La infancia interrumpida de los ni?os del norte
Sufrieron secuestros, violaciones y el asesinato de familiares a consecuencia del conflicto que sigue vivo en Mal¨ª. A¨²n menores de edad, hoy rehacen su vida lejos de ese horror e intentan olvidar
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Sus testimonios, acusadores unos, t¨ªmidos otros, dicen a los adultos que un conflicto armado tiene consecuencias irreversibles para los m¨¢s vulnerables: ellos, los ni?os. Que una guerra es m¨¢s que una estrategia, una decisi¨®n tomada en un despacho o unas ganancias por vender armas. Ellos provienen del norte de Mal¨ª, de aldeas y ciudades como Tombuct¨², Kidal o Gao que fueron tomadas por grupos separatistas de tuaregs y yihadistas como el Movimiento para la unidad y la yihad en ?frica Occidental (MUJAO), el Movimiento de liberaci¨®n Nacional del Azawad (MNLA), Al-Qaeda en el Magreb isl¨¢mico (AQMI) y Ansar Dine. Corr¨ªa el a?o 2012 y comenzaba una crisis que a¨²n colea. Unos reclamaban la independencia de un territorio que consideran propio, otros quer¨ªan instaurar un Estado regido por la ley isl¨¢mica. Francia y el ej¨¦rcito maliense intervinieron y frenaron la amenaza, aunque la violencia continua y los ataques de grupos rebeldes en la regi¨®n se producen con frecuencia. Y en medio, siempre ellos:? Ramatoulaye, Kadidiatou, Aliou o Ibrahim, ni?os y ni?as con una infancia interrumpida.
A ra¨ªz de este conflicto, los refugiados y desplazados internos en Mal¨ª se cuentan por miles. M¨¢s de 150.000 en 2012 y 2013, cuando la guerra viv¨ªa su peor momento. En febrero de 2016 a¨²n quedaban m¨¢s de 52.000 fuera de sus hogares, seg¨²n la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), y otros 53.000 se encuentran todav¨ªa en pa¨ªses como Burkina Faso, Mauritania y N¨ªger.
Miles de ni?os sufrieron en sus carnes las consecuencias de una guerra que no conoc¨ªan ni entend¨ªan: amenazados, raptados, v¨ªctimas de violencia sexual, f¨ªsica y psicol¨®gica, usados como esclavos, separados de sus familiares y obligados a huir de sus hogares y sus ciudades. Han crecido de golpe.? Adem¨¢s, la inestabilidad del entorno los hizo especialmente vulnerables a la radicalizaci¨®n. Tal y como denunci¨® Dina Kawar, representante permanente de Jordania en las Naciones Unidas, algunos de los combatientes encontrados en las filas rebeldes del norte de Mal¨ª ten¨ªan apenas 15 a?os. Si bien algunos hab¨ªan sido reclutados como ni?os soldados, otros fueron adoctrinados en la ideolog¨ªa de Al-Qaeda.
La falta de acceso a la educaci¨®n ha sido otra de las principales consecuencias. M¨¢s de 380.000 ni?os de entre siete y 15 a?os del norte del pa¨ªs est¨¢n sin escolarizar, seg¨²n alert¨® Unicef en diciembre de 2015, muchos desde hace cuatro a?os. Adem¨¢s, unas 280 escuelas (una de cada seis) a¨²n permanecen cerradas despu¨¦s de haber sido saqueadas, destruidas o ocupadas por algunos de los bandos beligerantes. En Kidal, una de las zonas m¨¢s afectadas por el conflicto, el 79% de los centros educativos han desaparecido. Muchos padres han optado por mantener a sus hijos alejados de los que s¨ª est¨¢n abiertos porque temen que sean v¨ªctimas de las miles de minas diseminadas por el territorio.
En este contexto naci¨® un proyecto para apoyar a la reinserci¨®n social de los ni?os v¨ªctimas de la crisis. Lo puso en marcha la Asociaci¨®n para la Consolidaci¨®n de la Paz, el Desarrollo, Promoci¨®n y Protecci¨®n de los Derechos Humanos (Temedt), una Ong local con sede en Bamako que fue creada en 2006 y hoy cuenta con 40.000 asociados y cuyo presidente fue galardonado con el premio UNESCO-Madanjeet Singh por la promoci¨®n de la tolerancia y la no violencia en 2014.
"Los beneficiarios de esta iniciativa son ni?os de entre 11 y 18 a?os de Tombuct¨², Gao y Kidal que fueron v¨ªctimas o tuvieron relaci¨®n con grupos armados durante la crisis de 2012", explica Ibrahim Ag Idbaltanat, presidente de Temedt, que ha desarrollado esta iniciativa con apoyo de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Educaci¨®n, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y del club de f¨²tbol italiano Juventus."Nuestro ni?os han sido v¨ªctimas de violaciones, han visto matar o maltratar a sus padres, han estado en contacto con grupos armados... Empiezan de recaderos y luego les ense?an a usar un arma, poco a poco les introducen", detalla. "No ten¨ªan ninguna ning¨²n inter¨¦s por su formaci¨®n, yo creo que por falta de confianza en s¨ª mismos, pero ahora est¨¢n d¨¢ndose cuenta de que pueden avanzar". "Han sufrido episodios de violencia muy fuertes y eso les ha generado problemas de salud y dificultades para relacionarse con los dem¨¢s", a?ade Mar¨ªa Mu?oz, coordinadora del proyecto desde la oficina de la Unesco en Mal¨ª.
