Un modelo de innovaci¨®n que perjudica seriamente su salud
Es hora de alinear el modelo de innovaci¨®n farmac¨¦utica con el derecho de todos a la salud
A lo largo de los dos ¨²ltimos a?os el planeta entero ha vivido como una crisis propia el desarrollo de la epidemia de ¨¦bola en ?frica occidental. Desatendida en sus inicios como un brote m¨¢s de la docena que han tenido lugar en la regi¨®n desde 1976, la crisis que ha golpeado a Liberia, Guinea y Sierra Leona se ha cobrado m¨¢s de 11.000 vidas y ha logrado poner en alerta a los sistemas de salud de medio mundo. Lo que es igualmente inquietante, esta emergencia m¨¦dica y humanitaria ha puesto de manifiesto las debilidades de un sistema de innovaci¨®n farmac¨¦utica que no supo ver los incentivos para completar el desarrollo de tratamientos y vacunas, y que podr¨ªa abrumar ahora a v¨ªctimas y donantes con un coste desproporcionado por las respuestas que se est¨¢n desarrollando.
La crisis del ¨¦bola es una ilustraci¨®n extrema del problema global de acceso a medicamentos esenciales que afecta a muchas otras enfermedades. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) calcula que uno de cada tres habitantes del planeta carece de acceso en condiciones apropiadas a los medicamentos que ser¨ªan necesarios para afrontar enfermedades evitables y garantizar una vida digna y segura. Estos porcentajes llegan a doblarse en el caso de las regiones m¨¢s pobres de ?frica, Asia y Am¨¦rica Latina, pero el problema en ning¨²n modo se limita a los pa¨ªses menos adelantados y a las enfermedades denominadas tropicales. A medida que se incrementa la prevalencia de enfermedades no transmisibles ¡ªcomo el c¨¢ncer o la diabetes¡ª y las desigualdades al interior de las naciones se establecen como el factor determinante de la vulnerabilidad de los pacientes, las dificultades para acceder a tratamientos esenciales son reconocibles tambi¨¦n en las econom¨ªas emergentes e incluso en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, como Espa?a.
La crisis del ¨¦bola es una ilustraci¨®n extrema del problema global de acceso a medicamentos esenciales que afecta a muchas otras enfermedades
El caso de la hepatitis C (VHC) ilustra bien la l¨®gica de un problema que nos resulta dolorosamente familiar: una compa?¨ªa farmac¨¦utica adquiere por una cantidad elevada un medicamento desarrollado gracias, en parte, a la inversi¨®n p¨²blica. La compa?¨ªa da en la diana, recupera en solo un a?o la inversi¨®n realizada y se prepara para navegar las dos d¨¦cadas del monopolio que garantizan las normas de propiedad intelectual imponiendo a los tratamientos un precio desorbitado: mientras un estudio de la Universidad de Liverpool demostraba que la nueva generaci¨®n de medicamentos contra el VHC pod¨ªa ser producido por tan solo 101 d¨®lares para un tratamiento de tres meses, el coste para la sanidad publica espa?ola podr¨ªa haber rondado los 25.000 euros por paciente, y dispararse hasta los 84.000 d¨®lares en el caso de los Estados Unidos. El hecho mismo de que no sepamos estos n¨²meros con certeza constituye una violaci¨®n de la transparencia que debe informar cualquier debate de inter¨¦s p¨²blico.
Las compa?¨ªas productoras de estos medicamentos ¡ªcon la farmac¨¦utica Gilead a la cabeza¡ª arguyen que su estrategia comercial establece una pol¨ªtica adaptada a la capacidad de pago de los diferentes mercados, pero la mejor oferta de la empresa a un pa¨ªs en desarrollo es 15 veces m¨¢s cara que su alternativa gen¨¦rica. Lo que es igualmente inquietante, cualquier intento de respuesta se convierte en un rosario de negociaciones y combates legales que no dejar¨¢ satisfechos ni a los propietarios de la patente, ni a los pa¨ªses que deben enfrentarse a ella. Y, ciertamente, puede dejar sin tratamiento a buena parte de los cerca de 150 millones de enfermos de hepatitis C en todo el planeta.
