La vida hoy all¨ª donde el terremoto destroz¨® todo
Sindhupalchok, la zona de Nepal m¨¢s da?ada por el temblor que mat¨® a 9.000 personas en 2015, tarda en recuperarse
Pocos habitantes del distrito de Sindhupalchok dudan de que otro gran terremoto est¨¢ por venir. Hay quienes lo esperan con miedo, otros con resignaci¨®n y, algunos, con relativo optimismo porque sus nuevas casas son m¨¢s resistentes que las que quedaron destrozadas el 25 de abril del a?o pasado. El brutal se¨ªsmo de magnitud 7,8, que lleg¨® incluso a rebajar en algunos cent¨ªmetros la altura de los Himalayas, se ensa?¨® con esta regi¨®n monta?osa que se extiende a unos 60 kil¨®metros de la capital nepal¨ª. Aunque no fue el epicentro del primer temblor ¡ªs¨ª del segundo, de magnitud 7,3, en mayo¡ª, el latigazo y las precarias construcciones de la zona la convirtieron en la m¨¢s perjudicada del pa¨ªs: 3.438 muertos (de los 9.000 en todo Nepal), 63.885 casas severamente da?adas (el 96% de esa ¨¢rea) y m¨¢s de un tercio de la poblaci¨®n afectada (unas 109.000 personas).
Por las escarpadas monta?as donde yacen desperdigadas peque?as poblaciones a las que hay que acceder tras horas de caminatas y veh¨ªculos todoterreno se propagan rumores como que un temblor a¨²n mayor que el del a?o pasado har¨¢ acto de presencia justo el d¨ªa del aniversario. De ello est¨¢ convencida Shreejana Lama, de 27 a?os. Lo cuenta con una sonrisa mientras cuida a sus dos hijos de uno y seis a?os en la entrada de su nueva casa: una caba?a de madera con techos de lat¨®n en la que vivir¨¢, al menos, durante los pr¨®ximos cinco o seis a?os. ¡°Cada vez que el cielo se oscurece temo que pueda suceder otra vez. Yo creo que el 25 de abril habr¨¢ otro gran terremoto, pero al menos ya tengo experiencia, s¨¦ lo que sucede y que esta casa no se derrumbar¨¢ sobre nosotros, pienso que la vida de mi familia no corre peligro¡±.
La vivienda de Lama, en la que vive con sus hijos, su suegro y su marido en las ¨¦pocas que no est¨¢ trabajando en Katamand¨² como alba?il ¡ªque son las m¨¢s¡ª, es uno de los refugios temporales piloto que ha construido el consorcio para la recuperaci¨®n del terremoto, formado por varias ONG y financiado por Echo, la agencia de ayuda humanitaria de la Uni¨®n Europea. La idea no es solo dar un hogar a las v¨ªctimas m¨¢s vulnerables del terremoto hasta que puedan reconstruir sus viviendas, sino servir de ejemplo para los carpinteros, alba?iles y los propios habitantes de las aldeas de Sindhupalchok y que as¨ª aprendan a construir estas edificaciones modestas, pero previsiblemente resistentes a nuevos se¨ªsmos y al monz¨®n que llegar¨¢ en un par de meses.
Todav¨ªa quedan 600.000 que est¨¢n viviendo en refugios cubiertos por lonas, bajo puentes o en edificios inseguros
El paisaje de esta zona rural de Nepal ha cambiado mucho desde hace un a?o. La imagen de las casas de piedra y adobo que se convirtieron en ruinas en unos pocos segundos se parece m¨¢s ahora a la de poblados chabolistas ¡ªpor los techos de lata¡ª esparcidos entre las plantaciones de arroz, trigo, ma¨ªz, patata y algo de marihuana que proliferan por las laderas del distrito, uno de los m¨¢s pobres del pa¨ªs.
Los aldeanos, con la ayuda de los carpinteros y los alba?iles que el programa ha contratado, tratan de emular casas piloto como la de Lama, con una estructura de pilares de madera que se refuerza en los laterales para resistir nuevos temblores. Las r¨¦plicas nunca cesaron y a¨²n hoy, un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n se sienten movimientos de tierra que superan los cuatro grados de magnitud.
