Waberi: ¡°La dictadura en Yibuti morir¨¢ por sus propias contradicciones¡±
![El novelista Abdourahman A. Waberi. Fuente: Philippe Matsas/Opale/Editions Zulma](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ISPYBH6KXJTY42ZP3FQVH25V5I.png?auth=ec7d5adb5591cdf9eb2f13f989e2c62526c9bdc2c88dd8f555396bac117fdab8&width=414)
Por Carlos Bajo Erro
Frente a las elecciones celebradas el pasado 4 de abril, Abdourahman A. Waberi, el novelista yibut¨ª m¨¢s internacional analiza la situaci¨®n de las libertades y la contestaci¨®n social en el pa¨ªs
Yibuti aparece en la cartograf¨ªa de los reg¨ªmenes controvertidos y contestados, pero no aparece en muchos m¨¢s lugares. Es pr¨¢cticamente invisible. M¨¢s all¨¢ de gobierno constantemente bajo la sombra de la sospecha, el resto es un conjunto de excepciones. Un enclave de la colonizaci¨®n francesa. Una descolonizaci¨®n tard¨ªa, todav¨ªa no hace cuatro d¨¦cadas. Una superficie parecida a la de la Comunidad Valenciana, con una poblaci¨®n similar a la de la ciudad de Valencia. Sin apenas industria, sin apenas agricultura, ¨²nicamente con una ganader¨ªa de corte tradicional, la econom¨ªa del pa¨ªs se basa, en gran medida, en su ubicaci¨®n.
Estrat¨¦gicamente situado en pleno Cuerno de ?frica, es un escenario clave del enorme tr¨¢fico mar¨ªtimo del Mar Rojo y de los servicios log¨ªsticos para los barcos de esa ruta. Pero, adem¨¢s, se ha beneficiado de la econom¨ªa de la lucha contra la pirater¨ªa en el ?ndico y de la guerra contra el terror, por su proximidad a la pen¨ªnsula ar¨¢biga. Sorprende la cantidad de pretendientes militares del pa¨ªs. Alberga tradicionalmente una base militar francesa. Las autoridades han demostrado en los ¨²ltimos a?os una apertura en este sentido que se echa en falta en otros ¨¢mbitos, acoge una enorme base estadounidense (la m¨¢s grande del continente) y diversos contingentes europeos, incluido uno espa?ol, adem¨¢s de una japonesa y muy pronto una china, oficialmente la primer del gigante asi¨¢tico fuera de su territorio.
Entre tanto, el presidente Isma?l Omar Guelleh se mantiene en el poder desde hace diecisiete a?os y a pesar de que ha comparecido a dos citas electorales para su reelecci¨®n, en 2005 y 2011, siempre se ha cernido sobre su elecci¨®n la sombra de la duda. Las denuncias de violaciones de los derechos humanos han sido constantes durante su mandato, as¨ª como las acusaciones de corrupci¨®n y las de represi¨®n de cualquier intento de disidencia, ya sea desde la oposici¨®n pol¨ªtica, como desde la sociedad civil.
Abdourahman A. Waberi es, probablemente, el escritor yibut¨ª con m¨¢s proyecci¨®n internacional y adem¨¢s una de las voces que acompa?an a esa contestaci¨®n a Guelleh. Novelista reconocido, sobre todo, en el ¨¢mbito franc¨®fono, profesor universitario en Francia y Estados Unidos y comentarista pol¨ªtico en medios internacionales como Le Monde, el escritor se ha convertido en ciberactivista, casi ¡°a la fuerza¡±, como ¨¦l mismo dice. Frente a las elecciones que se celebraron el viernes 8 de abril, Waberi atiende a esta entrevista desde Washington DC, donde actualmente ense?a en la universidad George Washington.
En Espa?a, muchas personas tendr¨ªan problemas, incluso, para situar en el mapa Yibuti. ?A qu¨¦ cree que se debe este desconocimiento?
En realidad, el mundo es demasiado grande para saber qu¨¦ pasa en todos lados. Quiz¨¢ tenemos la sensaci¨®n de que vivimos en una aldea global, pero lo cierto es que la informaci¨®n real no pasa. Los medios ofrecen entretenimiento, pero todo lo que requiera an¨¢lisis, una realidad que sea dif¨ªcil de explicar no tiene cabida en los medios.
