Esperanza entre calles sin asfalto
La favela Vila Nova Esperan?a se posiciona como un ejemplo de ecolog¨ªa y sostenibilidad en la ciudad de S?o Paulo
Su nombre es Mar¨ªa de Lourdes Andrade de Souza, pero en la Vila Nova Esperan?a todos la conocen como Lia. Hoy lidera a m¨¢s de 600 familias en la comunidad que hace tan solo 12 a?os comenz¨® a ser su hogar. La Vila Nova Esperan?a es una de las 1.643 favelas de la ciudad de S?o Paulo y tiene un objetivo claro: vivir en base a la sostenibilidad. Se dice que desde la llegada de Lia a la presidencia, la comunidad ha dejado de ser una m¨¢s para convertirse en el ejemplo que a d¨ªa de hoy todos quieren divulgar.
Los vecinos habitan casas de alba?iler¨ªa improvisadas. Hasta hace poco tiempo no ten¨ªan luz, agua, ni direcci¨®n postal que les identificase como ciudadanos de alg¨²n lugar del mundo. Los servicios de limpieza p¨²blica s¨®lo llegan a dos puntos de la comunidad; y en cualquier situaci¨®n, a cualquier edad, sus habitantes se ven obligados a recorrer casi dos kil¨®metros a pie hasta la parada de autob¨²s m¨¢s cercana.
Lia nunca hab¨ªa vivido en una favela, ten¨ªa miedo de todo lo que hab¨ªa escuchado sobre ellas. Hoy sabe que ¡°no todo es como lo cuentan¡± y lucha por permanecer en la Vila Nova Esperan?a, por no dejar de respirar ¡°el maravilloso aire que la rodea¡±. Apenas alcanzaba los 16 cuando se cas¨® por primera vez. Cuando decidi¨® separarse y su marido ¡°no sal¨ªa de sus pies¡±, tuvo que dejar Salvador de Bah¨ªa, deshaci¨¦ndose de los lazos que a su tierra le un¨ªan. Su paso firme y porte esperanzador la llevaron a S?o Paulo con 31 a?os, donde comenz¨® a trabajar en un supermercado. Fue su tercer empleo, aunque todav¨ªa hoy espera su primer contrato. Mucho antes de ser l¨ªder, antes de ser cajera, fue florista y costurera. ¡°Me hubiese gustado dedicarme al arte, a cualquier otra cosa¡±, pero lejos de su familia, en la gran ciudad, Lia aprendi¨® que ¡°hab¨ªa que buscar otras v¨ªas para la supervivencia¡±.
Lia comenz¨® a liderar la Asociaci¨®n Independiente de la Vila Nova Esperan?a para hacerse cargo de las 600 familias que all¨ª est¨¢n ¡°desamparadas, sin ning¨²n tipo de condici¨®n para mejorar su situaci¨®n¡±. No solo falta reconocimiento del poder p¨²blico, asegura ella, sino que adem¨¢s, desde 2004, viven amenazados con tener que dejar las casas que ocupan desde hace m¨¢s de 50 a?os.
Nacer en medio del conflicto
La Vila Nova Esperan?a nace a finales de la d¨¦cada de los sesenta en el extremo oeste de la ciudad de S?o Paulo. Las primeras casas de la favela fueron construidas en una parcela de la Hacienda Tizo, cercana a una Zona de Especial Protecci¨®n Ambiental compuesta de mata atl¨¢ntica ¡ªun tipo de selva tropical en peligro de extinci¨®n¡ª. ¡°A pesar de ser pobres, vivimos en un ¨¢rea noble¡±, confiesa Lia, ¡°?qui¨¦n no iba a querer tener una casa rodeada de bosques?¡±
La posesi¨®n oficial de las tierras est¨¢ en manos de la comunidad desde que su primera habitante, Do?a Sebastiana, recibiese la escritura p¨²blica de cesi¨®n de derechos de la propiedad. Sin embargo, en el a?o 2001 la CDHU (Compa?¨ªa de Desarrollo de Vivienda y Urbano) consigui¨® comprar la Hacienda Tizo, tal y como informa el hist¨®rico de la Secretar¨ªa de Medio Ambiente del Estado de S?o Paulo.
Desde entonces, ¡°dicen que la tierra es suya¡± asegura Lia. Pero ¡°somos nosotros quienes cuidamos de ella, somos nosotros quienes vivimos en ella. Entonces, dime, ?de qui¨¦n es esta tierra?¡±. Desde aquel d¨ªa, la CDHU acusa a la Vila Nova Esperan?a de los da?os que al medio ambiente causa. Pretende hacerse con la totalidad del ¨¢rea, para transformar las calles de tierra de los favelados en el siempre codiciado suelo inmobiliario.