En total, este consorcio para la recuperaci¨®n tiene como meta construir para finales de mayo m¨¢s de 1.500 refugios temporales, que beneficiar¨¢n a unas 7.000 personas. M¨¢s de 700 de estas viviendas est¨¢n en Sindhupalchok. Como este, hay decenas de programas de distintos tipos de organizaciones p¨²blicas y privadas reconstruyendo la zona. Sin embargo, la ayuda no llega a todos los que la necesitan. Seg¨²n un informe de Save the Children, aunque millones de personas han recibido asistencia de alg¨²n tipo, todav¨ªa quedan 600.000 que est¨¢n viviendo en refugios cubiertos por lonas, bajo puentes o en edificios inseguros.
?Est¨¢ Nepal preparado para otro terremoto?
Cuando la terrible sacudida de tierra que asol¨® buena parte de Nepal el 25 de abril de 2015 comenz¨®, no fue ninguna sorpresa para la mayor¨ªa de los lugare?os. Aquello para lo que las autoridades llevaban a?os prepar¨¢ndose ya hab¨ªa llegado. No era una cuesti¨®n de si un gran terremoto iba a suceder, sino de cu¨¢ndo.
Aproximadamente cada 80 a?os, un se¨ªsmo de parecidas dimensiones ataca la cordillera de los Himalaya, que se alza majestuosa sobre enormes tensiones tect¨®nicas. El anterior gran temblor hab¨ªa sucedido 1934, as¨ª que no era un secreto que el del a?o pasado estaba a la vuelta de la esquina. Y, lo que es peor, varios informes geol¨®gicos aseguran que no es la definitiva, que es probable que otra incluso mayor llegue en un momento indeterminado de los pr¨®ximos meses... o a?os.
Ante este panorama, la pregunta es: ?est¨¢ Nepal preparado para otro evento similar? Seg¨²n coinciden las autoridades locales y los trabajadores de organismos internacionales consultados, el pa¨ªs ya ven¨ªa haciendo algunos preparativos para que la inminente tragedia no fuese tal. Como ejemplo, solo un par de meses antes del terremoto se acababa de inaugurar una infraestructura para desastres humanitarios cerca del aeropuerto de Katmand¨² con capacidad para 2.000 personas. Pero tambi¨¦n se?alan que si se cobr¨® la vida de 9.000 personas y no de muchas m¨¢s es porque coincidi¨® que era un s¨¢bado, la jornada semanal festiva en el pa¨ªs, y mediod¨ªa. En un d¨ªa laboral, con los ni?os en las escuelas y m¨¢s personas en sus puestos de trabajo, las bajas habr¨ªan sido m¨¢s numerosas. Igual que hubiera sucedido si hubiese ocurrido en mitad de la noche, con la mayor¨ªa de las personas durmiendo en el interior de sus viviendas.
Diversas instituciones del pa¨ªs intentan aplicar las lecciones aprendidas de la cat¨¢strofe. El Tribhuvan University Teaching Hospital (TUTH) de Katmandu, por ejemplo, ya tomaba varias medidas, como sujeciones especiales en el mobiliario o cubiertas de pl¨¢stico en los cristales para que no cayeran sobre los enfermos. Seg¨²n cuenta Pradeep Vaidya, uno de los doctores del hospital que se encarg¨® de programar esta infraestructura, el resto de los centros de la capital est¨¢n tomando ejemplo.
Algo parecido sucede con el centro de coordinaci¨®n de emergencias de salud. Tulsi Prasad Dahal, su director, explica que un equipo trabaja en prever nuevas cat¨¢strofes, con tel¨¦fonos v¨ªa sat¨¦lite que no se vean afectados por la ca¨ªda de l¨ªnea o un sistema de radio que les permitir¨ªa comunicarse con los equipos de urgencias ante tal evento.
El Gobierno tambi¨¦n est¨¢ haciendo hincapi¨¦ en que las nuevas viviendas se construyan con criterios de resistencia a nuevos temblores, aunque lo cierto es que pasar¨¢n a?os hasta que las casas de quienes las perdieron est¨¦n de nuevo en pie.
Seguramente uno de los mayores aprendizajes es el de los propios nepal¨ªes, que han tomado conciencia de lo que puede pasar y han comenzado a interiorizar normas b¨¢sicas como ponerse debajo de una mesa en lugar de salir corriendo a la calle si ocurre un temblor. "En una situaci¨®n as¨ª la verdad es que es dif¨ªcil mantener la calma, hay gente que incluso salt¨® por la ventana y muri¨®, cuando quiz¨¢s habr¨ªa sobrevivido si hubiera buscado un lugar seguro", relata Sweta Baniya, que trabaja en comunicaci¨®n del consorcio de reconstrucci¨®n tras el terremoto.
