?Podemos confiar en las etiquetas de los alimentos?

A esta pregunta nosotros los europeos tenemos que responder por desgracia que no, que no podemos. Cuando estall¨® el esc¨¢ndalo de las vacas locas el por aquel entonces director de Greenpeace, Thilo Bode, se dio cuenta de que no exist¨ªa una organizaci¨®n independiente de la sociedad civil que protegiera los derechos de los consumidores en el ¨¢mbito de la alimentaci¨®n. Esta constataci¨®n le llev¨® a crear en 2002 la ONG Foodwatch en Alemania.

?Objetivo? Que un d¨ªa todos los europeos podamos finalmente confiar en el etiquetaje. Por una parte denuncian los componentes de los alimentos que puedan ser nocivos para la salud gracias a las revelaciones de investigaciones independientes. Pero tambi¨¦n exigen transparencia en la comunicaci¨®n por parte de las empresas, quieren hacer realidad el castizo ?que no nos den gato por liebre?.

Alemania fue el punto de arranque. Hoy en d¨ªa Foodwatch est¨¢ implantada tambi¨¦n en Holanda y Francia

Aqu¨ª en Francia en s¨®lo 2 a?os Foodwatch ha destapado esc¨¢ndalos como la existencia de hidrocarburos en el cusc¨²s; agua y aditivos en el filete ?100%? de pavo; aromas no ?bio? en los yogures etiquetados ?bio?. Campa?as que han obligado a torcer el rumbo a gigantes de la alimentaci¨®n como el distribuidor Leclerc o el fabricante de yougures Via. En otros casos la victoria se consigue a medias por no decir que se trata de una victoria meramente p¨ªrrica. Es el caso de la sopa ?de buey, zanahoria y pasta? de la marca Maggie.

En el embalaje aparece la foto de un trozo de buey cuando en realidad la sopa contiene s¨®lo un 1,1% de zumo de cocido del buey y nada de carne. Nestl¨¦, propietaria de Maggie, ha accedido finalmente a... reducir el tama?o de la foto de la carne de buey en el embalaje. Estas pr¨¢cticas abusivas en Francia no son sancionadas. Son legales aunque, desde la perspectiva de la asociaci¨®n de defensa de los consumidores, no son para nada leg¨ªtimas.

El ¨¦xito de Foodwatch no s¨®lo se mide en la capacidad de incidir en las pr¨¢cticas de las empresas sino tambi¨¦n en el ?aplauso del p¨²blico?. Cada una de sus campa?as recibe el apoyo de miles de firmas online. La ONG considera que si los ciudadanos conocieran los verdaderos riesgos que la alimentaci¨®n agroindustrial supone para su salud variar¨ªan sus h¨¢bitos alimentarios. Y si viven en la inopia es por culpa de los lobbys agroalimentarios. A ellos atribuyen por ejemplo que Europa no haya conseguido a¨²n definir los ?perturbadores endocrinos?.

S¨®lo me queda por decir: ojal¨¢ aterricen pronto en Espa?a.