Imaginando la ciudad democr¨¢tica
El reto es repensar las ciudades para convertirlas en redes de di¨¢logo y participaci¨®n
La conferencia Ciudades Democr¨¢ticas. Tecnolog¨ªas de los comunes y derecho a la ciudad democr¨¢tica, que se celebra estos d¨ªas en Madrid, llega en un momento muy oportuno: en el primer aniversario de las elecciones municipales que provocaron un cambio en el liderazgo pol¨ªtico de las principales ciudades espa?olas.
Un liderazgo basado en la energ¨ªa democr¨¢tica del activismo social, m¨¢s que en la seguridad tecnocr¨¢tica de los partidos que han protagonizado la vida pol¨ªtica espa?ola. Este encuentro compagina la vertiente pr¨¢ctica, con talleres y sesiones de trabajo, con la reflexi¨®n a trav¨¦s de conferencias y mesas de debate. El formato ya es de por s¨ª una declaraci¨®n de intenciones.
Las ciudades democr¨¢ticas que est¨¢n emergiendo lo son desde el proceso de dise?o y de la participaci¨®n. Teor¨ªa y desarrollo de las herramientas que permitir¨¢n la construcci¨®n de la nueva ciudad. Pensar no est¨¢ prohibido. No hay resignaci¨®n determinista a hacer las cosas como siempre se han hecho, o como "solo se pueden hacer". El c¨®mo se convierte en el ADN del por qu¨¦.
No es casual que la ciudad sea el trasfondo en el que se celebra este debate. Las urbes se han convertido en actores fundamentales en el escenario global. Ya en 1991, Saskia Sassen se?alaba en The Global City que las ciudades globales son el espacio donde se localizan los procesos de globalizaci¨®n.
M¨¢s poblaci¨®n, m¨¢s actividad, m¨¢s recursos, m¨¢s protagonismo, y, por supuesto, un reto enorme para gestionarlas y asegurar su viabilidad. Son los principales motores econ¨®micos; tambi¨¦n, los espacios donde nace y se comparte el activismo social y, en muchos casos, los laboratorios para nuevas f¨®rmulas pol¨ªticas. Y la tendencia ir¨¢ a m¨¢s.
Las corrientes de fondo han sido propicias. La transformaci¨®n digital, que ya afecta a todos los ¨¢mbitos de nuestras vidas, ha permitido imaginar nuevas formas para materializar esta ansia de participaci¨®n. Ahora sabemos que ya nada ser¨¢ lo mismo y estamos en la fase de repensar e imaginar c¨®mo vehicular todos estos movimientos.
El modelo de desarrollo urbano de las ¨²ltimas d¨¦cadas necesita un recambio. El 75% de las grandes ciudades ha visto como la desigualdad crec¨ªa durante los ¨²ltimos 20 a?os. Las estrategias de urbanizaci¨®n y crecimiento han creado urbes con grandes divisiones que, en muchos casos, las incapacita para afrontar desaf¨ªos como la sostenibilidad o la propia brecha econ¨®mica y pol¨ªtica entre sus ciudadanos.
Hay que situar en el cuadro de mando municipal a los ciudadanos invisibles, a los temas invisibles, a los barrios invisibles
Cada d¨ªa parece m¨¢s claro que la mejor manera de repensar el planeamiento urban¨ªstico ¡ªy la actividad econ¨®mica subyacente en cada decisi¨®n¡ª ya no es posible desde la superioridad tecnocr¨¢tica y la l¨®gica simplemente n¨²merica. El dise?o democr¨¢tico, c¨ªvico y social de las ciudades incorpora prioridades y soluciones m¨¢s matizadas y profundas, capaces de abordar retos log¨ªsticos o de infraestructuras con otro punto de partida. Y mejores alternativas.
Las ciudades del futuro ser¨¢n inclusivas, sostenibles y resilientes o no ser¨¢n. Ante esto los Gobiernos han apostado por actualizarse y adaptarse al nuevo entorno tecnol¨®gico, o lo que es lo mismo, han dado los primeros pasos para desarrollar las smart cities (ciudades inteligentes), al tiempo que descubr¨ªan que lo que realmente se necesita son smart citizens (ciudadanos inteligentes).
