'Patarrealismo Salvaje', la poes¨ªa surrealista (y gamberra) que debes leer
Est¨¢n obsesionados con los Burger King, con ponerle un palo a todo como un Chupa Chups y se sienten descendientes de Ar¨¦valo o Esteso. Hablamos con su l¨ªder, Rinoceronte Garc¨ªa, sobre su primer libro
Los patarrealistas salvajes son poetas y est¨¢n locos. Todo comenz¨® cuando su misterioso l¨ªder, Rinoceronte Garc¨ªa, apareci¨® durante unas noches por los bares de Oviedo, recitando poemas y pescando almas. Sus seguidores, los patarrealistas, son siete (Diego ?lvarez, Jaime Mart¨ªnez, Fernando Mart¨ªnez, Sa¨²l Fern¨¢ndez, Miguel Floriano, Rodrigo Olay y Julio Rodr¨ªguez) y acaban de recoger los textos orales de su maestro en el libro Principios organizativos del Patarrealismo Salvaje, en la editorial madrile?a Ya lo dijo Casimiro Parker. El subt¨ªtulo del volumen es: El poeta desayuna solo en el Burger King una lluviosa ma?ana de diciembre.
Los patarrealistas recuerdan a Dad¨¢ en su absurdo, al surrealismo en su on¨ªria, al situacionismo en su r¨ªgida disciplina interna intelectual, y a la pataf¨ªsica de Jarry (y Fernando Arrabal) en casi todo, excepto en su asturian¨ªa y su contemporaneidad de fast food. Recuerdan a don Ram¨®n G¨®mez de la Serna. Son del s. XXI pero son tan s. XX que hasta tienen manifiesto: ¡°Los patarrealistas salvajes no trabajamos para la eternidad porque sabemos que eternidad se acaba con nosotros¡±, dicen. ¡°Los patarrealistas salvajes estamos embarazados de fecundidad. Es un embarazo muy largo. Exigimos una pensi¨®n¡±, dicen. ¡°Los patarrealistas salvajes tenemos potestad exclusiva para determinar qu¨¦ es Patarrealismo Salvaje y qu¨¦ no lo es¡±, dicen.
Aunque despu¨¦s de su breve vida p¨²blica el divino y oscuro Rinoceronte Garc¨ªa se perdi¨® en La Selva, hemos conseguido por medio de sus disc¨ªpulos que nos conteste algunas preguntas sobre sus arcanos saberes.
?Qu¨¦ es el Patarrealismo Salvaje?
Briggitte Bardot octogenaria bailando una cumbia con Miguel Floriano en las fiestas de Tapia frente a la orquesta Domin¨® mientras este manda audios al resto de patarrealistas haciendo un ruido extra?o con la lengua, como si lamiese un ventilador, y aseverando que quiere comerle el arrugado co?o a Brigitte Bardot muy lentamente, muy lentamente.
?Qui¨¦n es Rinoceronte Garc¨ªa?
Mi breve biobibli¨®grafo dice acertadamente que nac¨ª en Villabre (Asturias) el mismo d¨ªa de junio de 1988 en que hizo la comuni¨®n la nieta de Adolfo Su¨¢rez. A partir de ah¨ª, no sabe nada de m¨ª hasta que en 2011 abandono mi pueblo al ver c¨®mo quiebra el ¨²ltimo bar del concejo de Yernes y Tameza y me pongo a leer poemas durante siete noches por los bares de Oviedo. Podemos decir que soy como una plica cerrada en las manos del poeta Luis Garc¨ªa Montero, un joven ovetense que invita a gin tonics a Garc¨ªa Montero y le susurra endecas¨ªlabos a la entrepierna, algo as¨ª. Pero no consigue publicar en la editorial Visor. Aunque podr¨ªa, eh.
?De d¨®nde vienen los Patarrealistas Salvajes?
Los Patarrealistas Salvajes siempre han estado aqu¨ª. De una forma u otra siempre han estado presentes. Algunos eran chapistas en el pol¨ªgono industrial de Asipo y otros iban recitando la obra de Espronceda por el centro comercial ParqueAstur, pero siempre compartieron algo, un limo dulc¨ªsimo, una esencia, un spin, un rollo cu¨¢ntico.
