Refugiados de segunda
Inmigrantes subsaharianos se enfrentan a agentes de la guardia civil en la valla de Melilla en 2014. /A. Ruiz
AUTOR INVITADO: KOSSI SIM?ON ATCHAKPA
Desde que la tr¨¢gica noticia de la muerte de Aylan Kurdi, el ni?o sirio cuyo cuerpo sin vida fue encontrado en una playa turca sacudi¨® los medios de comunicaci¨®n internacionales, la percepci¨®n europea de la crisis humanitaria de Oriente pr¨®ximo ya no parece ser la misma. La actitud y el l trato hacia los refugiados sirios ha cambiado radicalmente, al menos, a nivel de los ciudadanos. Da que pensar que el desgraciado suceso que no es ¡ªni mucho menos¡ª una excepci¨®n en el escenario de atrocidades que sigue provocando la guerra siria; era la excusa perfecta que se necesitaba para tocar la fibra sensible de los europeos. Como si de una epidemia contagiosa se tratara, la ola de empat¨ªa y de solidaridad, de repente, se apoder¨® de una buena parte de la sociedad europea. Y tal fue su transformaci¨®n que, ante la pasividad y la inacci¨®n de las propias instituciones europeas, se observa un gran inter¨¦s y una clara preocupaci¨®n de la ciudadan¨ªa que no tardan en transformarse en iniciativas solidarias para dar respuesta a las urgencias.
En Espa?a, por ejemplo, estos tipos de iniciativas de solidaridad se han multiplicado. Ciudades como Barcelona, Madrid, M¨¢laga, Zaragoza, Valencia, A Coru?a, y Pamplona se han declarado ciudades-refugio mientras los ciudadanos siguen organiz¨¢ndose a trav¨¦s de las redes sociales para ayudar a los sirios que buscan acogida. Entre otras plataformas destacan: Bienvenidos Refugiados-Espa?a, Ayuda a refugiados Zaragoza, Ayuda a refugiados sirios en Elche, Plataforma de ayuda a refugiados-Murcia, o Red asturiana de familias de acogida. Lo menos que se puede decir es que la toma de conciencia sobre esta crisis humanitaria ya es una realidad irreversible en Europa. Adem¨¢s, es cierto que los medios de comunicaci¨®n han sido clave en este proceso. Varios han sido los reportajes, as¨ª como los documentales que se han sumado a los cuantiosos art¨ªculos de prensa y a los informativos televisivos y radiof¨®nicos para dar visibilidad al drama sirio.
Para m¨ª, la movilizaci¨®n social y medi¨¢tica en torno a la situaci¨®n de los que huyen del conflicto armado en Siria e Irak es motivo de alegr¨ªa. Me quedo admirado, incluso agradecido por los efectos positivos de esta potente asociaci¨®n entre medios de comunicaci¨®n y sociedad, capaz de censurar la hipocres¨ªa institucional en la que se instal¨® la Uni¨®n Europea y la falta de sensibilidad de sus instituciones.
Sin embargo, a pesar de alegrarme por esta movilizaci¨®n socio-humanitaria y medi¨¢tica de Europa hacia los refugiados de Oriente Pr¨®ximo, no puedo evitar expresar mi perplejidad ante la falta de empat¨ªa y la poca solidaridad con aquellas personas que tambi¨¦n huyen de otras guerras desde otros puntos del planeta, en este caso, de ?frica. La cuesti¨®n no suscitar¨ªa debate si el continente africano no fuera el que m¨¢s conflictos armados registra. En 2014, por ejemplo, de los 36 conflictos b¨¦licos en todo el mundo, acumul¨® el mayor n¨²mero por continente: 13 en total por delante de Asia, con 12, y m¨¢s lejos de los seis de Oriente Medio. En este contexto, es realmente extra?o que no se hablara del caso de los refugiados africanos o que sus sangrientas guerras no tuvieran tanta repercusi¨®n en los medios de comunicaci¨®n de Europa en general y de Espa?a en particular.
Sud¨¢n, Libia, Somalia, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC), Mal¨ª y Rep¨²blica Centroafricana son algunos de estos pa¨ªses donde el extremismo pol¨ªtico o el fanatismo religioso causa diariamente dramas inimaginables. Pero ?qui¨¦n se preocuparealmente de informar de forma merecida sobre ello? Es como si un trato t¨¢cito lo impidiese. De hecho, son conflictos olvidados y sus v¨ªctimas, invisibles al resto del mundo.
