Noche en blanco
En la gran noche del cine, el color blanco fue tan protagonista en la alfombra roja como entre los nominados y el patio de butacas
Arranc¨® el desfile la presentadora de E!News Giuliana Rancic, con pose Pataky y vestido blanco de Georges Chakra. Un tuit salud¨® su entrada con un ¡°?A qui¨¦n le importa c¨®mo va vestida Giuliana Rancic? A ver, a nadie.¡± Los Oscar no son distintos a otras fiestas: los primeros en llegar son conscientes de que as¨ª aseguran la foto. Pero si Giuliana fue la primera, las verdaderamente importantes llegaron las ¨²ltimas. Y en el caso de Jennifer Lawrence, ni siquiera desfil¨® por la alfombra roja: cuesti¨®n de categor¨ªas (o de evitar un tropiezo m¨¢s en la dichosa alfombra).
Desde Giuliana y hasta Rooney Mara, la noche transcurri¨® sin gran inter¨¦s en la madre de todas las red carpets. Aram¨ªs Fuster no habr¨ªa adivinado mejor los modelitos que se suced¨ªan por el Dolby Theatre. Sof¨ªa Vergara y su palabra de honor, tan inseparables como Pi y Margall, Alicia Vikander, de Louis Vuitton, Naomi Watts, de Armani, con una clara incompatibilidad de caracteres entre vestido de lentejuelas y collar de brillantes. Incluso hubo un epic fail: Heidi Klum, la exmodelo y presentadora de Project Runway, quien se mantuvo al nivel de sus disfraces de Halloween con un Marchesa de tonos lilas que podr¨ªa haber llevado Sissy Spacek en un remake de la fiesta de Carrie. La cosa solo empez¨® a animarse con las nuevas generaciones.
La primera en generar un leve alzamiento de cejas fue la joven estrella de Star Wars, Daisy Ridley, con un Chanel gris perla. En unos #OscarSoWhite¨C el hashtag que recog¨ªa la criticada falta de nominados que no fueran blancos ¨C el color de la noche de los mejores vestidos, fue el mismo. De blanco lleg¨® Olivia Wilde. Valentino, un tejido con micro plisados y un gran escote que ella misma defini¨® como de ¡°villana sexy¡±. Quit¨® importancia al destape responsabilizando a su beb¨¦, en una especie de homenaje a su natural inclinaci¨®n hacia las gl¨¢ndulas mamarias, especialmente las de Beyonc¨¦. Qu¨¦ no haremos por los hijos.
Y por fin, apareci¨® Rooney Mara. Con un maravilloso Givenchy en las ant¨ªpodas de los vestidazos oscarescos de Sof¨ªa Vergara, y ¨C esperen, lleg¨® un poco m¨¢s tarde ¨CKate Winslet. Con su peinado de little rascal y ese aspecto que en las redes tachan de ¡°raruno¡±, Mara nos salv¨® del aburrimiento. Gracias, Rooney, t¨² no hagas caso, que hay mucho paleto suelto: estabas maravillosa.
Pero las m¨¢s grandes se hicieron esperar a¨²n m¨¢s. Cate Blanchett sorprendi¨® con un arriesgado modelo floral en un arriesgado tono azul pastel, con flores y plumas tan grandes y tan imposibles que uno no sab¨ªa si odiarlo o amarlo o todo a la vez (en las redes, mayoritariamente, lo odiaron). La otra gran dama, de esta y de todas las noches, Charlotte Rampling demostr¨® que se puede ser la m¨¢s elegante rompiendo todos los c¨®digos del Manual del Pase¨ªllo por la Alfombra Roja. Ni tacones, ni escote, ni quilates, ni frufr¨²s. Solo un vestido t¨²nica de Armani con unos sencillos zapatos de medio tac¨®n. Y ella. Punto. Julianne Moore, otra de las que ya no necesita demostrar nada, deslumbr¨® elegant¨ªsima, con un Chanel negro y sin embargo nada evidente.
Ya en el tiempo de descuento aparecieron Charlize Theron, de Dior, y de rojo, con collar de diamantes tipo sautoir, Lady Gaga, con un ¡°vestil¨®n¡± (?vestido-pantal¨®n?) de su estilista personal, Brandon Maxwell, olvidados ya los filetes en la cabeza, los tel¨¦fonos sombrero o los guantes de l¨¢tex. Y finalmente, Kate Winslet con el padre de todos los Oscar dresses: sat¨¦n, palabra de honor, cola, y del infalible color negro. La portada del Manual de la Perfecta Nominada que mencion¨¢bamos arriba, y que puede matar del sopor. Tuvo un detalle a su favor, el vestido, casi a pelo. Pero es que Kate contaba con el complemento perfecto, Leonardo DiCaprio. Eso s¨ª que es hacer una entrada, y sin necesidad de oso.
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