El principal problema en Sindhupalchok, m¨¢s all¨¢ de la fiereza del movimiento de la tierra que padeci¨®, es que las construcciones estaban hechas sin seguir los m¨¢s m¨ªnimos est¨¢ndares de seguridad. Eran el fruto de a?os de trabajo de las familias, pero se levantaban sin m¨¢s t¨¦cnica que la de apilar unas piedras sobre otras con un poco de barro para sellarlas. Eso, en una de las zonas m¨¢s susceptibles a cat¨¢strofes naturales del mundo, se demostr¨® claramente insuficiente. ¡°Me he dado cuenta de que llevaba toda la vida construyendo mal¡±, se sincera Krishna Tamang, alba?il de 52 a?os.
Casi ninguna vivienda qued¨® en pie. En la que viv¨ªa Bimala Ghatraj, de 31 a?os, junto con su familia cay¨® en unos segundos. Sepult¨® a su sobrino de seis a?os, que pudo salir de entre las piedras. Su hermana, de dos, no fue localizada hasta cinco horas despu¨¦s del temblor. Ya estaba muerta.
Quiz¨¢s por tener esta tragedia a sus espaldas, Bimala es de las pesimistas con la posibilidad de un nuevo se¨ªsmo: ¡°Estamos en un refugio temporal, pero no s¨¦ si aguantar¨¢ algo tan fuerte como lo del a?o pasado¡±. Cuando se le pregunta por qu¨¦ piensan que habr¨¢ un nuevo terremoto, no sabe exactamente qu¨¦ responder. ¡°Todos damos por hecho que suceder¨¢ tarde o temprano¡±, responde ante el asentimiento de una docena de vecinos que la rodean. Lo cierto es que existen estudios geol¨®gicos que alertan de que las placas sobre las que se asienta la zona pueden volver a moverse con igual o mayor fuerza en un futuro no lejano, si bien predecir la fecha de un se¨ªsmo es imposible.
Haya o no nuevo terremoto, la vida en Sindhupalchok tardar¨¢ en volver a la normalidad previa al desastre. Un portavoz de la UE que trabaja en el pa¨ªs explica que reconstruir una casa como las que ten¨ªan (con los preceptos de seguridad que pal¨ªen nuevas cat¨¢strofes) cuesta entre 5.000 y 6.000 euros. Hasta ahora, el Gobierno solo ha otorgado ayudas de emergencia de unos 160 euros a las familias afectadas, aunque tiene previsto otorgar 200.000 rupias (1.654 euros) a cada familia sin hogar.
Pero el proceso para repartir este dinero no es ¨¢gil. Supuestamente, los t¨¦cnicos gubernamentales tienen que evaluar cu¨¢les son las que han sufrido da?os suficientes para conceder la subvenci¨®n. Para empezar, se enfrentan al reto de determinar qu¨¦ es exactamente un hogar. En una de las aldeas de Sindhupalchok, por ejemplo, decidieron que 22 eran merecedores de la ayuda, pero sus habitantes no la han aceptado todav¨ªa porque no est¨¢n de acuerdo con los criterios de los peritos. Como viven juntas varias familias, quiz¨¢s en diferentes pisos o en varios asentamientos dentro de una misma parcela, consideran que cada una de ellas es un vivienda distinta y merece, por tanto, sus respectivas 200.000 rupias. De todos ellos, solo uno ha aceptado el dinero para ponerse a construir su casa, seg¨²n explica Ranjit Singh Rawat, consejero del consorcio de reconstrucci¨®n.
Pero incluso con este proceso burocr¨¢tico superado, el tr¨¢mite sigue sin ser r¨¢pido. El Gobierno aporta una primera cantidad de 50.000 rupias (415 euros). Cuando se gastan y comprueban que las t¨¦cnicas son las adecuadas para evitar nuevas cat¨¢strofes, otorga el resto del dinero. Y, a¨²n as¨ª, a los lugare?os les queda un largo camino por delante. Esos alrededor de 4.000 euros de diferencia entre lo que cuesta reconstruir su hogar y la ayuda del Estado son una fortuna en un lugar donde el sueldo m¨ªnimo es de 8.000 rupias (67 euros) al mes.
Es por eso que muchos de los vecinos de las aldeas asumen estos refugios temporales como algo m¨¢s que eso. Lo cierto es que est¨¢n previstos para m¨¢s de cinco a?os, de forma que d¨¦ tiempo a ir aportando poco a poco los recursos necesarios para construir un nuevo hogar. Esto se demorar¨¢ previsible mucho tiempo, dado que la principal actividad de la zona es la agricultura de subsistencia. Cultivan lo justo para ir tirando y muchos de ellos ni siquiera conciben la idea de vender sus productos. En las zonas rurales, las transacciones con dinero son escasas y los bancos, una quimera.
