La revoluci¨®n de las prostitutas nicarag¨¹enses
Nicaragua se ha convertido en el primer pa¨ªs del mundo en otorgar a las trabajadoras sexuales el estatus de facilitadoras judiciales

Johana est¨¢ harta de la palabra puta. As¨ª la han llamado en su casa, en su comunidad y en la polic¨ªa. Desde los 16 a?os ha sido perseguida por el peso de estas cuatro letras. Todo comenz¨® cuando era una adolescente y se enamor¨® de un proxeneta que la adentr¨® al mundo de los burdeles. Desde aquel entonces han transcurrido dos d¨¦cadas, un per¨ªodo marcado por innumerables palizas, noches de calabozos y jornadas comandadas por el alcohol y las drogas.
Johana cuenta que en dos momentos clave de su vida fue a la polic¨ªa para pedir ayuda. Ella denuncia que en ambos casos fue maltratada y desatendida por parte del sistema de justicia.¡°Yo era una adolescente cuando fui por primera vez, quer¨ªa huir del proxeneta. S¨®lo se rieron de m¨ª y no me creyeron. Luego, en mi familia hubo un problema con un sobrino, y cuando fui a preguntar, un polic¨ªa me reconoci¨® y me ech¨® con el pretexto de que era una puta¡±.
Ella sigue ejerciendo el trabajo sexual, pero algo ha cambiado. En su cartera lleva un carnet que la acredita como facilitadora judicial y que le concede autoridad ante los organismos policiales y las oficinas gubernamentales en Nicaragua. Esta nueva figura entierra la soledad de las trabajadoras sexuales y las visibiliza a la hora de reclamar sus derechos como ciudadanas.
Este nombramiento sit¨²a a Nicaragua como el primer pa¨ªs del mundo en entrenar a sus trabajadoras sexuales para resolver conflictos y tener voz legal ante los cuerpos de seguridad. El 21 de abril de 2015, 18 mujeres fueron nombradas como facilitadoras judiciales por la Corte Suprema de Justicia tras unos meses previos de capacitaci¨®n sobre las leyes del pa¨ªs.
Marvin Aguilar Garc¨ªa, coordinador nacional del Servicio de Facilitadores Judiciales, tiene claro cu¨¢l ser¨¢ el papel que estas mujeres tendr¨¢n en los procesos legales, tanto en las ciudades como en los poblados del pa¨ªs. ¡°Pretendemos que las trabajadoras sexuales tengan representaci¨®n en su sector y puedan resolver sus conflictos entre ellas mismas y de esta forma evitar que la violencia incremente. Que no haya necesidad de acudir a la prisi¨®n. Queremos que se sientan capaces de dar soluci¨®n a los delitos menos graves a trav¨¦s de una mediaci¨®n y prevenir los conflictos con un esp¨ªritu preventivo¡±.
Desde que recibi¨® la acreditaci¨®n, a Johana le faltan horas. Ella explica que sus compa?eras no paran de pedir su apoyo, para no sentirse desamparadas a la hora de resolver los problemas que se encuentran tanto en la calle, como en los burdeles o incluso dentro de sus propios hogares. Entre los conflictos m¨¢s comunes est¨¢n la violencia intrafamiliar, el abuso policial y los juicios para pelear la custodia de los hijos.
Ahora tenemos una herramienta para pelear contra esa ley en la que era normal que un polic¨ªa te pidiera sexo a cambio de no ir presa
Johana, facilitadora judicial
"Ya no tenemos miedo. Ahora tenemos una herramienta para pelear contra esa ley que nos hab¨ªa dominado siempre, esa en la que era normal que un polic¨ªa te pidiera sexo a cambio de no ir presa, te quitara el dinero o te mandara a cambiar de esquina, sin respetar que era nuestro sitio de trabajo. Estamos trabajando para que nunca m¨¢s vuelvan a vulnerar nuestros derechos y el de nuestros hijos". Esto lo asegura Johana desde la oficina de la Asociaci¨®n de Trabajadoras Sexuales Girasoles, en Managua. Aqu¨ª lleg¨® hace dos a?os para plantear una pregunta: ?C¨®mo puedo aprender a defender mis derechos y los de mi familia?. Desde entonces, Johana forma parte de esta organizaci¨®n que re¨²ne a 2300 mujeres, y tiene como objetivo ¡°mejorar las condiciones de vida e incidir en las pol¨ªticas publicas con el prop¨®sito de visibilizar y hacer respetar los derechos¡±.
Mar¨ªa Elena D¨¢vila es la directora de esta asociaci¨®n. Ella lleva 30 a?os como trabajadora sexual y en la actualidad es la cara m¨¢s visible del colectivo en Nicaragua. D¨¢vila comenz¨® en el 2012 a exigir la presencia en el programa de facilitadores judiciales como respuesta al retraso en los casos donde se ve¨ªan implicadas. Ahora todo comienza a cambiar. ¡°Estamos haciendo seguimiento de unos 15 a 20 por mes, es un derecho que hemos adquirido, y estamos trabajando entre todas las compa?eras para hacer las cosas como dios manda¡±.