En el caso de Yibuti, ?quiz¨¢ no haya un inter¨¦s por conocer la realidad?
Es la fuerza de la dictadura. Su capacidad para construir la verdad, desde una dimensi¨®n casi filos¨®fica. Conoce el lenguaje de Occidente y le da a las potencias el m¨ªnimo que necesitan. Como en este caso, por ejemplo, hay elecciones y con eso les basta. Pero esta vez no hay observadores, lo que hay son expertos. El matiz sem¨¢ntico es importante, porque los observadores implican una independencia, etc¨¦tera. Las potencias tienen el discurso y se quedan contentos con esa verdad construida.
?Acaban d¨¢ndole su apoyo a pesar de las cr¨ªticas?
Mira, incluso Francia vive en una situaci¨®n esquizofr¨¦nica. Yo me he reunido con altos funcionarios franceses que me han reconocido que lo que ocurre en Yibuti es inadmisible. Pero cuando las elecciones se acercan las autoridades francesas dicen que todo est¨¢ bien y las legitiman. Pueden estar a?os reconociendo que la situaci¨®n es insostenible, pero cuando se acerca el momento de la verdad, la aceptan. Y si no, el gobierno se gira hacia los chinos, como est¨¢ haciendo.
?Cu¨¢l es el estado de la libertad de prensa en Yibuti?
?La libertad de prensa? Simplemente no existe. Unos d¨ªas antes de las elecciones un equipo de la BBC fue expulsado y otro de France24 logr¨® grabar im¨¢genes de supervivientes de la represi¨®n, pero lo tuvo que hacer a escondidas. La pr¨®xima vez no les dejar¨¢n entrar. A la prensa internacional se le niega el acceso y la nacional pr¨¢cticamente no existe. El gobierno paga en algunos medios para que publiquen su verdad. Los medios sociales han abierto una peque?a grieta, pero siempre es dif¨ªcil conseguir que la informaci¨®n salga. En todo caso, hay una di¨¢spora importante que utiliza Facebook o Twitter para compartir la informaci¨®n. Los yibut¨ªs est¨¢n luchando para cambiar la situaci¨®n. Pero tambi¨¦n se enfrentan a sus propias contradicciones, las diferentes ideas, las diferentes convicciones.
Entonces, ?se puede decir que hay una sociedad civil que se est¨¢ enfrentando al r¨¦gimen?
Se puede comparar con la situaci¨®n de Burkina Faso. Blaise Compaor¨¦ consigui¨® mantener a la poblaci¨®n sometida durante m¨¢s de veinte a?os, acallar la contestaci¨®n. Pero, al final, la sociedad civil consigui¨® hacerlo huir. Es un trabajo a largo plazo.
?Se mueve bajo la superficie de aparente silencio?
Eso es. No se ve el fruto inmediatamente, pero cuando se producen las condiciones necesarias, emerge. La sociedad civil ya se ha movilizado. Con el paso del tiempo el descr¨¦dito del poder ha ido creciendo. La gente que estaba atemorizada ya no se calla. Es uno de los problemas de las dictaduras. Al final, la par¨¢lisis que provoca el miedo, se acaba. El miedo no es suficiente.
?El r¨¦gimen en Yibuti est¨¢ desgastado?
Guelleh ha envejecido. En las dictaduras siempre hay un equilibrio entre el poder de la dictadura y la necesidad de libertad de los ciudadanos. El poder intenta enfriarlo todo, congelarlo y la libertad es pasi¨®n. El fr¨ªo y el calor. En el caso de Yibuti, hay que prestar atenci¨®n, por una parte, a esa movilizaci¨®n social que ha ido creciendo en el interior del pa¨ªs en la que hay incluso la gente que ha sido desplazada por el r¨¦gimen; por otro lado, la di¨¢spora; y, por otro, los medios sociales, que no son realmente un actor, pero son una herramienta importante.
?Se puede decir que est¨¢ acorralado?
