?scar de la Renta, en el Apple Watch

En San Francisco, polo tecnol¨®gico, les gusta rememorar su pasado hippie y su papel como crisol de culturas. No es raro que se definan como una intersecci¨®n entre tecnolog¨ªa, arte y dise?o. Tampoco lo es que de esa mezcla naciera un fen¨®meno social y creativo como Instagram. Ese gusto por explorar nuevos caminos tiene como resultado una sorprendente retrospectiva sobre el dise?ador ?scar de la Renta (Santo Domingo, 1932- Kent, 2014), en la que el reloj de Apple ha desempe?ado un papel relevante.

Durante dos meses, el Museo de Bellas Artes De Young, ubicado en el centro del parque Golden Gate, ha expuesto una espectacular retrospectiva del fallecido modista dominicano. Toda la planta baja del museo ha estado dedicada a explorar su creatividad combinando atm¨®sfera y contexto sobre cada una de sus fases. Un total de 130 vestidos que han reflejado la influencia y proyecci¨®n de De la Renta como un puente entre las modas del siglo XX y el XXI.

Los inicios de su carrera fueron en una Espa?a todav¨ªa con tintes ca?¨ª, donde el flamenco y los colmados ocupaban un lugar especial. Eran los cincuenta, el turismo y la apertura al exterior todav¨ªa quedaban lejos. Sin embargo, supo aprovechar las ense?anzas de Balenciaga para comenzar a labrarse un hombre. Tras su llegada en 1951 a Madrid, consigui¨® empleo fijo en 1954 y se consagr¨® en el ambiente local en 1956, con un vestido para Beatriz Cabot Lodge, hija del entonces embajador de Estados Unidos en Espa?a. Fue as¨ª como tuvo su primera aparici¨®n en la revista Life y se le abrieron las puertas en Par¨ªs. Sin complejo alguno, la muestra inclu¨ªa un capote de brega en las manos del maniqu¨ª central.

Los sesenta fueron para el dise?ador para explorar Nueva York, donde comenz¨® la cascada de premios. En 1969, ya con pasaporte estadounidense, decidi¨® establecer su firma. Para entonces ya era conocido por ser el dise?ador predilecto de Jacqueline Kennedy.

De sala en sala, organizada la progresi¨®n de su estilo y c¨®mo la opulencia de Versalles le avasall¨® en los setenta. Una d¨¦cada despu¨¦s reflej¨® la agitaci¨®n ochentera en la cresta del ¨¦xito. La inspiraci¨®n en la flora y jardines y algunos gui?os a los pa¨ªses del Este era el final de una exposici¨®n completa y bien contada.

Con solo una mirada en la mu?eca y unos cuantos toques al Apple Watch, se consegu¨ªa ir de sala en sala conociendo con todo detalle la evoluci¨®n del protagonista, escuchando testimonios de modelos, admiradores y editores de las grandes revistas de moda internacionales. Andr¨¦ Leon Talley, exdirector de la edici¨®n americana de Vogue, ha sido el comisario de la muestra. ¡°Para m¨ª ha sido un privilegio sacar de mi mente tantos y tantos recuerdos despu¨¦s de la estrecha amistad que mantuvimos, y tambi¨¦n de la relaci¨®n profesional. Mi meta es destacar la extraordinaria profundidad de ?scar desde los inicios hasta el final de sus cinco d¨¦cadas de actividad¡±, relata.

El Apple Watch sabe en todo momento ante qu¨¦ pieza se encuentra el espectador. Para conseguir este efecto han contado con beacons, como se denomina a peque?os sensores que emiten se?ales y dan referencias de posicionamiento a m¨®viles, aunque en este caso haya sido al reloj. Uniendo una red de radiofrecuencia y una wifi, disponible para todos los visitantes en cualquier punto del museo, se consegu¨ªa su localizaci¨®n. El contenido se descarga en el m¨®vil (texto, im¨¢genes y archivos de audio), que llega al reloj a trav¨¦s de la conexi¨®n bluetooth entre ambos.

Por supuesto, no era necesario contar con el complemento para disfrutar del recorrido, pero encaja con la visi¨®n de Apple. El reloj es un aparato que quieren posicionar como un objeto de deseo relacionado con la moda. De ah¨ª su colaboraci¨®n con Herm¨¨s para hacer algunas de las ¨²ltimas correas de sus bolsos. Contar con ello ofrece una experiencia m¨¢s rica y profunda que si se usasen los tradicionales aud¨ªfonos o la aplicaci¨®n para el m¨®vil. Tambi¨¦n ofrece algo para relatar a generaciones venideras: ¡°Yo viv¨ª cuando los museos empezaron a usar wearables¡±.