Hay algo profundamente equivocado en un sistema de innovaci¨®n y acceso a medicamentos que permite morir a millones de personas cuando el tratamiento que les salvar¨ªa la vida puede ser desarrollado, producido y comercializado a un precio que permita cubrir los costes de producci¨®n, incluyendo la I+D+i y un beneficio no abusivo. El ¨¦bola y la hepatitis C, como la preocupaci¨®n creciente acerca de la resistencia bacteriana a los antibi¨®ticos existentes, han revitalizado un debate que durante demasiado tiempo ha estado circunscrito a los c¨ªrculos de expertos y activistas. Hoy los pacientes y los contribuyentes de decenas de pa¨ªses ¡ªricos, emergentes y pobres¡ª no solo se preguntan si se desarrollar¨¢n los medicamentos que necesitan, sino de d¨®nde saldr¨¢ el dinero para costearlos, y por qu¨¦ raz¨®n el precio que deben pagar es exorbitante.
Las opiniones sobre la mejor alternativa a este modelo roto son tan numerosas como los actores involucrados, p¨²blicos, empresariales y de la sociedad civil. Pero el consenso acerca de la necesidad de resolverlo es cada vez m¨¢s s¨®lido. Por primera vez en a?os, tenemos la oportunidad de considerar las limitaciones del modelo de innovaci¨®n y acceso a medicamentos y proponer alternativas.
Hay algo profundamente equivocado en un sistema que permite morir a millones de personas cuando el tratamiento que les salvar¨ªa la vida puede ser desarrollado a un precio que permita cubrir los costes
Para ser claros, no todos los problemas est¨¢n relacionados con el sistema de patentes o la actitud de las compa?¨ªas farmac¨¦uticas. Empe?arse en sostener un modelo secuestrado por los intereses privados ser¨ªa un error tan grave como caer en la tentaci¨®n de pendular y excluir a las compa?¨ªas de la ecuaci¨®n que nos permitir¨¢ resolver el problema. Un sistema de incentivos eficaz y proporcionado permitir¨¢ mantener la importante contribuci¨®n de este sector al esfuerzo de innovaci¨®n y distribuci¨®n de medicamentos, al tiempo que se garantiza el inter¨¦s com¨²n a trav¨¦s de leyes que impidan el abuso de poder y recursos que extiendan la innovaci¨®n a las enfermedades menos rentables.
Es hora de alinear el modelo de innovaci¨®n farmac¨¦utica con el derecho de todos a la salud. El primer paso es reconocer que la continuidad del statu quo es insostenible y establecer con exactitud los dilemas a los que debemos hacer frente para conseguir un sistema que garantice el acceso de la ciudadan¨ªa a los medicamentos que necesita a un precio asequible, al tiempo que reconoce el leg¨ªtimo derecho de las compa?¨ªas farmac¨¦uticas a un beneficio razonable por su actividad. Esto es exactamente lo que propone la campa?a No Es Sano, que desarrollan en Espa?a diferentes colectivos m¨¦dicos, cient¨ªficos y sociales. Las posiciones extremas de algunas compa?¨ªas farmac¨¦uticas y de algunos grupos activistas no han logrado vencer ninguna de estas barreras, m¨¢s bien lo contrario. Por esta raz¨®n, desde el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) presentamos hoy la primera publicaci¨®n de una nueva serie de informes sobre innovaci¨®n y acceso a medicamentos con la que queremos contribuir a identificar los nudos gordianos del problema y concitar el di¨¢logo que debe inspirar cualquier debate p¨²blico constructivo. Ni m¨¢s ni menos.
Elena Villanueva y Gonzalo Fanjul son coordinadora y director de An¨¢lisis del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
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