El Programa de Facilitadores Judiciales en Nicaragua comenz¨® en la d¨¦cada de los noventa con el objetivo de resolver las dificultades que enfrentaba el poder judicial en las comunidades m¨¢s aisladas del pa¨ªs. En la web del Consejo Nacional de Justicia se explica que estos facilitadores ¡°no juzgan los casos, no son defensores ni fiscales, sino son un puente de comunicaci¨®n entre operadores de justicia y su comunidad/barrio para un mejor proceso de acercamiento hacia la justicia".
D¨¢vila anuncia que a¨²n queda mucho camino por recorrer. En la actualidad, el colectivo est¨¢ enfocado en que el trabajo sexual tenga una legalidad jur¨ªdica en el pa¨ªs y, de esta manera, poder contar con los mismos derechos y deberes que el resto de los ciudadanos. ¡°El trabajo sexual es legal en Nicaragua, es decir, no est¨¢ penado, pero luchamos por tener un trabajo en condiciones. Somos mujeres organizadas que estamos demostrando que queremos ser sujetas de cambio, y conocedoras de cada uno de nuestros derechos", apunta Johana.
Nuevos oficios
Hay otro grupo que est¨¢ abriendo camino a nuevas formas de vida. Desde hace cinco a?os, m¨¢s de 200 mujeres han abandonado la calle y los burdeles tras encontrar otros oficios que mejoran su calidad de vida. Otras 150 comparten su labor como trabajadora sexual con los estudios en peluquer¨ªa, cocina internacional, administraci¨®n, entre otros.
En este campo, la organizaci¨®n local Tesis comenz¨® en 1993 se adentr¨® a los sectores m¨¢s pobres de Nicaragua para frenar el alto ¨ªndice de contagio en ni?os, ni?as y mujeres. En estas visitas detectaron que las adolescentes y mujeres eran las principales v¨ªctimas del virus tras practicar el trabajo sexual. Frente a este contexto, las organizaciones de mujeres, el colectivo Girasol y Tesis unieron todos sus esfuerzos para exigir al Ministerio de Sanidad que creara un plan de asistencia a las trabajadoras sexuales. Una batalla ganada desde el 2010, que ha logrado que el ¨ªndice de contagio en este sector sea el m¨¢s bajo en Am¨¦rica Latina con un 0,1%, seg¨²n cifras del Ministerio de Salud en el 2014.
Adem¨¢s, el Estudio sobre estigma y discriminaci¨®n en los servicios de salud a las mujeres trabajadoras sexuales en Am¨¦rica Latina y el Caribe revela un datos m¨¢s: en la actualidad, el 97% de las trabajadoras sexuales de Nicaragua de entre 21 y 40 a?os o m¨¢s utiliza preservativo en su trabajo, y un 96% se ha hecho la prueba de VIH alguna vez.
El 97% de las trabajadoras sexuales de entre 21 y 40 a?os o m¨¢s utiliza preservativo?
Danilo Medrano, director de Tesis, no titubea a la hora de asegurar que se ha avanzado mucho en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. Para ¨¦l, la clave ha estado en ofrecer a las trabajadoras sexuales todas las herramientas para que sean ellas mismas quienes decidan si quieren encontrar nuevos oficios, o en qu¨¦ condiciones ejercer la prostituci¨®n. ¡°En 1978 y 1979 fueron quemados todos los burdeles y prost¨ªbulos del pa¨ªs por los sandinistas. El Gobierno cre¨® un proyecto de reinserci¨®n pero no dio buenos frutos porque las mujeres eran obligadas a estudiar costura y peluquer¨ªa. Ellas no eligieron su destino y por eso fracas¨®. Luego, con el fin de la revoluci¨®n en 1990, se volvieron a crear burdeles, clubs de baile y salones en los que hasta ahora ejercen en medio de un limbo legal¡±, agrega Medrano.
Tesis, con el apoyo de ICCO Cooperaci¨®n, ha creado el programa Stepping Up, Stepping Out (SUSO), que tiene como objetivo de mejorar la salud y el bienestar de las trabajadoras sexuales, a trav¨¦s del empoderamiento econ¨®mico. ¡°Con mayores oportunidades para generar ingresos, las trabajadoras sexuales pueden tomar mejores decisiones informadas sobre su salud y seguridad¡± explica Aide S¨¢nchez, coordinadora del SUSO en Managua.
Aide visita los distintos burdeles y clubs de baile desde el 2010, para generar una relaci¨®n de confianza con las trabajadoras sexuales y posteriormente invitarlas a participar en SUSO. Gabriela escuch¨® la propuesta de Aide . Hasta aquel momento, Gabriela conoc¨ªa el trabajo sexual como ¨²nica opci¨®n de ganar dinero. Cuando era adolescente, su hermana la invit¨® a trabajar con ella en el club y ella se acostumbr¨® a trabajar en las noches. Esta joven, de 21 a?os cuenta que la posibilidad de tener otras oportunidades de trabajo fue la clave para participar en SUSO. ¡°Muchos d¨ªas estaba en el club, y volv¨ªa a mi casa sin dinero. No quiero eso para mi hija¡±.
En la actualidad, Gabriela tiene un negocio de peluquer¨ªa y manicura en el sal¨®n de su casa. Ella comparte su tiempo entre el trabajo sexual y su propio negocio. ¡°Cada vez tengo m¨¢s clientes en casa, yo calculo en un a?o ya podr¨¦ dejar de ir al club para dedicarme a la peluquer¨ªa, que es lo que realmente me gusta¡±.
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