?Qu¨¦ pretenden?
Como muchos sabr¨¦is, el Chupa Chups se invent¨® en Villamayor, un pueblecito de Asturias. A un catal¨¢n se le ocurri¨® ponerle un palo a un caramelo y pum. Pues esto es un poco eso, ?no?
"El Chupa Chups se invent¨® en Asturias. A un catal¨¢n se le ocurri¨® ponerle un palo a un caramelo y pum. Pues esto es un poco eso".
?Que piensan hacer con la joven poes¨ªa contempor¨¢nea los patarrealistas?
Recordar¨¦is posiblemente un bello fragmento del Nuevo Testamento en el cual Jes¨²s afirma que ?es m¨¢s f¨¢cil que pase un camello por el ojo de una aguja a que un rico entre en el Reino de los Cielos? (Mateo 19:24), expresi¨®n que podr¨ªa obedecer no a una l¨®gica metaf¨®rica proto-surrealista, como vengo pensando desde mi m¨¢s tierna infancia, sino a una equivocaci¨®n y a un desplazamiento l¨¦xico. Seg¨²n parece, algunas ciudades del medio oriente a¨²n hoy tienen dos puertas en sus murallas, situadas una junta a la otra y de tama?os distintos. Por una de ellas, la m¨¢s grande, entra a la ciudad todo el tr¨¢fico y el comercio, mientras que por la otra entran quienes llegan por la noche y encuentran cerrada la puerta mayor. Esta puerta peque?a era conocida en tiempos de Cristo como "el ojo de la aguja", y es posible que la m¨¢xima b¨ªblica provenga de una f¨®rmula parecida a esta.
No obstante, en la p¨¢gina Estudios B¨ªblicos Rojas se afirma que no hay evidencia documentada o restos arqueol¨®gicos que certifiquen la existencia de dicha puerta en Jerusal¨¦n u otras ciudades y que todo proviene de una estupenda ficci¨®n del escritor medieval Teofilacto de Bulgaria, santo de la iglesia ortodoxa y exegeta de la Biblia, quien all¨¢ por el siglo XI y no sabemos si inspirado en las dos o m¨¢s puertas ¡ªel n¨²mero de puertas n siempre es par, por lo que n = 2x, donde x es un n¨²mero natural¡ª de su ciudad Ohrid (actual Macedonia), desvi¨® m¨ªnima pero decisivamente el curso de la interpretaci¨®n neotestamentaria.
Queremos hacer lo mismo, pero poni¨¦ndole un palo.
?De quienes se sienten herederos los patarrealistas?
"Le rendimos pleites¨ªa al turbocapitalismo y a sus fin¨ªsimas figuras art¨ªsticas: somos Ronald McDonald, Jorge Javier V¨¢zquez y el pladur"
Se te va la olla con tu culo ¨¢spero si te digo a c¨®mo est¨¢ el impuesto de sucesiones ahora mismo. Imposible. Todas las po¨¦ticas que quer¨ªamos heredar las hemos tenido que abandonar. Quisimos pillar alg¨²n verso, que nos dejaran acceder a alguna hemeroteca, una copia r¨¢pida a los chistes de Ar¨¦valo, un poco de Fernando Esteso (Pajares, aunque esto est¨¢ discutido, es demasiado punk), etc¨¦tera. Los patarrealistas sacralizamos lo rancio. Le rendimos pleites¨ªa al turbocapitalismo y a sus fin¨ªsimas figuras art¨ªsticas: somos Ronald McDonald, Jorge Javier V¨¢zquez y el pladur. No hemos le¨ªdo a Wittgenstein, pero hemos le¨ªdo el art¨ªculo en Wikipedia sobre Wittgenstein y tambi¨¦n lo seguimos a ¨¦l. Por qu¨¦ no.
?Hay herej¨ªas, excisiones, expulsiones en el Patarrealismo?
