?C¨®mo alcanzamos el acceso universal al agua y el saneamiento en 2030?
Se ha avanzado mucho, pero todav¨ªa queda hacer lo m¨¢s dif¨ªcil
Tras la aprobaci¨®n de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) el pasado mes de septiembre, es hora de concretar las acciones necesarias para hacer realidad la nueva agenda, y puede resultar especialmente pertinente hacer este ejercicio en el ¨¢mbito del agua y el saneamiento, sector que presenta numerosas interrelaciones con el resto de los ODS.
Para orientar dicha concreci¨®n es preciso destacar, a mi entender, un aspecto cr¨ªtico de los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio 1990-2015. Aquellos objetivos se pueden asimilar, en cierto modo, a un ¨¢rbol cargado de frutas (las metas), y se pretend¨ªa recoger un cierto porcentaje de las mismas (en el caso del agua y el saneamiento, reducir a la mitad la proporci¨®n de personas sin acceso b¨¢sico). Se recolectaron las frutas previstas en el caso del agua, aunque muchas menos de las comprometidas en el caso del saneamiento (el resultado qued¨® a m¨¢s de 700 millones de personas de la meta). Pero es que adem¨¢s, en ambos casos, las frutas recogidas han sido las de las ramas m¨¢s bajas, las m¨¢s accesibles; es decir, se ha conseguido que se acceda al agua en condiciones b¨¢sicas en las zonas y colectivos en donde era m¨¢s sencillo y econ¨®mico conseguir resultados.
Con esto no quiero decir que no se hayan conseguido avances importantes y en lugares o colectivos muy pobres, sino que seguir progresando hasta conseguir el acceso universal y equitativo al agua y al saneamiento de forma asequible para todos va a ser m¨¢s complejo. Porque quedan sin acceso b¨¢sico mayoritariamente las personas m¨¢s pobres: en los Pa¨ªses Menos Adelantados no se cumplieron las metas de agua y saneamiento, teniendo acceso en la actualidad, respectivamente, tan solo el 69% (agua) y el 37% (saneamiento) de la poblaci¨®n. Quedan sin acceso las personas ¡°m¨¢s alejadas¡±, las que viven en las zonas en las que es m¨¢s caro y complejo intervenir. De hecho ocho, siete y nueve de cada 10 personas que carecen de acceso a fuentes mejoradas de agua, a instalaciones de saneamiento mejoradas o que siguen defecando al aire libre, viven en zonas rurales. Tambi¨¦n quedan sin acceso y encuentran dificultades para participar en la toma de decisiones que les afectan las mujeres, las personas con discapacidad, las personas mayores y otros colectivos excluidos.
Por tanto, una primera clave a tener en cuenta en la implementaci¨®n de las metas de agua y saneamiento para 2030 es que conseguir resultados requerir¨¢ mayor inversi¨®n, al menos inicialmente. Y digo esto porque la buena noticia es que diversos estudios (por ejemplo, ¨¦ste de ONU Agua) se?alan que los beneficios econ¨®micos de mejorar el acceso al agua, al saneamiento y a la higiene superan entre tres y seis veces los costes de inversi¨®n, pudiendo dar lugar a incrementos del PIB global del 1,5% debido a la reducci¨®n de gastos sanitarios.
Se estima que ser¨¢n necesarios unos 50.000 millones de d¨®lares anuales para cumplir
Aun as¨ª, se estima que ser¨¢n necesarios del orden de 50.000 millones de d¨®lares anuales para conseguir las metas 6.1 y 6.2 de acceso al agua y saneamiento del ODS 6, y la mala noticia es que cerca del 80% de los pa¨ªses que reportan sobre su situaci¨®n declaran que carecen de recursos nacionales para hacer frente a dichas metas. Por eso, se requiere un compromiso ambicioso de los pa¨ªses desarrollados. Adem¨¢s, no solo hay que invertir en infraestructuras, sino que aspectos como la operaci¨®n y el mantenimiento se revelan imprescindibles para mejorar la calidad y sostenibilidad de los servicios, aunque el 70% de los pa¨ªses destacan que las tarifas existentes no cubren dichos costes.