Lama tiene una min¨²scula tienda de comestibles que ahora ha instalado en la parte trasera de su casa temporal. Atender las necesidades espor¨¢dicas de alcohol y aperitivos de sus 150 vecinos no le quita mucho tiempo ni le aporta grandes ganancias. Las remesas, cuando las hay, suelen proceder de los maridos o hijos que se han ido a trabajar fuera. Muchos a Katmand¨², como el esposo de Lama, pero otros a pa¨ªses de los alrededores, como como Malasia o Singapur en el Sudeste asi¨¢tico, o Arabia Saud¨ª y los Emiratos ?rabes en Oriente Medio.
Muchos habitantes de Sindhupalchok dan por hecho que otro gran terremoto llegar¨¢ pronto. Algunos temen la fecha del aniversario
Y si el terremoto ha tumbado la mayor¨ªa de las viviendas de la regi¨®n, tambi¨¦n ha puesto en peligro uno de los hitos de la historia reciente de la zona. Hace casi una d¨¦cada fue declarada libre de defecaciones en campo abierto (open defecation free), algo que ya hab¨ªa conseguido la mayor¨ªa de los distritos de Nepal, pero que no deja de ser todo un logro en un ¨¢rea tan rural. Por poner un ejemplo, en la vecina India es una pr¨¢ctica habitual para aproximadamente la mitad de la poblaci¨®n, es decir, m¨¢s de 600 millones de personas. M¨¢s all¨¢ de las incomodidades obvias de este proceder, acarrea problemas sanitarios y hace m¨¢s vulnerables a las mujeres, que tienen que buscar zonas escondidas para hacer sus necesidades con el consiguiente riesgo de violaciones o abusos.
Antes del se¨ªsmo, la mayor¨ªa de las viviendas de Sindhupalchok contaba con una letrina o, en el peor de los casos, era compartida por dos vecinos. Tras el temblor, muchas de estas infraestructuras quedaron destruidas y la pr¨¢ctica de defecar al aire libre volvi¨® a ser habitual en la mayor¨ªa de las comunidades. Poco a poco, las letrinas se est¨¢n reacondicionando. En Pyukharsa, donde vive Lama, ya cuentan con aproximadamente una para cada tres viviendas ¡°Durante los primeros meses s¨ª tuvimos que volver la pr¨¢ctica de defecar en el campo, pero ahora contamos con suficientes letrinas para abandonarla de nuevo¡±, explica Tulasi Narayan Shakya, presidente de este asentamiento de 40 casas. Es otro de los proyectos de Echo y sus socios sobre el terreno, que ha invertido casi 1,1 millones euros tanto en su reconstrucci¨®n como en rehabilitar las fuentes de agua que abastec¨ªan a las aldeas de este distrito.
Desde uno de los dep¨®sitos que se han construido para abastecer a la aldea de Jireghare, el presidente de la comisi¨®n de agua de su comunidad explica orgulloso c¨®mo todos los hogares contribuyeron a hacerlo posible. ¡°Tras el terremoto toda la infraestructura de agua quedo da?ada. En todo el pueblo solo nos qued¨® un grifo por el que sal¨ªa muy poca, ten¨ªamos que racionarla y adem¨¢s estaba sucia, as¨ª que empezamos a tener multitud de problemas de diarreas. Estuvimos as¨ª durante varios meses. Poco a poco fuimos reconstruyendo las fuentes y con este dep¨®sito, que acaba de entrar en funcionamiento, ya hay abastecimiento suficiente para todas las familias en los 13 grifos que hay distribuidos a lo largo de la aldea¡±, relata.
Los nuevos dep¨®sitos y ca?er¨ªas que se est¨¢n construyendo en Nepal tambi¨¦n tienen en cuenta la posibilidad de nuevos se¨ªsmos y, te¨®ricamente, est¨¢n construidos de forma que los resistir¨ªan. Porque, aunque nunca se sabe c¨®mo ni cu¨¢ndo se producir¨¢ el siguiente terremoto, en Sindhupalchok est¨¢n convencidos de que el del a?o pasado no es el ¨²ltimo gran movimiento de tierras que ver¨¢n en sus vidas.
Este reportaje se ha realizado con la ayuda de Echo, la agencia de ayuda humanitaria de la Uni¨®n Europea.
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