Se apag¨® el arco¨ªris en Bangladesh
El asesinato a cargo de islamistas de dos activistas homosexuales entierra la causa LGTB
Cuando el pasado 14 de abril Bangladesh salud¨® en medio de un calor infernal el a?o 1423 del calendario bengal¨ª, hab¨ªa un grupo de personas que no ten¨ªan nada que celebrar durante ese Pohela Boishakh, el festival m¨¢s desenfadado del pa¨ªs, capaz de atraer a las calles a millones de personas de cualquier estrato social y religi¨®n. Entre ellas figuraban Xulhaz Mannan y Mahbub Tonoy, dos j¨®venes de unos 40 y 25 a?os que se hab¨ªan erigido en los verdaderos motores del ala m¨¢s activista de la comunidad homosexual en Bangladesh.
Xulhaz y Tonoy eran miembros del comit¨¦ ejecutivo de Roopbaan, la primera y ¨²nica revista defensora de los derechos de las lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB) del pa¨ªs, y estaban abatidos. Roopbaan hab¨ªa nacido en 2014 como un soplo de aire fresco en una naci¨®n donde las relaciones entre personas del mismo sexo son consideradas delito, castigado hasta con cadena perpetua seg¨²n el c¨®digo penal, y pecado para la religi¨®n mayoritaria, el islam. En los ¨²ltimos a?os, el colectivo homosexual hab¨ªa alcanzado ciertos logros, conquistado espacios de libertad tolerada mediante una lucha casi siempre silenciosa pero constante. Y, ante todo, muy consciente de los riesgos en una sociedad que les discriminaba por su identidad. La noche previa a ese 14 de abril, la Polic¨ªa prohibi¨® en Dacca un desfile del arco¨ªris que Roopbaan hab¨ªa organizado con ¨¦xito de manera un tanto improvisada los dos a?os anteriores y que esta vez hab¨ªa convocado en abierto a trav¨¦s de Facebook. La p¨¢gina en esa red social se hab¨ªa llenado de mensajes con amenazas de muerte.
¡ªNos hab¨ªan escrito mensajes del estilo "os mataremos", "estaremos all¨ª con bastones de bamb¨²", "os romperemos los huesos" ¡ªexplic¨® Tonoy a este periodista aquel d¨ªa¡ª. El peor de todos dec¨ªa: "Haced vuestro desfile, haced lo que quer¨¢is. Pero tenemos una lista con vuestros nombres y os cazaremos muy pronto".
¡ªNos hab¨ªan etiquetado individualmente. Hicieron pantallazos de los perfiles de la gente y los pusieron en una lista ¡ªagreg¨® Xulhaz¡ª. Esto muestra la lucha que atravesamos. Demuestra c¨®mo se est¨¢ reduciendo la libertad de expresi¨®n cada d¨ªa, no solo por culpa de los extremistas, sino por las autoridades, que se extralimitan para asegurarse de que la gente no pueda expresarse libremente. Pero continuaremos con nuestro trabajo, se necesita crear mucha concienciaci¨®n. Solo mediante una educaci¨®n adecuada esta situaci¨®n mejorar¨¢. Y llevar¨¢ mucho tiempo.
Un ataque que hunde al movimiento
Once d¨ªas despu¨¦s, en la tarde del 25 de abril, un grupo de varios agresores se introdujeron en el bloque de apartamentos de Xulhaz en Kalabagan, un barrio c¨¦ntrico de la capital banglades¨ª, haci¨¦ndose pasar por funcionarios de un servicio de paqueter¨ªa, acuchillaron al guardia de seguridad y acabaron entrando en la vivienda del activista, situada en el primer piso. All¨ª asesinaron a machetazos a Xulhaz y Tonoy. Una grabaci¨®n difundida por los medios locales muestra como hasta siete j¨®venes huyen de la escena del crimen de uno en uno por la calle, sin suscitar demasiada atenci¨®n entre los transe¨²ntes. El atentado fue reivindicado despu¨¦s por Ansar al-Islam, que se autoproclama como la rama de Al Qaeda en el subcontinente indio. El ataque se convirti¨® en el primero con v¨ªctimas mortales contra la comunidad gay de Bangladesh y abri¨® un poco m¨¢s el abanico de asesinatos selectivos, reivindicados a menudos por Al Qaeda y el grupo yihadista Estado Isl¨¢mico (EI), que desde principios de 2015 han sacudido al pa¨ªs con la muerte de m¨¢s de una veintena de pensadores y blogueros laicos, ciudadanos extranjeros, profesores universitarios y representantes de minor¨ªas religiosas como chi¨ªes, ahmad¨ªes o hind¨²es.
