C¨®mo puede innovar un sof¨¢
Muebles rompedores demuestran que esta industria se parece cada vez m¨¢s a la de la moda
La voluntad de adaptarse a los continuos y repentinos cambios del mundo contempor¨¢neo inspir¨® al arquitecto Fabio Novembre su colecci¨®n de muebles Adaptaion recientemente presentada por Cappellini. Esa dosis de irrealidad e incertidumbre hizo que al italiano el sof¨¢ le saliera torcido. Visualmente torcido, aunque estructuralmente estable. Se trata de una ilusi¨®n ¨®ptica que convierte al mueble en ?una broma? ?un dise?o inolvidable? De aspecto cl¨¢sico y de dise?o entre caricaturesco y rompedor, est¨¢ claro que este nuevo sof¨¢ pertenece al grupo de los muebles ideados con m¨¢s vocaci¨®n de mensaje que voluntad de servicio.
En el pasado, era habitual aceptar el sacrificio de cierta parte de la funci¨®n, de la econom¨ªa o de la comodidad, para dejar sitio a la belleza. Aunque el mueble siempre ha llevado aparejada la representaci¨®n de cierto estatus con la utilidad, solo unos pocos, los que sintetizaban el ideario de un movimiento art¨ªstico, nac¨ªan con mayor vocaci¨®n representativa que funcional. Los nuevos plazos de esta industria ¨Ccada vez m¨¢s cercanos a los del negocio de la moda- rompieron ese proceder. Con muebles nuevos cada temporada, lo que dicen las sillas ¨Cy ahora los sof¨¢s- se ha vuelto m¨¢s importante que el uso original para el que fueron ideados.
En el escaparate del ¨²ltimo Salone de Mil¨¢n, las cuatro dise?adoras suecas del estudio Front propusieron recuperar el uso m¨²ltiple del triclinium romano ¨Cque serv¨ªa para descansar y conversar mientras se com¨ªa y se beb¨ªa-. Con ese mismo nombre bautizaron una pieza met¨¢lica completada con diversos almohadones que sirve para trabajar, ver televisi¨®n, leer o dormir, un triclinium contempor¨¢neo que en su versi¨®n, que produce la empresa Moroso, se deja acabar de definir por el usuario.
Los nuevos sof¨¢s indagan en la dif¨ªcil tarea de escapar del orden cartesiano que lleva a?os ocupando el centro de los salones. Por eso el autor del rascacielos neoyorquino One World Trade Center, Daniel Libeskind, ha ideado un modelo que a¨²na la necesidad de condensarse en un espacio peque?o con la voluntad de disfrazar su presencia con un dise?o escult¨®rico y con la ambici¨®n de, como le sucediera a Novembre, sorprender al usuario. As¨ª, su sof¨¢ Gemma ¨Cque tambi¨¦n produce Moroso- remite como su nombre indica a las piedras preciosas talladas para convertirse en joyas. La sorpresa es que un diamante resulte blando, mullido y c¨®modo como asiento.
El precio de reinventar lo que ya est¨¢ resuelto consiste en caer en el exceso. El sof¨¢ de Novembre no se cae. Usted tampoco lo har¨¢ si decide sentarse en ¨¦l. Pero algo podr¨ªa estar cay¨¦ndose cuando la broma se convierte en mercanc¨ªa. Cuando la sorpresa se vende como si fuera a sorprender siempre se corre el riesgo de que termine convertida en un chiste conocido y cansino.
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