Las ciudades inteligentes constituyen un paso necesario pero no suficiente, pues su implementaci¨®n no ha venido acompa?ada de un cambio en el rol de la ciudadan¨ªa en la toma de decisiones. Son reformas pensadas con la l¨®gica de arriba abajo, exclusivamente tecnol¨®gicas, que entienden el espacio urbano como un entorno formado por usuarios, aut¨®matas, que debe ser controlado. En definitiva, estrategias que han imaginado ciudades demasiado inteligentes y poco humanas.
Este planteamiento olvida que las ciudades son ecosistemas vivos y diversos. No se trata de un elemento abstracto que reformar, sino de un conjunto de ciudadanos que sienten, orientan y deciden cu¨¢les son las decisiones que hay que tomar. Por eso, resulta dif¨ªcil imaginar que cualquier soluci¨®n no dependa, en parte, de la capacidad para empoderarles y hacerles part¨ªcipes de las transformaciones necesarias.
Lo describ¨ªa magistralmente Italo Calvino, en su libro Ciudades invisibles (1972): "Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; son lenguajes de trueque, como explican todos los libros de historia de la econom¨ªa, pero estos trueques no son s¨®lo de mercanc¨ªas son tambi¨¦n trueques de palabras, de deseos, de recuerdos". Hoy m¨¢s que nunca, se trata de poner en el cuadro de mando de la gobernanza municipal a los ciudadanos invisibles, a los temas invisibles, a los barrios invisibles. M¨¢s democracia es m¨¢s ciudad.
Los nuevos Gobiernos locales estamos redescubriendo las f¨®rmulas pol¨ªticas que marcar¨¢n el futuro?
La capacidad para integrar la participaci¨®n es otro de los motivos por los que tiene sentido que las ciudades sean el escenario para imaginar nuevos formatos democr¨¢ticos. La adopci¨®n de la tecnolog¨ªa como herramienta disruptiva en pol¨ªtica se ha empezado a implementar en las urbes antes que en otros niveles de decisi¨®n pol¨ªtica.
Esto ha sido as¨ª por dos motivos. Primero, porque se trata de un ¨¢mbito de decisi¨®n cercano, lo cual facilita la participaci¨®n y la colaboraci¨®n de distintos actores, as¨ª como la puesta en marcha de plataformas ¨¢giles que vehiculen esta participaci¨®n. Y segundo, porque las decisiones que se toman son m¨¢s f¨¢cilmente identificables por los ciudadanos. La ciudad empieza en nuestra calle, en nuestro mercado, en nuestro barrio.
Necesitamos imaginar c¨®mo ser¨¢ la ciudad participada hacia la que nos encaminamos. C¨®mo aprovechar todos los recursos de la sociedad del conocimiento ¡ªdatos, conectividad, accesibilidad¡ª en su dimensi¨®n social, ¨¦tica y pol¨ªtica. En otras palabras, c¨®mo actualizamos los modelos de gobernanza en la Era de Internet. Hoy, como afirma Richard Florida, el reto, el great reset, es repensar las ciudades para convertirlas en lugares habitables, vibrantes, redes de di¨¢logo y participaci¨®n. Solo as¨ª podr¨¢n ser motores de innovaci¨®n y productividad.
Para ello, son necesarias iniciativas como la de Ciudades Democr¨¢ticas. A trav¨¦s de los nuevos Gobiernos locales estamos redescubriendo las f¨®rmulas pol¨ªticas que marcar¨¢n el futuro pr¨®ximo. Pr¨¢cticas como la actualizaci¨®n de los c¨®digos ¨¦ticos, la socializaci¨®n de los contratos p¨²blicos o los presupuestos participativos son buenos ejemplos. Pero habr¨¢ m¨¢s. Nuevos formatos y oportunidades que vendr¨¢n de la mano de la digitalizaci¨®n. Y que llegar¨¢n para quedarse.
@antonigr
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.