El partido socialista eligi¨®
Podemos no pod¨ªa sumarse a un acuerdo de gobierno que mantendr¨¢ y consolidar¨¢ las principales reformas del Partido Popular
Las sin¨¦cdoques no son aconsejables en pol¨ªtica. Tomar la parte por el todo puede llevar a no distinguir con claridad los escenarios que uno tiene delante. En las ¨²ltimas semanas son muchos los que se preguntan, y los que nos preguntan, ?por qu¨¦ no permit¨ªs la investidura de Pedro S¨¢nchez? ?Es que no compart¨ªs la urgencia de sacar a Rajoy de la Moncloa? Claro que la compartimos, pero negociar la presidencia del dirigente socialista a partir de las propuestas con las que el PSOE concurri¨® a las elecciones es una opci¨®n que nunca ha estado sobre la mesa.
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Desde el primer momento el PSOE eligi¨®. Y eligi¨® un pacto con Ciudadanos que desnaturalizaba su propia propuesta electoral, y por ello cerraba la puerta a que las principales fuerzas progresistas del pa¨ªs ¨CPodemos, En Com¨² Podem, IU, Comprom¨ªs, En Marea¨C pudiesen sumarse al acuerdo. Ciudadanos lo dej¨® claro en la mesa de negociaci¨®n: el acuerdo PSOE-Ciudadanos no se puede modificar, s¨®lo ¡°retocar¡±. Invitar a una fuerza pol¨ªtica con m¨¢s de cinco millones de votos a ser convidada de piedra en una negociaci¨®n imposible no es una forma precisamente constructiva de encarar ni un debate de investidura ni un acuerdo de gobierno.
El problema de fondo no es otro que lo sustantivo, las pol¨ªticas. En el acuerdo firmado con Ciudadanos el PSOE ha renunciado a aspectos esenciales de su programa, compartidos en buena medida con Podemos. No era necesario hacer esas renuncias. Un acuerdo de gobierno que derogase verdaderamente la reforma laboral era posible. Era posible un acuerdo que diese marcha atr¨¢s en la reforma de las pensiones de Rajoy, y reconectase nuevamente la revalorizaci¨®n de estas al IPC. Era viable revertir los recortes en sanidad y educaci¨®n, apostando por un ritmo de reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico m¨¢s lento, que conjugase la estabilidad presupuestaria con la correcta financiaci¨®n de nuestros servicios p¨²blicos. Nuestros programas compart¨ªan igualmente, entre otros aspectos, la necesidad de derogar tanto la LOMCE como la denominada Ley Mordaza.
Adem¨¢s de la recuperaci¨®n de estos derechos, los programas electorales de PSOE y Podemos tambi¨¦n compart¨ªan perspectivas similares respecto a la direcci¨®n en la que fortalecer nuestro Estado de bienestar: una subida significativa del salario m¨ªnimo; combatir la injustificada temporalidad laboral (en lugar de descausalizarla, como hace el acuerdo con Ciudadanos); atender inmediatamente las ayudas ya reconocidas, pero no satisfechas, a cientos de miles de personas dependientes; impulsar una reforma tributaria que incremente la eficacia recaudatoria y lo haga reforzando la progresividad del sistema (?c¨®mo es posible financiar las pol¨ªticas sociales que se prometen sin poner en juego m¨¢s recursos?); garantizar la igualdad de hombres y mujeres en el mercado de trabajo, haciendo que la ampliaci¨®n de los permisos de paternidad y maternidad sea intransferible entre progenitores (como cualquier otro derecho laboral, y a diferencia de lo que se recoge en el acuerdo firmado con la formaci¨®n naranja).
Recuperar nuestros servicios p¨²blicos sigue siendo la principal prioridad pol¨ªtica de nuestro pa¨ªs
No era necesario renunciar a todo esto. No debe ser este el desenlace del ciclo pol¨ªtico abierto por el movimiento 15-M: recuperar nuestros servicios p¨²blicos, as¨ª como los derechos laborales y civiles perdidos, sigue siendo la principal prioridad pol¨ªtica de nuestro pa¨ªs. No debemos asumir como ¡°irreversibles¡± las reformas m¨¢s lesivas del periodo de Rajoy, tal y como se establece en el acuerdo de gobierno ¨Cgu¨ªa para toda una legislatura¨C pactado por PSOE y Ciudadanos.
Se dir¨¢ que los n¨²meros ¡°no daban¡± para un gobierno de progreso. Sin embargo la reciente tramitaci¨®n de la Ley 25 en el Congreso evidencia precisamente lo contrario. Se dir¨¢ que Podemos no ten¨ªa una verdadera voluntad de pactar con el PSOE, o que su principal objetivo eran ¡°los sillones¡±, pero tampoco esto es cierto. Podemos acept¨® en su ¨²ltima propuesta la designaci¨®n de personas independientes, de consenso, en la formaci¨®n del gobierno, y sostiene desde hace meses ejecutivos socialistas en la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Arag¨®n y Baleares. La diferencia es que en estos casos el acuerdo de gobierno se construy¨® sobre propuestas n¨ªtidamente progresistas, y sin la imposici¨®n de un pacto previo con Ciudadanos ¨Clabrado en m¨¢rmol¨C que consolidase las principales reformas del PP.
Seguramente Podemos haya cometido algunos errores de comunicaci¨®n a la hora de enfocar el proceso de negociaci¨®n, pero resulta impostado escudarse en ellos para impedir un gobierno de cambio. A estas alturas del partido ya no nos podemos permitir tener la piel fina.
La realidad parece m¨¢s bien darle la raz¨®n a quienes dijeron que a Pedro S¨¢nchez no le dejar¨ªan gobernar con Podemos. Pudiendo elegir un acuerdo con las fuerzas progresistas del pa¨ªs, para despu¨¦s ¡°tensar¡± a Ciudadanos (negociando su abstenci¨®n en torno a una serie de medidas de regeneraci¨®n democr¨¢tica), el PSOE ha elegido el camino contrario. Ha elegido un camino respaldado por 9 millones de votos, en lugar del camino de los 11,5 millones de votos. Pudiendo elegir un pacto de gobierno que revierta el sufrimiento social y el deterioro econ¨®mico de esta ¨²ltima legislatura, el PSOE ha elegido un acuerdo de gobierno que mantendr¨¢ y consolidar¨¢ las principales reformas del Partido Popular. Si hay voluntad, a¨²n estamos a tiempo de remediarlo.
Nacho ?lvarez es secretario de Econom¨ªa de Podemos.
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