De momento 65 chicos y chicas han completado el programa, que ofrece apoyo psicosocial, cursos de alfabetizaci¨®n y formaci¨®n profesional en costura, carpinter¨ªa, mec¨¢nica, soldadura, producci¨®n de jabones y tinte de telas, as¨ª como la realizaci¨®n de actividades culturales y deportivas. Lo que tuvieron que abandonar sus ciudades y ahora viven en Bamako son matriculados en cursos acelerados para reintegrarles en el a?o escolar. "Las familias que vinieron a la capital ten¨ªan un nivel econ¨®mico m¨¢s o menos bueno en sus ciudades de origen pero al llegar aqu¨ª se encuentran con que la subsistencia es m¨¢s dif¨ªcil y necesitan una ayuda extra", detalla el presidente de Temedt.
S¨²per h¨¦roes prematuros
Estos son los relatos de 12 menores como Kadidiatou, Ibrahim, Aliou o Ramatoulaye, que representan una realidad que afecta a miles de ni?os como ellos que tuvieron que crecer demasiado pronto, afrontaron experiencias traum¨¢ticas y perdieron el inter¨¦s y la alegr¨ªa. Hoy intentan curar sus heridas y mirar hacia un futuro que quieren que sea brillante. Pero no olvidan.
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Una decapitaci¨®n en directo
El padre de Alassane y Hadidjatou presenci¨® la decapitaci¨®n de su hermano en la puerta de la vivienda familiar. A ra¨ªz de este suceso toda la familia se traslad¨® a Bamako, donde estos mellizos cursan un taller de confecci¨®n. Su padre, traumatizado, no ha vuelto a trabajar.
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V¨ªctima de la violencia sexual
Para Kadidiatou el conflicto comenz¨® cuando los rebeldes tomaron su pueblo y la secuestraron, en 2012. Fue retenida y violada hasta que logr¨® escapar al cabo de tres d¨ªas. Ten¨ªa 12 a?os por entonces. Hoy cursa un taller de confecci¨®n.
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Un disparo por una motocicleta
Unos hombres intentaron robar la moto del padre de Ramatoulaye y, como ¨¦l se opuso, le dispararon en una pierna. Qued¨® en el suelo, desangr¨¢ndose, hasta que fue encontrado. Curaron sus heridas en Bamako, donde esta adolescente ahora estudia para convertirse en ginec¨®loga el d¨ªa de ma?ana.
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Seis meses secuestrados
Ibrahim y Aliou, de 12 y 11 a?os, fueron secuestrados por un grupo rebelde que intent¨® en varias ocasiones que empu?aran un arma. "Estuvimos haciendo de recaderos. Prepar¨¢bamos el t¨¦, recog¨ªamos le?a y rob¨¢bamos corderos". Al cabo de seis meses lograron escapar.
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Huir en busca de una escuela
Su escuela llevaba m¨¢s de un a?o cerrada, por lo que Mussa decidi¨® mudarse a Bamako para continuar los estudios y para zafarse de quienes le presionaban para unirse a los rebeldes. "Iban por las casas para convencerte o utilizaban a compa?eros de clase".
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Dificultades para estudiar
Unos hombres dieron una paliza al padre de Halima en su presencia. A causa de la agresi¨®n, acab¨® falleciendo. "El problema es que el ya estaba mal de salud, ten¨ªa problemas de coraz¨®n y diabetes", dice la ni?a. Hoy tiene dificultades para ir a la escuela porque no puede pagar las tasas.
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Crimen por unas reses
El padre de Oumar e Issa fue asesinado porque se neg¨® a entregar su reba?o de corderos. Ese a?o, Tombuct¨² acababa de ser tomada y la violencia y el saqueo era el pan de cada d¨ªa en la ciudad y sus alrededores. Los ni?os presenciaron la ejecuci¨®n.
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Esquivando el reclutamiento forzoso
El t¨ªo de Aliou fue ejecutado por un grupo rebelde porque pensaron que era informador del ej¨¦rcito de Mal¨ª. ?l vive en Bamako porque sus padres? observaron que muchos chicos estaban siendo secuestrados para servir como ni?os soldado. "Yo me libr¨¦ por los pelos".
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Testigo de la ejecuci¨®n de su padre
Suleiman estaba con su padre en el campo cuando ¨¦ste se percat¨® de que le faltaba una herramienta. Cuando el ni?o iba a buscarla, unos hombres se aproximaron al progenitor, intercambiaron unas palabras y, de s¨²bito, le dispararon. Suleiman ten¨ªa ocho a?os y presenci¨® el crimen.
Art¨ªculo publicado en colaboraci¨®n con la UN Foundation.
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