El asesinato de Xulhaz y Tonoy suscit¨® lamentos en las redes sociales desde varios segmentos sociales, sobre todo liberales, y una en¨¦rgica condena de EEUU, pues el primero llevaba a?os ligado a la Embajada estadounidense en Dacca, primero como oficial de protocolo y m¨¢s recientemente en USAID. Algunos activistas homosexuales banglades¨ªes y extranjeros organizaron homenajes en distintas capitales occidentales. Sin embargo, en las calles de Bangladesh se hizo un profundo silencio. Un silencio que ser¨¢ muy complicado romper.
¡ªTodav¨ªa lo estoy asimilando. Es mucho lo que hay que asumir. Todo nuestro universo se ha derrumbado. No s¨¦ qu¨¦ queda ahora. Hemos perdido una era en el activismo LGTB. Es dif¨ªcil creer que algo sea ya posible ¡ªexpresa bajo anonimato, por razones de seguridad, un miembro de Roopbaan¡ª. Lo m¨¢s triste de todo es que los amigos no pudieron siquiera asistir a los funerales. Hubiera sido muy peligroso.
El ataque ha llevado al activismo gay de Bangladesh a refugiarse m¨¢s a¨²n si cabe en el anonimato, a suspender reuniones, eliminar perfiles obvios en redes sociales, evitar todo tipo de contactos en plataformas que puedan ser vigiladas como telefon¨ªa m¨®vil y, en algunos casos, a abandonar el pa¨ªs temporalmente con la ¨²nica esperanza de que el tiempo diluya la sensaci¨®n de miedo que atenaza a la comunidad. "Los bengal¨ªes no muestran ninguna empat¨ªa con ellos. Eran personas estupendas", lament¨® el activista.
Dos cerebros de la causa gay
Y lo eran. Xulhaz, que ha acaparado el mayor foco medi¨¢tico y ha sido definido como el Harvey Milk de Bangladesh por secciones de la prensa internacional, era una persona muy inteligente, un aut¨¦ntico estratega que sab¨ªa que con el activismo hab¨ªa que actuar con cautela, apretar el acelerador hasta cierto punto y despu¨¦s quedarse en una segunda l¨ªnea. Hac¨ªa dos d¨¦cadas que se hab¨ªa aceptado como homosexual, durante la ¨¦poca universitaria, tras haber pasado una infancia y adolescencia complicadas en que incluso crey¨® que era una mujer encerrada en un cuerpo de hombre ¡ª"durante un tiempo crec¨ª pensando que era el ¨²nico as¨ª y luego con internet ya todo comenz¨® a encajar"¡ª. Hac¨ªa tiempo que se hab¨ªa mudado a vivir con su madre, viuda y aquejada de Alzheimer, a la misma casa en la que irrumpieron sus asesinos estando ella tambi¨¦n presente y en la que ocasionalmente Roopbaan organizaba encuentros acompa?ados de galletas y masala cha (t¨¦ especiado).
Tonoy, por su parte, era un estudiante de Derecho que llevaba a?os dedic¨¢ndose a la interpretaci¨®n en teatro y televisi¨®n y al que sus compa?eros llamaban con cari?o "hijra king" (o reina de la comunidad del tercer sexo), en referencia a su afici¨®n por vestirse de mujer, como cuando en una fiesta secreta de drag queens a finales de 2015 ejerci¨® de bailarina del vientre. Era un torbellino de juventud, probablemente el m¨¢s valiente de la comunidad. Una persona dispuesta en el momento que se considerase oportuno a ser la cara visible de un movimiento sin portavoces p¨²blicos, en el que todos sus integrantes se refugiaban en pseud¨®nimos y dobles vidas, y en el que algunos todav¨ªa segu¨ªan odi¨¢ndose a s¨ª mismos.
El desfile del arco¨ªris, su orgullo
Junto al resto de integrantes de Roopbaan, mucho m¨¢s que una simple revista, en realidad un colectivo en toda regla, maquinaban libros de poemas de autores gais, sesiones m¨¦dicas para detectar VIH/sida y enfermedades de transmisi¨®n sexual, actos ben¨¦ficos, campa?as de concienciaci¨®n y un sinf¨ªn de actividades m¨¢s. Por encima de todo, en su imaginario colectivo guardaban con especial orgullo el desfile del arco¨ªris que hab¨ªan logrado encajar en medio del pasacalles general de las celebraciones del a?o nuevo bengal¨ª en las dos ¨²ltimas ediciones. Por eso, este abril, cuando la Polic¨ªa les deneg¨® el permiso, estaban tan abatidos.