Quieres que te responda que s¨ª. Eres una maruja. Te veo preguntarme, viejo perro, con tu permanente y tus rulos y tu revista abierta sobre los muslos. PUES S?. Todos los patarrealistas estamos expulsados por defecto del Patarrealismo Salvaje. Por otra parte, puesto que reivindicamos la contradicci¨®n y hemos decretado que todo lo que digamos que es patarrealista es patarrealista, no hay lugar para herej¨ªas, expulsiones ni escisiones. Todo lo sagrado est¨¢ bien.
Lo que s¨ª hay son ¨®rdenes de alejamiento. En la p¨¢gina 23 de mi libro (recordemos que he venido a hablar de mi libro) puedes encontrar el Acta de la reuni¨®n patarreal del 3 de noviembre. Lo Que Se Dice En El Punto Dos Del Acta De La Reuni¨®n Te Dejar¨¢ Loco.
?Por qu¨¦ los patarrealistas hablan tanto de hamburgueser¨ªas?
Las hamburgueser¨ªas son los templos de la grasa. Los Patarrealistas Salvajes reivindicamos que hay belleza en toda forma de devoci¨®n y en las hamburgueser¨ªas se reza 24/7 al hedonismo y al dinero. Tienen nuestro sello de aprobaci¨®n (reclamamos como nuestro el concepto ¡°sello de aprobaci¨®n¡±). El mundo patarreal est¨¢ envuelto en una amarillenta capa de unto. Como un bal¨®n bien redondo. De grasa. Todo lo rico es grasiento, todo lo grasiento es patarreal, todo lo patarreal es bueno.
?Qu¨¦ piensan los patarrealistas de las redes sociales?
Las usamos para ver los desayunos que se marca la pe?a, magn¨ªficos, t¨ªo. A veces, tambi¨¦n, insultamos un poco a P¨¦rez Reverte. Pensamos que est¨¢n muy bien para esto. Para otras cosas no est¨¢n tan bien. Qu¨¦ tordo lo de Torbe por cierto.
?Qu¨¦ piensan de Espa?a los patarrealistas?
Que estar¨ªa mucho mejor con un palo.
"No podemos hablar m¨¢s del Chupa Chups, es demasiado f¨¢lico. ?Ponerle un palo a algo es machista? Posiblemente s¨ª"
El patarrealista... ?Nace o se hace?
?Te das cuenta de todo este rollo del palo? ?bamos a meterlo en m¨¢s respuestas, pero luego pensamos: no, todo mal. No podemos hablar m¨¢s del Chupa Chups, es demasiado f¨¢lico. ?Ponerle un palo a algo es machista? Posiblemente s¨ª, supongo que depende del tipo de palo. Los palos de pl¨¢stico funcionan bien, nuestra grasa resbala sobre ellos como si fueran toboganes ontol¨®gicos, pero tambi¨¦n existen o exist¨ªan unos chupachups con palos como de papel. ?A qui¨¦n se le ocurri¨® esa idea de mierda? ES ALGO QUE SE CHUPA, est¨¢ claro que el papel va a acabar deshaci¨¦ndose.
Pero volviendo a la cuesti¨®n del falocentrismo heteronormativo en el mundo de las golosinas, que hemos traslado parcialmente aunque sin querer a esta entrevista (?haberlo hecho sin querer nos exime de culpa o, peor a¨²n, la falta de conciencia sobre las m¨²ltiples lecturas del concepto ponerle un palo a algo nos hace cumplidores ciegos de las profec¨ªas del capital?), hemos aprendido leyendo a Foster Wallace que reconocer un error p¨²blicamente, en un nivel dieg¨¦tico superior del texto, en plan, joder, qu¨¦ machista estoy siendo con esto del palo, ?no? no es sino una captatio benevolentiae revisited, una manera de limpiar nuestras turboconciencias, y por cuanto es un m¨¦todo mucho m¨¢s eficaz que el original, nos hace un poco m¨¢s ruines.
As¨ª que en resumen, y respondiendo a tu pregunta, s¨ª.
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