Queremos quedarnos
Mientras la propiedad de las tierras de la Vila protagonizaba un juego de manos, la CDHU ide¨® el proyecto perfecto para expulsar a sus familias. La inauguraci¨®n del Parque Tizo se convirti¨® en el principal enemigo de ni?os, padres y ancianos. ¡°Dec¨ªan que est¨¢bamos dentro del parque, que tendr¨ªamos que salir de cualquier forma de aqu¨ª, pero los moradores se negaban a renunciar a sus hogares", relata Lia.
La CDHU quiso agilizar el proceso y para ello emiti¨® una sentencia improvisada, decisiva y ¡ªesperaba¡ª efectiva. El 17 de marzo de 2011 se present¨® en la comunidad con una milicia armada e invit¨® a las familias a abandonar sus casas antes de que las m¨¢quinas demoledoras llegasen para aplastarlas. ¡°Nadie sabe lo que yo viv¨ª ese d¨ªa, vi m¨¢s de 30 armas apuntando a mi cabeza¡±, asegura Lia. Con las im¨¢genes registradas, la presidenta dirigi¨® a los miembros de la Vila al Tribunal de Justicia y all¨ª comenz¨® su lucha para mantener la posesi¨®n legal de las tierras de la comunidad.
Poco tiempo despu¨¦s, el juez Paulo Jorge Scartezzini sentenci¨® que ¡°no exist¨ªa el porqu¨¦ del desalojo de las familias¡±. Demostr¨® lo que confirmaba Lia: ¡°que la Vila Nova Esperan?a no pertenece al ¨¢rea del parque, la Vila Nova Esperan?a es su vecina¡±.
Construyendo el progreso
Tras la pesadilla contra la CDHU, la Lia so?adora despert¨® con una idea que transformar¨ªa a la Vila. Prepar¨® su tradicional termo de caf¨¦, cogi¨® dos panes del mercado y se sent¨® con Lucas en la Asociaci¨®n. El ¡°menino de ouro¡± ya era mucho m¨¢s que un voluntario, ¡°mis pies para caminar¡± en la lucha por la supervivencia de la comunidad, le describe esta l¨ªder comunitaria. ¡°Nos est¨¢n acusando de ensuciar el medio ambiente, vamos a demostrarles que vamos a hacer lo contrario. Vamos a hacer un barrio ecol¨®gico, en el que haremos todo lo posible para no maltratar al medio ambiente¡±, le sugiri¨®.
Nos est¨¢n acusando de ensuciar el medio ambiente. Vamos a demostrarles que hacemos lo contrario Lia Andrade, l¨ªder comunitaria de Vila Nova Esperan?a
Ambos coinciden en que este no es un conflicto del hombre con la naturaleza, sino una cuesti¨®n de comportamiento y forma de relaci¨®n. Lucas cuenta que ya existen varias Vilas Ecol¨®gicas en Brasil: ¡°¨¢reas privadas donde un grupo de personas se predisponen a trabajar con autosuficiencia¡±. ¡±Autosuficiencia¡± repite a menudo Lia. Una condici¨®n que ning¨²n ¡°morador¡± hab¨ªa escogido. Una pr¨¢ctica que, sin ser plenamente conscientes de ello, desarrollaba cada miembro de la comunidad.
La Vila se organiza a trav¨¦s de mutir?es, grupos de trabajo que pretenden dar soluci¨®n a los problemas de la comunidad: limpieza de calles, acondicionamiento de las ¨¢reas comunes o cualquier otra actividad en la que siempre hay alguien cerca para ayudar. ¡°En los cinco a?os que llevo como l¨ªder comunitaria, he conseguido mostrar a los ciudadanos que tenemos capacidad, que no debemos desistir¡±, comenta. Y su experiencia a pie de ¡°rua¡±, le ha ense?ado que ¡°no basta con dar y nada m¨¢s. Tenemos que dar el anzuelo y ense?ar a las personas a pescar¡±.
Junto a Lucas busc¨® colaboradores, gente que tuviese inter¨¦s en trabajar en su propuesta ecol¨®gica y social, que pudiese utilizar la comunidad como lo que ¨¦l llama una ¡°fuente de conocimientos y laboratorio experimental de proyectos de sostenibilidad¡±.