¡ªEstoy muy triste, tendremos que simular que somos heterosexuales a partir de ahora. Queremos ver las cosas bonitas que hacemos. Ni siquiera anunciamos que esto va sobre derechos de los LGTB o sobre homosexualidad. Solo celebramos la diversidad de la gente del pa¨ªs¡ª, resumi¨® Xulhaz.
Dejaron seis enormes estandartes con flores de papel de colores en un garaje de la Universidad de Dacca y se mantuvieron totalmente al margen del desfile. Apenas hab¨ªa una treintena de activistas y simpatizantes. Muchos hab¨ªan decidido en los ¨²ltimos d¨ªas no asistir tras las amenazas. Lejos del gent¨ªo, sacaron unos globos con mensajes en su interior y los soltaron al cielo. "Iremos a la casa de alguno y all¨ª festejaremos. Pueden quitarnos el desfile, pero nunca nos quitar¨¢n el arco¨ªris", reivindic¨® Xulhaz. Pero, apenas un par de horas despu¨¦s, una llamada alert¨® a este periodista. Cuatro j¨®venes del movimiento homosexual se encontraban arrestados en comisar¨ªa. Se hab¨ªan unido por su cuenta al pasacalles general. Portaban vestidos con diferentes tonalidades y peque?os ornamentos tambi¨¦n de colores. Al parecer, esa era raz¨®n suficiente para su arresto. Xulhaz y Tonoy mediaban su liberaci¨®n en el cuartel, pero el inspector de operaciones Abul Kalam Azad no aceptaba explicaciones. Dec¨ªa que los detenidos eran "sospechosos de poder cometer un crimen", aunque no precisaba de qu¨¦ cargos se les acusaba. "Cuando les preguntamos si se conoc¨ªan entre ellos, nos dijeron que no se conoc¨ªan, pero a trav¨¦s de datos recopilados en Facebook sabemos que son amigos. Tenemos que asegurarnos de que no quer¨ªan delinquir".
La jornada fue larga. Los arrestados permanecieron m¨¢s de diez horas en dependencias policiales y solo fueron liberados una vez sus padres o parientes se personaron en comisar¨ªa, pese a ser todos ellos mayores de edad. "Informaron a sus padres de que eran homosexuales y les conminaron a tratar el problema", explic¨® Xulhaz.
Frustraci¨®n por la falta de empat¨ªa
Aliviado por la liberaci¨®n, esa noche el Harvey Milk banglades¨ª se fue a dormir profundamente frustrado. Por un lado, sent¨ªa que el activismo homosexual se encontraba entre la espada del extremismo isl¨¢mico y la pared de unas autoridades discriminatorias. Por otro, la b¨²squeda de apoyos durante el d¨ªa para ejercer presi¨®n y liberar a los arrestados le hab¨ªa demostrado que muy poca gente dentro de Bangladesh estaba dispuesta a mojarse realmente por su causa, incluso dentro del colectivo homosexual.
¡ªAquellos que van a conferencias en el extranjero y se llenan la boca hablando de LGTB... Estoy decepcionado con ellos, porque no han sido capaces de estar con la persona en el momento en que se necesita. Dicen que llamamos mucho la atenci¨®n.
Tal vez fuera cierto. Tal vez Xulhaz, Tonoy y algunos chicos m¨¢s llamaban mucho la atenci¨®n. O quiz¨¢s simplemente llamaban de vez en cuando la atenci¨®n. Es posible que hoy siguieran vivos si nunca hubiesen intentado defender lo que eran. Es probable tambi¨¦n que, tras su muerte, ya nadie vuelva a llamar la atenci¨®n sobre los derechos del colectivo gay en Bangladesh. Pero gais seguir¨¢ habiendo. Escondidos, discriminados, con miedo, odi¨¢ndose a s¨ª mismos por ser algo que no les dejan ser. Tonoy no tem¨ªa ser asesinado, pero ten¨ªa algo muy claro: "Si soy asesinado, el trabajo que estamos haciendo no se har¨¢". Ojal¨¢ se equivoque.
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