A este respecto es preciso se?alar que los costes de operaci¨®n y mantenimiento no pueden repercutirse en su totalidad, al menos a corto y medio plazo, sobre las poblaciones m¨¢s pobres, por lo que ser¨¢ necesario asegurar la asequibilidad de los servicios a trav¨¦s de financiaci¨®n exterior combinada con tarifas sociales y otras modalidades de financiaci¨®n adaptada a poblaciones de bajos ingresos. No debe confundirse la falta de voluntad con la falta de capacidad de pago, que en este caso no puede ser raz¨®n para cortar el acceso a servicios de agua y saneamiento. Las tarifas no pueden superar, seg¨²n Naciones Unidas, el 3% de los ingresos familiares ni impedir el acceso a otros derechos.
Otro reto en la implementaci¨®n de estas metas reside en la reforma de instituciones, pol¨ªticas y legislaci¨®n, y en la creaci¨®n de capacidades en todos los niveles: institucional, comunitario y personal. Una encuesta realizada en 2012 por el Consejo de Ministros Africanos sobre el Agua identificaba la falta de capacidades como la limitaci¨®n m¨¢s relevante del sector, incluso por encima de la falta de financiaci¨®n.
Por tanto, es necesario apoyar la creaci¨®n de instituciones efectivas y eficientes e invertir en el fortalecimiento del personal especializado en agua y saneamiento, tanto en administraciones p¨²blicas como en el resto de actores, incluidas las organizaciones y comunidades locales. Tambi¨¦n hay que desarrollar las medidas necesarias para incentivar y retener a dicho personal, aspecto especialmente cr¨ªtico en zonas rurales. Y es preciso promover la colaboraci¨®n entre gobiernos, empresas, organizaciones de la sociedad civil y organizaciones comunitarias, ya que el avance del sector requiere de las capacidades de todos los actores.
Acabar conla defecaci¨®n al aire libre, que provoca enormes impactos en la salud, es una prioridad
Tambi¨¦n conviene prestar atenci¨®n a la tecnolog¨ªa, pues resulta indudable el papel que ¨¦sta tiene en el sector del agua y saneamiento, por ejemplo en materia de infraestructuras o de monitoreo (por ejemplo, en la recogida y tratamiento de informaci¨®n), pero es preciso adaptar la misma a contextos vulnerables como las zonas rurales,? a poblaciones con bajos recursos, y al desarrollo de soluciones resilientes al cambio clim¨¢tico.
Y de forma transversal a todos los aspectos mencionados, es necesario desarrollar sistemas de recogida y an¨¢lisis de informaci¨®n sobre la situaci¨®n y avances en agua y saneamiento y con un nivel de desagregaci¨®n suficiente (mujeres/hombres, rural/urbano, niveles de ingresos, etc.) que permitan hacer visible a la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable, y que sean ¨²tiles para adoptar las medidas necesarias para avanzar.
Por ¨²ltimo, en relaci¨®n con la progresividad y prioridad de los avances, conviene se?alar la necesidad de eliminar la defecaci¨®n al aire libre, que provoca enormes impactos en la salud y el medio ambiente, as¨ª como priorizar el acceso al agua, el saneamiento y la higiene en hogares, escuelas y centros de salud, para a continuaci¨®n ir eliminando progresivamente las desigualdades en los niveles de servicio.
Retomando la analog¨ªa del principio, alcanzar las metas de agua y saneamiento de los ODS significa recoger todas las frutas del ¨¢rbol y ello requiere un esfuerzo para alcanzar las de las ramas m¨¢s altas. Tenemos 15 a?os para conseguirlo, y para ello es imprescindible trabajar desde el primer d¨ªa para hacer realidad los recursos, las pol¨ªticas y las acciones necesarias.
La vida y la dignidad de millones de personas lo exige.
Alberto Guijarro es experto sectorial en agua y saneamiento de ONGAWA.
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