?Cada d¨ªa m¨¢s olvidadizo? Lo suyo tiene nombre: 'demencia del preocupado'
Identifique si padece los s¨ªntomas de este nuevo trastorno moderno

Vivimos en una sociedad obsesionada con la productividad, en la que se premia realizar el mayor n¨²mero de tareas en el menor tiempo posible. Este super¨¢vit de responsabilidades al que nos enfrentamos, unido a la sensaci¨®n de estar continuamente conectados a trav¨¦s del smartphone y otros dispositivos, deteriora la calidad de las labores que se llevan a cabo, lo que conduce a una irremediable impresi¨®n de fracaso. Percibir continuamente que se tiene algo pendiente, y sufrir por no poder alcanzar el ¨¦xito en todos los aspectos vitales, se ha venido a denominar la demencia del preocupado, concepto recientemente acu?ado por la neur¨®loga Frances Jensen, autora del libro El cerebro adolescente (RBA).
"El s¨ªndrome parece una demencia [p¨¦rdida o debilitamiento de las facultades mentales, que se caracteriza por alteraciones de memoria, raz¨®n o conducta], pero en realidad es solo algo que ocurre debido a las continuas y constantes preocupaciones. Creo que le pasa a mucha gente. Nuestro cerebro no puede cambiar de cometido de una manera tan r¨¢pida como la que nos reclama el d¨ªa a d¨ªa, as¨ª que perdemos la atenci¨®n, y despu¨¦s nos olvidamos de lo que ten¨ªamos que hacer", cuenta Jansen.
Qu¨¦ nos ha llevado a esto
El t¨¦rmino multitasking (multitarea, en espa?ol) fue creado en 1965 por inform¨¢ticos estadounidenses para referirse a las m¨²ltiples funciones que pod¨ªa ejecutar un ordenador en aquel momento. En la actualidad, esta palabra nos remite a la capacidad humana de prestar atenci¨®n a muchas actividades al mismo tiempo. La psic¨®loga Isabel Garc¨ªa asegura que este fen¨®meno no es reciente: ¡°Las figuras maternas tradicionales llevan poni¨¦ndolo en pr¨¢ctica desde siempre, pero es ahora, con la implementaci¨®n en la vida diaria de los medios electr¨®nicos, cuando se ha extrapolado a otros ¨¢mbitos de nuestra vida y se le ha dado visibilidad¡±.
Para la experta, este exceso de obligaciones responde a una cuesti¨®n de violencia estructural. ¡°La multitarea se nos vende de infinitas maneras que, en ocasiones, pueden resultar atractivas o inevitables: es cool y si no puedes con todo es que no eres un buen profesional o no has conseguido exprimir el curso al m¨¢ximo. En Occidente se fomenta un modelo productivo en el que hay que competir de manera continua para estar al d¨ªa, pero resulta casi imposible seguir el ritmo porque el nivel de tramas y posibilidades es infinito y absolutamente inabarcable¡±.
Cu¨¢les son las soluciones
Si no entiende por qu¨¦ su productividad es cada vez menor pese a que su esfuerzo se incrementa d¨ªa a d¨ªa, puede ser que sufra esta demencia, con otros s¨ªntomas como la mala concentraci¨®n y un sentimiento de indecisi¨®n perpetuo. ¡°Estar siempre alerta es agotador, y el presentimiento de que constantemente hay algo que se nos escapa nos causa hast¨ªo. Combatirla pasa por frenar el ritmo y preguntarse a qu¨¦ queremos dedicar el d¨ªa. Solo a partir de ese momento empezaremos a eliminar todos aquellos a?adidos que no necesitamos en nuestra vida; seleccionar entre actividades y tomar decisiones hace que todo se vuelva un poco m¨¢s claro¡±, aconseja Garc¨ªa. Valore su caso concreto. ¡°Todo el mundo tiene distintos ritmos y formas de afrontar su rutina. Algunos prefieren madrugar y otros trabajar por la noche; hay gente a la que le gusta intercalar faenas para no aburrirse y otra est¨¢ m¨¢s a gusto concentr¨¢ndose en una sola labor hasta que la termina", prosigue: "Normalmente, se ignoran cuestiones como la familia, las enfermedades, o las personas que tenemos a nuestro cargo, pero son variables que tienen un gran peso en la manera en la que configuramos nuestra vida¡±. Si nuestra situaci¨®n personal nos hace sentir sobrepasados, Garc¨ªa recomienda buscar ayuda en otras personas y generar a nuestro alrededor redes de apoyo que nos resten algo de trabajo.
No es un problema balad¨ª. Un informe de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) asegura que el estr¨¦s "es la causa de entre 50% y 60% de todas las jornadas laborales perdidas, un costo enorme humano y econ¨®mico¡±. La organizaci¨®n encuentra su explicaci¨®n en diferentes factores: ¡°Exceso de informaci¨®n, intensificaci¨®n de las obligaciones, mayores exigencias de movilidad y flexibilidad, estar siempre disponible debido a la tecnolog¨ªa y, por ¨²ltimo, pero no menos importante, el miedo a perder el puesto¡±.
El estr¨¦s es la causa de entre 50% y 60% de todas las jornadas laborales perdidas, un costo enorme humano y econ¨®mico
La respuesta de las empresas
Para contribuir a frenar este ritmo de trabajo y evitar la dichosa 'demencia', algunas compa?¨ªas han decidido implantar jornadas laborales de seis horas, que permiten a sus empleados disfrutar de un mayor tiempo de ocio. Un buen ejemplo de ello son las instalaciones de Toyota, en la ciudad de Gotemburgo (Suecia). Sus empleados llevan trece a?os saliendo dos horas antes que el resto de los europeos. La puesta en marcha de esta medida se ha traducido en un n¨²mero inferior de bajas y una mayor productividad.
En el blog de la consultora Adecco se ofrece una receta aparentemente sencilla: reducir las distracciones y evitar la multitarea. Seg¨²n la empresa, tendemos a pensar que la mejor opci¨®n es realizar el mayor n¨²mero de quehaceres en el menor intervalo posible, pero casi nunca es as¨ª. ¡°Acaba repercutiendo en la concentraci¨®n y en la calidad. Podemos equivocarnos con facilidad y terminar teniendo que volver a hacer lo ya hecho¡±, aseguran.
Eso s¨ª: nada de esto sirve si usted sigue pegado al m¨®vil al acabar la jornada. "Debemos volver a conectar con nosotros mismos, empezar a escuchar a nuestro cuerpo y tener en cuenta nuestra inquietudes y todo lo que nos hace felices", concluye Isabel Garc¨ªa. ?De verdad no hay nada que le motive m¨¢s que pasar la pr¨®xima hora pegado a las redes sociales? Pues eso.
La sobrecarga tiene nombre de mujer
Las m¨¢s afectadas por este sistema de valores son las f¨¦minas. ¡°Es crucial que aquellas que se encuentren sobrecargadas puedan delegar sus cometidos en otras personas. Solo as¨ª podr¨¢n dedicar tiempo a quienes son en realidad¡±, recomienda la psic¨®loga. Aun as¨ª, no siempre es f¨¢cil. ¡°Lo primero es que comprendan que est¨¢n en su derecho de hacerlo; normalmente, la culpa tiene mucho peso en ellas y eso les impide poder pensar de manera exclusiva en s¨ª mismas¡±, se lamenta la terapeuta.
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