Adicto a la indignaci¨®n

Hola, soy Joaqu¨ªn Reyes y soy adicto a la indignaci¨®n.

Empec¨¦ un poco como todo el mundo, con cosas muy generales: la trama de corrupci¨®n P¨²nica, el asunto de las tarjetas black, el fraude de las preferentes, los desahucios, los intentos de privatizaci¨®n de la sanidad¡­ Luego segu¨ª indign¨¢ndome, con el mismo grado de vehemencia, por asuntos m¨¢s peque?os: cuando se estropeaba el calentador mientras me duchaba; en la cola del supermercado con los que estando los ¨²ltimos, cuando se abr¨ªa otra caja, y aunque siempre te advierten de que pases en estricto orden, se colocaban los primeros; con los viandantes que iban caminando por el carril bici (independientemente de que yo fuera o no montado en una)¡­

Me gusta tanto indignarme que he llegado a un punto en que, no existiendo un motivo, lo busco. Me quedo esperando en un paso de peatones confiando en que un autom¨®vil no se detenga y entonces la monto; me asomo a los contenedores de reciclado de papel anhelando encontrarme bolsas de pl¨¢stico y al hallar alguna empiezo a voz en cuello: ¡°?Qu¨¦ parte de contenedor de papel no han entendido!¡±

Hasta aqu¨ª todo normal. Pero el s¨¢bado por la ma?ana me fui a tomar una cerveza a Malasa?a (abatido por la retirada de la prohibici¨®n de las esteladas) y encontr¨¦ la mejor mesa libre. Y no solo eso; tambi¨¦n, un camarero en extremo simp¨¢tico y diligente me sirvi¨® una jarra de cerveza helada con una tapa de humus. Un infierno de perfecci¨®n. Entonces, cuando todo parec¨ªa perdido, apareci¨® como de la nada una manifestaci¨®n de ultraderecha y todo volvi¨® a tener sentido. Gracias, Concepci¨®n Dancausa.