¨¢ en marcha eso sirve de poco¡±. No puedo estar m¨¢s de acuerdo. Una vez desatada la violencia, terrorista o de cualquier tipo, no sirve de nada o de casi nada invocar la posible injusticia que la genera para atajarla. Al menos a corto plazo, ya que lo que est¨¢ en juego son elementos esenciales de nuestra existencia: el derecho a la propia vida y otros que se ven indirectamente afectados por la coacci¨®n que supone la violencia (entre ellos, la libertad de expresi¨®n).
Sin embargo, y aceptando que ¡°la batalla moral es con nosotros mismos¡±, mi experiencia me ha ense?ado, primero, que es necesario corregir las posibles injusticias subyacentes y, segundo, que los atajos frente al terror pueden no s¨®lo producir monstruos (como las represiones en Argentina y Per¨²), de los que siempre quedan secuelas (y no s¨®lo morales), sino alargar el problema o, en el mejor de los casos, reducir o eliminar los s¨ªntomas, posponiendo su soluci¨®n o acumulando las causas (ahora, injusticia m¨¢s represi¨®n) incubando, as¨ª, un brote aumentado de la enfermedad.
En mi etapa profesional en la UE, particip¨¦ en ¡°di¨¢logos pol¨ªticos¡± con diversos pa¨ªses fuera del entorno europeo, algunos de ellos con una importante tradici¨®n cultural y religiosa musulmana. En general, exist¨ªa un gran respeto por nuestras opiniones en defensa del modelo y valores europeos: derechos civiles y democr¨¢ticos, derechos sociales y cohesi¨®n social. Sin embargo, cuando se discut¨ªa sobre derechos humanos, algunos de estos pa¨ªses alud¨ªan a situaciones de dudoso encaje con el derecho internacional y el respeto de los mismos: Guant¨¢namo, abducciones de sospechosos de terrorismo, aspectos de la legislaci¨®n antiterrorista de algunos Estados de la UE, los famosos "da?os colaterales" entre civiles de acciones antiterroristas, etc¨¦tera. En mi opini¨®n, de dif¨ªcil justificaci¨®n legal y moral y que tienen un impacto negativo nada desde?able en las opiniones p¨²blicas de pa¨ªses donde tienen sus bases los grupos terroristas o donde reclutan o se sit¨²an sus seguidores, sirvi¨¦ndoles, adem¨¢s, como justificaci¨®n para sus acciones. En el fondo, lo que buscan es ¡°igualar¡± el estatus del grupo terrorista frente al de un Estado que utiliza medios que no encajan con el Estado de Derecho, entendido en un sentido amplio, es decir, incluyendo el derecho internacional.
La guerra sucia contra ETA alarg¨® la soluci¨®n del problema?
Algo de verdad hay en esta actitud, pues cuando las autoridades democr¨¢ticamente elegidas traspasan la l¨ªnea de la leg¨ªtima utilizaci¨®n de la violencia que otorga el Estado de Derecho, estas se colocan en un contexto diferente, no ya de superioridad legal y moral, sino que se rebajan al nivel de contendiente de un conflicto en igualdad o parecidas condiciones que otros contendientes. Ya no hablamos de Estado de Derecho con valores y reglas que nos protegen y que son exigibles ante la comunidad internacional (por ejemplo, la cooperaci¨®n policial y judicial, el combate contra la existencia de santuarios en su seno, etc¨¦tera), sino que nos colocamos m¨¢s cerca de un contexto de conflicto abierto donde los valores y las reglas son bien diferentes, e igualan el estatus de los participantes.
Precisamente, aunque la guerra sucia contra ETA pudo haber sido una soluci¨®n al problema terrorista, no hizo m¨¢s que alargarlo en el tiempo: primero, porque supuso de cierta forma la legitimaci¨®n de sus planteamientos ante una parte de la opini¨®n p¨²blica, otorg¨¢ndole a sus ojos un estatus que no pod¨ªa poseer dentro del Estado de Derecho; y, segundo, porque la colaboraci¨®n por parte de Francia se produjo solamente cuando la lucha antiterrorista se condujo exclusivamente dentro de los par¨¢metros del mismo.
Algo parecido ocurre, si bien a una escala diferente dado el contexto internacional, con el terrorismo integrista actual. S¨®lo desde el Estado de Derecho (incluido el derecho internacional) podremos colocar a estos grupos fuera de la legalidad y deslegitimarlos moralmente (no solo dentro de los pa¨ªses musulmanes, sino tambi¨¦n dentro de las capas de poblaci¨®n de esa misma tradici¨®n de los pa¨ªses europeos) y exigir a estos la colaboraci¨®n necesaria para su eliminaci¨®n. No hay atajos en la lucha contra el terror. Quiz¨¢s los atajos pueden proporcionar supuestos ¨¦xitos a corto plazo, pero el riesgo de ¡°enquistamiento¡± a medio y largo plazo es grande y de consecuencias nefastas.
V¨ªctor Andr¨¦s-Maldonado es licenciado y MBA por ESADE. Fue funcionario de las instituciones de la UE de 1986 a 2012.
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