Se ha ido aislando, dentro de sus propias contradicciones. Incluso cuando todo est¨¢ previsto hay contradicciones. Incluso dentro del propio sistema hay contradicciones internas. No le gusta la prensa y se inventa su propia prensa. Pero ha llegado al extremo de que como no le gusta el pueblo, que ya no le da su apoyo, se ha inventado su propio pueblo. Pienso en el argumento de Esperando el voto de las fieras de Ahmadou Kourouma. ?Lo conoce? El dictador est¨¢ convencido de que su pueblo le adora, pero en caso de que no fuese as¨ª el pueblo ser¨ªa sustituido por las fieras. Sin embargo, esas contradicciones son las que le est¨¢n debilitando. Ahora se ha girado hacia China y enfadar¨¢ a los estadounidenses, igual que cuando se gir¨® a los estadounidenses, enfad¨® a los franceses. S¨®lo por su desconfianza y su codicia.
Pero, ?c¨®mo ha aguantado Isma?l Omar Guelleh 17 a?os en el poder?
Las potencias occidentales le han dado su confianza por mito del hombre fuerte y como conoce las claves de los intereses de Occidente, porque ha sido ¨²til.
Y ?esa apariencia de ¡°hombre fuerte¡± no es cierta?
Para Guelleh no hay pol¨ªtica, todo es polic¨ªa. Lo ha ¡°policializado¡± todo, porque no es lo que aparenta. Como dictador morir¨¢ por sus propias contradicciones. A pesar de sus actos quiere que el pueblo le quiera m¨¢s. Est¨¢ obsesionado con su imagen. En realidad, es un pol¨ªtico tremendamente inseguro, muy desconfiado, un paranoico. Ha alejado de s¨ª a todos lo que pod¨ªan realmente aconsejarle y los ha sustituido por gente que solamente le adula.
?Era previsible el resultado de las elecciones?
Totalmente. No pod¨ªamos esperar nada. Conoc¨ªamos las declaraciones del d¨ªa despu¨¦s. En una situaci¨®n como la del pa¨ªs, deber¨ªa hacer un gobierno de unidad nacional y, sin embargo, cada vez est¨¢ m¨¢s encerrado en una camarilla muy reducida, en su familia m¨¢s pr¨®xima. Cada vez est¨¢ m¨¢s aislado porque se ha deshecho de cualquiera que le pudiese llevar la contraria. Antes o despu¨¦s, la realidad le pasar¨¢ por encima.
Usted es una de las pocas voces yibut¨ªs escuchadas en el extranjero. ?C¨®mo lleva esa responsabilidad?
Me he hecho mayor y me lo tomo cada vez con mayor serenidad, me siento en la obligaci¨®n de decir la verdad. Creo que estoy en una posici¨®n de absoluta tranquilidad porque yo no busco poder, no soy un pol¨ªtico. S¨®lo soy un intelectual y por eso intento hacer de altavoz de los que no son escuchados.
Usted se ha significado en sus cr¨ªticas al r¨¦gimen de Isma?l Omar Guelleh, ?qu¨¦ pasar¨ªa si regresase ma?ana mismo a Yibuti?
No, no. No se me pasa por la cabeza regresa, al menos mientras no haya una libertad verdadera. Piensa que sal¨ª del pa¨ªs hace muchos a?os, para estudiar. Despu¨¦s iba volviendo de visita, pero desde 2007 no he estado. Las ¨²ltimas veces me result¨® muy inc¨®modo, porque ve¨ªa a mis amigos que eran absolutamente desgraciados y, por otro lado, las autoridades buscaban la manera de hacerse una foto conmigo y yo sent¨ªa que ten¨ªa que guardar las formas. Por educaci¨®n. Pero ya no puedo. Mi voz es cada vez m¨¢s escuchada porque cada vez la situaci¨®n en el pa¨ªs es peor y yo no me puedo callar.
?Se siente amenazado?
No. Estoy realmente amenazado. Por ejemplo, han amenazado a mi madre, en Yibuti, que es una pobre anciana. Yo, intento utilizar este peque?o nombre que me he hecho para protegerme. Cuanto m¨¢s te expones, cuanto m¨¢s dices las cosas, m¨¢s a salvo est¨¢s porque eres m¨¢s visible. Creo que con mi notoriedad me he hecho cada vez m¨¢s indeseado para las autoridades de Yibuti.
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