Al igual que en otras partes del mundo, las guerras en ?frica son crueles, causan terror y horror. Pues no son menos macabras que las de otras zonas del mundo. El sello de identidad de una guerra sea en RDC o en Irak, en Ucrania o en Libia, siempre han sido las atrocidades masivas fuera del alcance de la raz¨®n humana. Matan los bombardeos tanto en Sud¨¢n como en Siria con su cortejo de v¨ªctimas inocentes. Pero aqu¨ª en Europa ?preocupa de verdad la desesperaci¨®n, la angustia y la situaci¨®n de desamparo de tantos africanos que, como sirios o iraqu¨ªes, huyen del mismo drama en busca de la misma protecci¨®n? Nada m¨¢s lejos de la realidad. Se les deniega incluso la eventualidad de llegar a ser refugiados. Claro, aqu¨ª los t¨®picos quisieron que ?frica sea sin¨®nimo de miseria, de epidemias, de pobreza, etc. El clich¨¦ caricaturesco habitual del continente, es decir, el ?frica salvaje y miserable, a pesar de los avances, se niega a cambiar.
A partir de esta premisa, la llegada de cualquier africano a un territorio europeo se percibe exclusivamente en t¨¦rminos de ¡°inmigraci¨®n econ¨®mica¡±, con lo que el inmigrante africano queda excluido, a priori, del grupo de aquellas personas movidas por otras razones migratorias tales como la b¨²squeda de protecci¨®n internacional.
En efecto, de los miles de subsaharianos que llegan a las costas europeas en pateras o cayucos, no vienen todos con el objetivo de enriquecerse en Europa; muchos de ellos lo hacen huyendo del horror de las guerras y buscando un lugar seguro donde vivir mejor. Pero parece que a los africanos nadie se los cree ni se los relaciona con esta realidad. No se les pregunta de d¨®nde vienen ni por qu¨¦ vienen, con el fin de distinguir y proteger a aquellos que proceden de un pa¨ªs desgarrado por la guerra. Por eso muchos, al igual que Aylan, se quedaron en el camino. Porque sus gritos de auxilio no consiguieron llegar a los o¨ªdos de una Europa demasiado sorda, a menudo, indiferente e insensible a la crisis humanitaria en ?frica.
Migrantes africanos en el momento de ser rescatados en el mar Mediterr¨¢neo el pasado 16 de mayo. / Giorgos Moutafis - SOS MEDITERRANEE via AP
Lo cierto es que, hasta el d¨ªa de hoy, la problem¨¢tica de los refugiados africanos que tratan, en vano, de buscar cobijo en Europa no est¨¢ en el foco medi¨¢tico. Sencillamente porque el tema parece interesar muy poco a Europa y sus potentes grupos de comunicaci¨®n. Todos hemos sido testigos de c¨®mo los medios de comunicaci¨®n han logrado sensibilizar a la masa sobre el caso sirio; todos hemos admirado el impacto positivo de esta ¡°campa?a¡± medi¨¢tica sobre la sociedad europea, en su conjunto, a favor del pueblo sirio. Entonces, ?por qu¨¦ esta especie de omerta cuando alg¨²n drama social parecido ocurre sobre el continente africano? ?Por qu¨¦ a unos s¨ª y a otros no? No podemos consentir que se siga negando a esa pobre gente su derecho a la protecci¨®n internacional.
Lejos de mi intenci¨®n est¨¢ cuestionar la labor de sensibilizaci¨®n de la prensa europea y la apreciable movilizaci¨®n de la ciudadan¨ªa a favor de la crisis migratoria de Oriente Pr¨®ximo. Tan solo me indigna el doble rasero de los Gobiernos europeos, as¨ª como de los medios de comunicaci¨®n a la hora de tratar el tema de los refugiados de origen africano. Esta insensibilidad con la que Europa contempla las crisis humanitarias provocadas por las guerras en el continente africano da que pensar que existen, lamentablemente, refugiados de segunda.
Kossi Sim¨¦on Atchakpa es periodista togol¨¦s refugiado en Espa?a y fundador de Afroredinfo.com
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