?bola, una celebraci¨®n con sabor amargo
Ayer, 17 de marzo, se daba por terminado el peor brote de ¨¦bola de la historia. Sin embargo, como sucedi¨® en enero, a las pocas horas del anuncio se confirmaron dos nuevos casos, esta vez en Guinea
Ayer, 17 de marzo, Sierra Leona fue declarada libre de transmisi¨®n de ¨¦bola y con ello, se daba por terminado el peor brote de ¨¦bola de la historia. Sin embargo, como sucedi¨® ya en enero pasado, a las pocas horas del anuncio se confirmaron dos nuevos casos (esta vez en Guinea), posponiendo la celebraci¨®n y subrayando el riesgo por la persistencia del virus en algunos supervivientes.
Esta ha sido, en realidad, la historia de dos epidemias. La del p¨¢nico, en los pa¨ªses occidentales, donde s¨®lo se infectaron tres personas. La de verdad, en ?frica occidental (principalmente Liberia, Sierra Leona y Guinea), que se ha cobrado 11.300 v¨ªctimas y ha debilitado los sistemas de salud y las perspectivas socioecon¨®micas de una regi¨®n que aspiraba a vencer la inercia de su historia.
La crisis toca a su fin, tras dos a?os de sufrimiento y esfuerzos pero tambi¨¦n de logros. Tras el frenes¨ª inicial de los medios de comunicaci¨®n, ahora quedan preguntas por contestar y lecciones por aprender.
?Qu¨¦ sabemos ahora que antes no sab¨ªamos?
Hemos aprendido un poco m¨¢s sobre la evoluci¨®n de la enfermedad y sus secuelas. Por ejemplo, aunque la tasa de letalidad var¨ªa entre y a lo largo de los brotes, sabemos ahora que la mortalidad es directamente proporcional a la cantidad de virus circulando en la sangre del paciente. Tambi¨¦n sabemos que, a¨²n sin tratamiento espec¨ªfico, una intervenci¨®n temprana con algunas medidas paliativas b¨¢sicas como la rehidrataci¨®n con fluidos intravenosos aumenta de manera considerable las posibilidades de supervivencia del paciente. El alto n¨²mero de supervivientes (m¨¢s de 17.000) ha permitido constatar que el virus persiste en el semen hasta 9 meses despu¨¦s de curada la enfermedad, y que puede permanecer latente en reservorios como el ojo y el sistema nervioso central. Gracias a ellos tambi¨¦n sabemos que, desafortunadamente, el ¨¦bola no acaba cuando se cura: incluso si quedan libres del virus, un porcentaje elevado de supervivientes sufre efectos secundarios a largo plazo.
Sabemos ahora que la mortalidad es directamente proporcional a la cantidad de virus circulando en la sangre del paciente
?Tenemos nuevos medicamentos?
A¨²n no. Por primera vez, el ¨¦bola represent¨® una amenaza real para los pa¨ªses occidentales. Esto result¨® en la aceleraci¨®n de ensayos para una serie de tratamientos y vacunas que se hab¨ªan investigado por motivos de bioseguridad pero cuya eficacia nunca se hab¨ªa evaluado. Por motivos log¨ªsticos, ¨¦ticos y de intereses, los ensayos llegaron al terreno demasiado tarde, cuando el n¨²mero de casos hab¨ªa disminuido considerablemente, y no se obtuvieron datos concluyentes de eficacia para ninguno de los medicamentos probados. S¨®lo se pudo obtener resultados de eficacia para una de las vacunas candidatas, testada en Guinea.
?Qu¨¦ hemos aprendido sobre la respuesta frente a epidemias?
El mundo estaba, y sigue estando, mal preparado para afrontar este tipo de situaciones. La crisis sac¨® lo peor (mala preparaci¨®n, dependencia de donantes, confrontaci¨®n con el contexto socio-cultural) pero tambi¨¦n lo mejor (dedicaci¨®n, diversidad e ingenio) de la respuesta internacional. Mucho se habl¨® de los logros de la comunidad internacional para finalmente frenar la epidemia. Sin embargo, est¨¢ claro que los esfuerzos de los sanitarios en los pa¨ªses afectados, y sobre todo de las comunidades locales, fueron clave en inclinar la balanza de la epidemia. Las ONG tambi¨¦n desempe?aron un papel fundamental no s¨®lo de asistencia, sino tambi¨¦n de colaboraci¨®n con comunidades, instituciones cient¨ªficas y agencias para la investigaci¨®n y la puesta en marcha de ensayos cl¨ªnicos.
El mundo estaba, y sigue estando, mal preparado para afrontar este tipo de situaciones
En materia de respuesta, una de las principales lecciones para afrontar esta y futuras epidemias est¨¢ en entender las relaciones de poder y la cultura en las comunidades donde ocurren los brotes para poder tratar las causas y no s¨®lo los s¨ªntomas del problema. Otra lecci¨®n clave es que la lucha contra el ¨¦bola y cualquier otra amenaza a la salud global, como la del virus del Zika en estos momentos, comienza mucho antes de que se diagnostique el primer caso. Esto implica reconocer el desarrollo de los pa¨ªses de bajos recursos como inter¨¦s mutuo, la necesidad de promover un sistema alternativo de innovaci¨®n y acceso a medicamentos, la cooperaci¨®n como herramienta para ejercer una influencia global y el elevado coste de la inacci¨®n. El ¨¦bola nos ha mostrado de manera traum¨¢tica por qu¨¦ en materia de salud debemos olvidarnos de las fronteras y considerar las posibles amenazas desde un punto de vista global.
Est¨¢ claro que la respuesta internacional fue tard¨ªa e insuficiente. Pero el agravio sobre los pa¨ªses m¨¢s afectados y la memoria de sus v¨ªctimas ser¨¢ doble si ahora ignoramos las lecciones esenciales que se desprenden de ella.
Coincidiendo con el segundo aniversario de la declaraci¨®n de la epidemia, en ISGlobal hemos preparado este informe digital que contiene gr¨¢ficos interactivos. En ¨¦l analizamos la evoluci¨®n de la crisis sus consecuencias directas e indirectas, las preguntas cient¨ªficas que quedan por resolver, y las reformas que urge emprender para evitar tener que ¡°festejar¡± el fin de una nueva epidemia como esta.
Adelaida Sarukhan es inmun¨®loga y redactora cient¨ªfica en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
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