Cultivando la ciudad
La primera apuesta por la sostenibilidad de la Vila lleg¨® de la mano de la ONG Techo y el Colectivo Manac¨¢s, un grupo especializado en construir huertas urbanas en comunidades carentes para el empoderamiento local. La ¡°huerta madre¡± de la Vila naci¨® en 2011 a partir de un mutir?o piloto entre favelados y voluntarios. Hoy, el terreno se ha extendido para abastecer a toda la comunidad y en las tres huertas con las que ya cuentan, los ciudadanos aprovechan la naturaleza para su subsistencia y desarrollan proyectos de educaci¨®n ambiental.
Precisamente por su proyecto de urbanizaci¨®n ecol¨®gica, la comunidad recibi¨® el Premio Milton Santos, otorgado por la C¨¢mara Municipal de S?o Paulo. Y gracias a ¨¦l, la Vila empez¨® a ser reconocida como lo que siempre se ha propuesto ser: un laboratorio donde todos los terrenos sirven a la innovaci¨®n medioambiental; un espacio abierto a todo aquello que impulse un verdadero cambio social.
Tecnolog¨ªa social para la poblaci¨®n local
La Vila Nova Esperan?a tambi¨¦n cuenta con la ¨²nica sede de innovaci¨®n social de las favelas de S?o Paulo. Miguel Chaves, su director, recibi¨® la misi¨®n de construir un centro de innovaci¨®n en alguna comunidad de la ciudad y, tras dos meses de conversaciones, afirma que fueron ¡°escogidos por la Vila Nova Esperan?a¡±.
Comenzaron a organizar talleres, a mostrar lo que era el centro de innovaci¨®n alrededor del mundo y ense?aron a la comunidad lo que ellos definen como tecnolog¨ªa social: cualquier producto o servicio tangible que consiga impactar y mejorar la calidad de vida de las personas que se encuentran en la base de la pir¨¢mide.
¡°Dicen que la Tierra es suya, pero somos nosotros quienes cuidamos de ella. Entonces, dime, ?de qui¨¦n es esta tierra? Lia Andrade, l¨ªder comunitaria de Vila Nova Esperan?a
Su filosof¨ªa es simple: dar herramientas, cualquier instrumento necesario y establecer un compromiso con los ciudadanos, porque ¡°no construimos nada para nadie, nosotros construimos siempre las cosas con alguien o ense?amos a construir¡±, asegura Chaves. Considera que la clave es ¡°insistir en la cuesti¨®n de la participaci¨®n, para conseguir absorber el conocimiento de la propia comunidad¡±.
Desde que el Centro de Innovaci¨®n fue fundado en 2013, Wesley, de 12 a?os, ha inventado un amasador de latas para optimizar el espacio del saco en que las transporta. Con este mecanismo ha conseguido duplicar la productividad del negocio familiar. Jackson ha construido una dinamo para las lamparitas de su bici, pues aunque Lia llev¨® la electricidad hasta su hogar, las calles de la favela siguen sin iluminar.
Robson, despu¨¦s de la escuela y del trabajo, se acerca diariamente al centro para trabajar en su proyecto personal: crear una radio comunitaria. Tampoco alcanza la mayor¨ªa de edad, pero en noviembre de 2015 su iniciativa fue una de las protagonistas del Laboratorio Iberoamericano de Innovaci¨®n Ciudadana. Y Lia, al observar a los ¡°meninos¡± no titubea al afirmar que en la Vila Nova Esperan?a, no quieren que las personas vengan a hacer las cosas por ellos. "Queremos que nos ayuden".
Cinco a?os han pasado desde la llegada de Lia a la comunidad, pero todav¨ªa hoy luchan para alcanzar la sostenibilidad medioambiental y social. La Vila contin¨²a su camino, trabajando en la instalaci¨®n de calentadores de agua a partir de placas solares, la construcci¨®n de un circo-escuela que acoja a los m¨¢s peque?os de la favela y hasta una f¨¢brica de gafas en la que los adolescentes puedan conseguir generar algo renta para su propia subsistencia.
Desde la llegada de Lia, la comunidad es el ejemplo que hoy todos quieren divulgar
Lia conserva su erguida espalda y firmes piernas a sus m¨¢s de 50 a?os. Confiesa su secreto con facilidad: se mantiene en forma ¡°corriendo detr¨¢s de los problemas¡±. Persigue la colaboraci¨®n de cualquier interesado, para poder decir que en cuestiones de b¨¢sica necesidad, la Vila Nova Esperan?a es una comunidad abierta, receptiva y proactiva. Recibe con los brazos abiertos a todo aquel que pueda nutrir su f¨¢brica de proyectos de innovaci¨®n socio-ambiental. Y la misma Lia se despide de todas los colaboradores y voluntarios, con el que es ya el lema de su comunidad: ¡°Ve all¨¢ y cuenta que la Vila Nova Esperan?a existe¡±.
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