Gobierno sin control

La negativa del Gobierno a explicarse ante el Parlamento provoca la escandalosa contradicci¨®n de que un Ejecutivo en funciones est¨¦ menos controlado que otro emanado de la confianza parlamentaria. El Gobierno de Mariano Rajoy no puede dejar de someterse a ese control, empezando por asuntos de la trascendencia de los que est¨¢n discuti¨¦ndose en las instituciones europeas. No basta con arbitrar comparecencias ¡°informativas¡± para soslayarlo, ni es aceptable que Rajoy comprometa la posici¨®n de Espa?a en la pr¨®xima cumbre europea sobre los refugiados sin hablar con los representantes del pueblo espa?ol.

Seg¨²n la ley del Gobierno, el Ejecutivo en funciones tiene mermada su capacidad para ciertas iniciativas: no puede aprobar los Presupuestos del Estado ni presentar proyectos de ley; su presidente tampoco puede disolver las Cortes ni proponer un refer¨¦ndum. Sin embargo, ha de ocuparse del ¡°despacho ordinario de los asuntos p¨²blicos¡±. En funci¨®n de ello ejerce la participaci¨®n espa?ola en los organismos internacionales, incluidos los europeos. No controlar sus actividades conducir¨ªa a la situaci¨®n ¡ªestramb¨®tica en un sistema parlamentario¡ª de un Gobierno con manos libres. Que el Ejecutivo en funciones no haya nacido de la confianza del actual Congreso no es motivo para negarse a dar explicaciones y a discutir su pol¨ªtica.

No se trata de invitar al desgobierno, sino de tomarse seriamente las cosas: el Ejecutivo en funciones tiene que seguir ocup¨¢ndose de los asuntos p¨²blicos; y, naturalmente, el Parlamento ha de conocer y debatir el porqu¨¦ de sus decisiones, por mucho que nadie hubiera previsto una interinidad pol¨ªtica tan larga como la que vivimos. A prop¨®sito, los diputados har¨ªan bien en cumplir con la primera de sus tareas constitucionales, que es la de elegir a un presidente del Gobierno.