La familia y una m¨¢s
El sur de Europa resiste la crisis gracias a una estructura familiar que descansa sobre el afecto, los cuidados y el trabajo de las mujeres
La sociedad espa?ola y sus fortalezas han sido casi siempre fuente de satisfacci¨®n para las autoridades, la econom¨ªa y esa vida casi autorregulada en que se han convertido los mercados ¨Clos de abastos tambi¨¦n-. De entre las muchas cosas que se aprenden de soci¨®logas, historiadoras, fil¨®sofas y economistas est¨¢ lo escrito por Mar¨ªa ?ngeles Dur¨¢n hace ya tres d¨¦cadas sobre la aportaci¨®n esencial de la estructura familiar y su organizaci¨®n ¨Ca cargo mayoritariamente de mujeres- para la vida social y econ¨®mica de Espa?a.
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En el horario interminable de la doble jornada, el cuidado de la familia completa ¨Cmadres y padres, descendencia y otros lazos- corre a cargo de las mujeres, que hace ya mucho salieron del hogar para participar en espacios profesionales, fabriles y de servicios sobre los que a¨²n se mantiene el estereotipo de que fueron ocupados mayoritariamente por hombres. Pero la salida del espacio dom¨¦stico en busca de vida y sueldo no ha cambiado la funci¨®n cuidadora de las mujeres que en su casa y en la ajena atienden entre todas a la sociedad espa?ola al completo. El tiempo que dedican al d¨ªa, seg¨²n lo ha contabilizado Mar¨ªa ?ngeles Dur¨¢n, no est¨¢ sujeto a las medidas de la econom¨ªa ni de la pol¨ªtica que ejercen las autoridades y quienes aspiran a serlo. La lista de servicios que desempe?an es inmensa y Dur¨¢n la ampl¨ªa en cada libro que escribe y en cada investigaci¨®n que realiza.
Como los estudios de Lina G¨¢lvez, Cristina Border¨ªas y muchas otras han mostrado, las mujeres estaban ¨Cy contin¨²an- all¨ª donde se las admit¨ªa, ocultas tras las figuras de sus jefes, por un lado, y tras la historiograf¨ªa de sus jefes, por el otro. El patriarcado es m¨¢s antiguo que las universidades, los hospitales y las escuelas, m¨¢s ancestral que las f¨¢bricas y el asfalto, que el ferrocarril y el veh¨ªculo autom¨®vil. En ¨¦l, las mujeres se encuentran en los mercados, en las salas de espera del sistema sanitario, en el mostrador de las farmacias, en las reuniones de los centros educativos y sus asociaciones ¡°de padres¡±, asociaciones ¡°de vecinos¡± y reuniones de comunidades ¡°de propietarios¡± . Asombra el masculino de un lenguaje que retrata a una sociedad cuya estructura familiar ha sido, como relataba Jos¨¦ Luis Barber¨ªa en EL PA?S del lunes 14 de marzo, un colch¨®n para la crisis.
El patriarcado es m¨¢s antiguo que las universidades, los hospitales y las escuelas, m¨¢s ancestral que las f¨¢bricas y el asfalto
Para dar base cient¨ªfica al retrato de tal colch¨®n, se acompa?a la caracterizaci¨®n de su fortaleza con la de una nueva moral, la de la generaci¨®n mejor preparada de la historia de Espa?a, de su dinamismo y de su creatividad. Esa es la generaci¨®n que parece estar viviendo de la pensi¨®n del abuelo y el subsidio del desempleo. Y as¨ª es como el retrato de las crisis devuelve a nuestros hombres su protagonismo. Ellos la crean y ellos la superan. En tal excelente compa?¨ªa, las mujeres no necesitan trabajar ¨Cfuera del hogar, ya se sabe-; ni hablar, por lo visto, puesto que para tal retrato de inconmensurable fortaleza social las opiniones son todas de catedr¨¢ticos ¨Cel masculino hace al caso como otra veces-, soci¨®logos, historiadores, pensadores en general, varones intelectuales que nos retratan con precisi¨®n.
Hace tambi¨¦n mucho que la sociolog¨ªa retrata las sociedades mediterr¨¢neas ¨CSalvador Giner en su prestigiosa palabra y colegas de este, de Julio Caraba?a a Olga Salido y Ana Arriba- como espacios donde las familias est¨¢n cohesionadas y apoyan a quienes viven en ellas, sustituyen las carencias de los estados ¨Co quiz¨¢, se ha sugerido tambi¨¦n, los estados desatienden a las sociedades porque saben del soporte que desempe?an las familias.
Las familias han resultado espacios para la diversidad ¨Cunas veces infernal, otras veces celestial y casi siempre soportable por las ventajas que suele proporcionar a quien se beneficia de sus afectos y servicios. El papel de las mujeres en ellas es tan obvio como permanentemente silenciado en los an¨¢lisis. O quiz¨¢ se ha calificado de obvio para evitar mencionarlo. El silencio y la obviedad parecen compartir aqu¨ª referencias mutuas y complicidades rec¨ªprocas.
Las familias han resultado espacios para la diversidad, casi siempre soportable por las ventajas de sus afectos y servicios
No hay fortalezas insospechadas. Si fuera posible disentir ¨Cy todav¨ªa lo es pese a los esencialismos en expansi¨®n- habr¨ªa que recordar que todo el sur de Europa resiste las dificultades econ¨®micas porque la estructura social descansa en formas de vida articuladas en torno a intercambios en los que el afecto juega mediatizado por los cuidados, las atenciones y el trabajo en cada casa de las mujeres que se ocupan de atenciones de todo tipo, tanto si adem¨¢s trabajan fuera de ella como si no lo hacen.
La prueba m¨¢s potente de ello es el fracaso del Estado al procurar pol¨ªticas de atenci¨®n social. Ni la fiscalidad, ni las prioridades de las pol¨ªticas llegan all¨ª donde han llegado las mujeres como soportes de las estructuras b¨¢sicas del Estado ¨C cuando alguien cuid¨® a nuestra prole, eran mujeres que por un rato nos sustitu¨ªan. Ese Estado patriarcal se debati¨® siempre, como ahora, entre valorar el trabajo de las mujeres o infravalorarlo, pues tanto si promueve el regreso de las mujeres a casa ¨Cen tiempos de crisis, bajando las cifras del paro por retiradas voluntarias de las madres j¨®venes que han regresado a amamantar a demanda- como si reconoce su aporte a la modernizaci¨®n y a la profesionalizaci¨®n recupera, o pretende recuperar, el amor maternal para explicar la importancia de que las mujeres sigan cuidando de las familias.
Y una m¨¢s: tampoco el PIB contabiliza ese tiempo y su val¨ªa, ya que solo suma el que se hace fuera del hogar o sirve fuera de ¨¦l. Estamos lejos de la creatividad anal¨ªtica que la superaci¨®n social espa?ola merece.
Mar¨ªa Jes¨²s Santesmases es investigadora del CSIC en el instituto de Filosof¨ªa.
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