Conversaciones ¨ªntimas con Marilyn Monroe
El fot¨®grafo George Barris publica un libro de las charlas que tuvo a lo largo de ocho a?os con el icono sexual
El fot¨®grafo George Barris fue amigo de Marilyn Monroe durante los ¨²ltimos ocho a?os de vida de la actriz. Durante ese tiempo mantuvieron multitud de conversaciones repletas de confesiones ¨ªntimas. Esa suma de charlas ha sido ahora traducida al espa?ol con el subtitulo Cuando crezcas ser¨¢s hermosa, rica y famosa por la editorial almeriense Confluencias, que la ha incluido en su colecci¨®n Conversaciones junto a otros grandes del cine como Bu?uel y Chaplin.
"Durante sus ¨²ltimos d¨ªas, Marilyn estuvo muy animada. Estaba llena de vida y esperaba comenzar una nueva fase en su carrera. Aunque ninguno de sus maridos y amigos la hab¨ªa hecho feliz, ella segu¨ªa buscando", asegura Barris en el prefacio de su conversaci¨®n con la divina rubia. "Jam¨¢s he cre¨ªdo que acabara con su vida. Mi convicci¨®n es que fue asesinada".
Y ten¨ªa motivos para pensar as¨ª, el fot¨®grafo la conoc¨ªa muy bien. Desde el momento en que se encontraron, ocho a?os antes de su muerte, Barris quiso hacer un libro de fotos de la actriz, una iniciativa que Monroe acept¨® de buen grado pero que fueron postergando por la escasez de tiempo de la artista, que iba uniendo un rodaje con otro.
Marilyn Monroe congeni¨® con George Barris desde el primer disparo de su c¨¢mara, cuando la actriz ten¨ªa 28 a?os y fue sorprendida por un clic a sus espaldas. Cuando se volvi¨® descubri¨® a un fot¨®grafo al que no hab¨ªa visto nunca, m¨¢s interesado en su espalda que en su rostro. Quiz¨¢ por este motivo debi¨® de regalarle una sonrisa que iba a sellar una amistad que durar¨ªa hasta su muerte.
Su amigo asegura en este libro que trabaj¨® en el gran reportaje de Marilyn desde el 9 de junio al 18 de julio de 1962 ¡ªla actriz muri¨® el 5 de agosto de ese mismo a?o¡ª y que "fue una maravilla trabajar con ella durante esa ¨¦poca, nunca estuvo m¨¢s hermosa ni m¨¢s locuaz".
Esta locuacidad la llev¨® a pronunciar frases rotundas, que el fot¨®grafo fue recogiendo en un libro que no se atrevi¨® a publicar hasta veinte a?os despu¨¦s de la muerte de su amiga. A ¨¦l le confes¨® que la volv¨ªan completamente loca los hombres y que odiaba vivir sola.?
La actriz estuvo dispuesta a sincerarse con el fot¨®grafo desde el primer minuto de su larga conversaci¨®n, cuando le asegur¨® que fue una hija ileg¨ªtima y que en su ni?ez lidi¨® con la frialdad del orfanato. "La pobreza con la que vivimos aquellos primeros a?os me ha proporcionado la fortuna de ser natural", le explic¨® la actriz a Barris, quien tras a?os de amistad aseguraba que jam¨¢s vio en la actriz ni un solo gesto snob.
Cuando solo era una ni?a, Monroe atribuy¨® la atenci¨®n que los chicos le prestaban a su particular ritmo de crecimiento: "Cuando ten¨ªa 12 a?os me pon¨ªa una camisa ajustada y un su¨¦ter y los ojos de los chicos me taladraban, me silbaban... A esa edad revent¨¦ en todas direcciones, por delante y por detr¨¢s. Mis pechos y mi trasero comenzaron a crecer. A los 13, todo el mundo dec¨ªa que parec¨ªa que ten¨ªa 18, y los muchachos de 20 intentaban quedar conmigo", confes¨® la actriz al fot¨®grafo.
Estas p¨¢ginas tambi¨¦n recogen el testimonio de Monroe sobre su primer matrimonio, a los 16 a?os; sus primeros trabajos como modelo, cuando los fot¨®grafos quedaban maravillados por la calidad de las fotos que le hac¨ªan en traje de ba?o; y por su primera prueba para el cine, sin di¨¢logo, cuando s¨®lo tuvo que andar unos pasos, sentarse, levantarse y encender un cigarrillo, lo suficiente para que la c¨¢mara la siguiera para siempre.
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