?Vives con un compa?ero de piso repugnante?
Errata Naturae publica un libro que recopila las historias m¨¢s asquerosas, divertidas y repugnantes que nos ofrece la vida en un piso compartido
Si algo aprendimos con Friends es que compartir piso es super divertido ( y que las relaciones tortuosas que se arrastran durante a?os acaban en boda y que un parado cualquiera puede vivir en el centro de Manhattan¡). S¨ª, si algo aprendimos con Friends es que la realidad es mucho m¨¢s dura de lo que refleja la televisi¨®n. Las aventuras y desventuras vividas en un piso compartido dan para una serie (que se parecer¨ªa mucho m¨¢s a American horror story que a una simp¨¢tica sitcom) o para un libro. Los chicos de Errata Naturae han optado por la segunda opci¨®n, quiz¨¢ porque ellos llevan dedic¨¢ndose a esto de los libros con bastante ¨¦xito desde hace ocho a?os. O quiz¨¢ porque encontraron en Facebook material suficiente para hacer toda una enciclopedia a modo de gu¨ªa de supervivencia para compartir casa.
El compa?ero de piso de mierda ('coinquilino di merda' en la versi¨®n original italiana) es una fanpage de Facebook que ha acabado convirti¨¦ndose en libro. A lo largo de 190 p¨¢ginas se recopilan las historias m¨¢s rocambolescas que han ido surgiendo en la web a lo largo de sus cuatro a?os de existencia. Historias como estas:
Teniendo en cuenta estas y otras muchas historias, Giuseppe Fiori, administrador de la p¨¢gina web, ha recopilado las mejores para este libro y ha clasificado a los compa?eros de piso de mierda (cdm para abreviar) en siete grandes grupos:
- El compa?ero yonkarra, con sus variantes de porrero y borrachuzo.
- La compa?era tiquismiquis, esa que se comunica a trav¨¦s de post-its con mensajes pasivo-agresivos.
- La compa?era guarrilla, m¨¢s por temas de higiene que por libertinaje, aunque pueden coincidir ambos. Este tipo puede evolucionar a la compa?era guarrilla ennoviada, dando lugar a un nuevo tipo de personaje: el novio de mierda.
- El ni?o de mam¨¢, con distintos matices como el ni?o de mam¨¢ friki y el cat¨®lico ferviente.
- El viejoven, que suele ser compa?ero, casero y pesado en general.
- El Erasmus, haci¨¦ndose aqu¨ª especial hincapi¨¦ en el Erasmus espa?ol (s¨ª amigos, no solo nosotros nos quejamos de los Erasmus italianos, el sentimiento es mutuo)
- El pipiolo de mierda.
Cabe destacar que aqu¨ª no hay diferencias por g¨¦neros ni estratos sociales, hay compa?eros guarrillos y compa?eras porreras y pueden proceder tanto del barrio de Salamanca como de Carabanchel Bajo. Esto hace realmente dif¨ªcil reconocerlos, y aunque el libro da pistas sobre c¨®mo se comportan cuando van a ver la casa en cuesti¨®n, Fiori reconoce que no podemos hacer nada para librarnos de ellos.
¡°Del compa?ero de piso de mierda uno no se escapa, hay uno en cada casa y lo ¨²nico que puedo aconsejar es tom¨¢rselo con iron¨ªa¡±, confiesa en un correo electr¨®nico. Es lo que hizo ¨¦l. Una noche, en el piso que compart¨ªa en Roma, una compa?era decidi¨® atusarse los cabellos con un potente secador. Era la una de la ma?ana. ¡°En ese momento pens¨¦: o la mato o me invento algo. As¨ª ha surgido la p¨¢gina, intentando saber si era el ¨²nico que estaba en esa situaci¨®n¡±. Obviamente no lo era. El ¨¦xito fue inmediato y en un mes ya superaba los 100.000 fans, gente que comentaba las desgracias ajenas y compart¨ªa las propias, aportando en muchos casos, los documentos gr¨¢ficos pertinentes. El ¨¦xito hizo que todo su c¨ªrculo de amigos conociera la p¨¢gina, tambi¨¦n sus compa?eros de piso, que pod¨ªan ser de mierda pero no eran tontos. Despu¨¦s de formular la pregunta ret¨®rica de si hab¨ªa "algo que les quer¨ªa comentar" pasaron a enumerarle todas las cosas insoportables que hac¨ªa ¨¦l a la hora de la convivencia. Y esto nos lleva a otra de las conclusiones a las que ha llegado Fiori despu¨¦s de muchos a?os revisando historias de convivencia: todos tenemos un compa?ero de piso de mierda en nuestro interior.
Fiori no dice expresamente que sea por su experiencia compartiendo piso pero lo cierto es que ya no lo hace. Escribe desde Tailandia, el lugar donde le ha sorprendido la petici¨®n de esta entrevista. Desde hace un tiempo se dedica a dar la vuelta al mundo. Para poco pero cuando lo hace, intenta que no sea en un piso compartido. Prefiere leer las historias de los cdms ajenos y no seguir vivi¨¦ndolas en sus propias carnes. Y la verdad es que no podemos culparle por ello.
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